Este libro es uno de los primeros de su tipo en convertir a las mujeres en el punto de entrada a la historia de los psicodélicos ¡Conoce más!
Chacruna se complace en anunciar el lanzamiento en habla hispana de una nueva antología de imprescindibles textos, enfocados en el rol histórico de las mujeres en la cultura psicodélica.
Hermina Browne y Helen Bonny son dos figuras revolucionarias en la historia del uso de la música en la terapia psicodélica. A medida que navegamos por el renacimiento psicodélico actual, podemos aprender mucho de su trabajo.
A medida que aumenta la popularidad de la ayahuasca en todo el mundo, también aumentan de manera alarmante los incidentes de abuso sexual de mujeres.
Aquí vemos una política femenina de la vida, lo que demuestra que la capacidad de ser tomada está más cerca de la acción política que de una supuesta pasividad doméstica femenina.
Habiendo crecido entre México y Alemania, la Dra. Anja Loizaga- Velder, decidió convertirse en un puente entre la medicina tradicional indígena y la psicología occidental.
Anaïs Nin escribió sobre Timothy Leary en su diario. A ella no le gustaba. Pero, ¿qué tiene esto que ver con la experiencia y la política estadounidense?
El lugar de la ayahuasca en las prácticas curativas de los mestizos e indígenas peruanos apareció ampliamente en el trabajo de Marlene Dobkin de Rios como antropóloga médica y psicoterapeuta transcultural.
¿Qué les falta a nuestros movimientos actuales que tuvo el movimiento psicodélico de los años 60 y 70? Kathleen Harrison dice que es esperanza.
Esta colección de ensayos cortos examinará el lugar de la mujer en la historia de los psicodélicos. Si bien algunas de las protagonistas de este libro son claramente pioneras por derecho propio, los autores de esta colección van más allá de simplemente agregar mujeres al pasado para también explorar algunas de las formas más significativas en que las mujeres han contribuido al conocimiento psicodélico.
Para algunos, Rosemary era la esbelta y bella esposa de Timothy Leary, quien a menudo aparecía a su lado durante las entrevistas para la prensa; para otros, es un ícono de la moda cuya influencia fue elogiada recientemente en la revista Vogue. Para la comunidad psicodélica y la contracultura, es una figura heroica en la Guerra contra las Drogas que se aferró a sus principios y se negó rotundamente a dar nombres a las autoridades federales.
Nueva York fue el cimiento que alimentó la curiosidad de Yvonne; la llevó a los nodos de producción artística en Manhattan y luego al Área de la Bahía de San Francisco donde conoció a su compañero de vida, Juan, y continuó la experiencia de vincular estados alterados con compromisos cada vez más profundos con el arte.
Al comienzo de sus memorias, Rosemary escribe: “Recuperé mi libertad y ahora puedo contar mi historia”. La verdad es que Rosemary nunca pudo escribir completamente su historia porque el miedo a la autoincriminación se cernía sobre su cabeza como una espada de Damocles. Aunque era “legalmente” libre para escribir su historia, siempre estuvo agobiada por el peso del pasado.
Según el parapsicólogo Stanley Krippner, Lauretta Bender se retiró a propósito de los debates en torno al LSD para protegerse y preservar su reputación como médica, aunque en privado estaba muy entusiasmada con los psicodélicos; de manera reveladora, había leído The Doors of Perception de Huxley y usaba la palabra psicodélico en 1966.