A Dra. Bia Labate (Beatriz Caiuby Labate) é antropóloga, educadora, autora, palestrante e ativista, comprometida com a proteção de plantas sagradas e com a ampliação das vozes de comunidades marginalizadas no campo da ciência psicodélica. Como antropóloga brasileira queer radicada em São Francisco, ela tem sido profundamente influenciada por suas experiências com a ayahuasca desde 1996. A Dra. Labate é Ph.D. em antropologia social pela Universidade de Campinas (UNICAMP), no Brasil. Seu trabalho se concentra em medicamentos à base de plantas, política de drogas, xamanismo, ritual, religião e justiça social. Ela é diretora executiva do Instituto Chacruna de Plantas Psicodélicas Medicinais e atua como especialista em educação pública e cultura na Associação Multidisciplinar de Estudos Psicodélicos (MAPS). Além disso, ela é Visitante do Centro de Estudos Superiores em Teologia em Berkeley. Além disto, é Consultora da Coalizão de Líderes Veteranos pela Saúde Mental. A Dra. Labate também é co-fundadora do Grupo Interdisciplinar de Estudos Psicoativos (NEIP) no Brasil e editora de seu site. Ela é autora, coautora e coeditora de 28 livros, três periódicos de edição especial e várias publicações revisadas por pares e on-line (http://www.bialabate.net).
La Dra. Bia Labate (Beatriz Caiuby Labate) es antropóloga, educadora, autora, conferenciante y activista, comprometida con la protección de las plantas sagradas, al tiempo que amplifica las voces de las comunidades marginadas en el campo de la ciencia psicodélica. Como antropóloga queer brasileña afincada en San Francisco, se ha visto profundamente influenciada por sus experiencias con la ayahuasca desde 1996. La Dra. Labate es doctora en antropología social por la Universidad de Campinas (UNICAMP) en Brasil. Su trabajo se centra en las plantas medicinales, la política de drogas, el chamanismo, los rituales, la religión y la justicia social. Es la Directora Ejecutiva del Instituto Chacruna de Plantas Psicodélicas Medicinales y trabaja como Especialista en Educación Pública y Cultura en la Asociación Multidisciplinar de Estudios Psicodélicos (MAPS). Además, es profesora visitante en la Unión Teológica de Posgrado de Berkeley y asesora de la Coalición de Veteranos Líderes en Salud Mental. La Dra. Labate es también cofundadora del Grupo Interdisciplinario de Estudios Psicoactivos (NEIP) en Brasil y editora de su página web. Es autora, coautora y coeditora de 28 libros, tres revistas de edición especial y numerosas publicaciones revisadas por pares y en línea (http://www.bialabate.net).
Henrique Antunes
El Dr. Henrique Fernandes Antunes es doctor en antropología por la Universidad de São Paulo (2019), con una pasantía de investigación como investigador visitante en la Universidad de California, Berkeley. Fue becario postdoctoral en el Centre d'Étude des Mouvements Sociaux (CEMS) de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS). Es máster en Antropología por la Universidad de São Paulo (2012) y licenciado en Ciencias Sociales (2006) y Antropología (2008) por la Universidade Estadual Paulista Júlio de Mesquita Filho (UNESP-FFC). Es miembro del grupo de investigación Religión en el Mundo Contemporáneo y becario postdoctoral en el Programa Postdoctoral Internacional del Centro Brasileño de Análisis y Planificación (CEBRAP). También es investigador del Grupo Interdisciplinario de Estudios Psicoactivos (NEIP). El Dr. Antunes está especializado en antropología urbana, antropología de la religión, antropología del secularismo y sociología de los problemas públicos. Es Coordinador del Comité Comunitario de Ayahuasca en el Instituto Chacruna.
O Dr. Henrique Fernandes Antunes é doutor em antropologia pela Universidade de São Paulo (2019), com estágio de pesquisa como pesquisador visitante na Universidade da Califórnia, Berkeley. Foi bolsista de pós-doutorado no Centre d'Étude des Mouvements Sociaux (CEMS) da École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS). Possui mestrado em Antropologia pela Universidade de São Paulo (2012) e graduação em Ciências Sociais (2006) e Antropologia (2008) pela Universidade Estadual Paulista Júlio de Mesquita Filho (UNESP-FFC). É membro do grupo de pesquisa Religião no Mundo Contemporâneo e pós-doutorando no Programa Internacional de Pós-Doutorado do Centro Brasileiro de Análise e Planejamento (CEBRAP). É também pesquisador do Núcleo Interdisciplinar de Estudos Psicoativos (NEIP). Dr. Antunes é especialista em antropologia urbana, antropologia da religião, antropologia do secularismo e sociologia dos problemas públicos. É coordenador do Comitê Comunitário de Ayahuasca do Instituto Chacruna.
Perspectivas divergentes sobre el “Renacimiento psicodélico”
En los últimos años, los psicodélicos han cautivado la imaginación del público en general, de los científicos y de los responsables políticos. Sus potenciales aplicaciones terapéuticas, las arraigadas tradiciones y el floreciente cuerpo de investigación científica presentan un fascinante mosaico de perspectivas. Sin embargo, como cualquier relato intrincado, la experiencia de los psicodélicos está determinada por el contexto y el punto de vista de cada observador, lo que da lugar a un caleidoscopio de significados y prioridades. Desde las prácticas espirituales indígenas hasta los marcos terapéuticos contemporáneos, las diversas aplicaciones de estas sustancias revelan ricas oportunidades e importantes retos.
La terminología utilizada para describir la actual oleada de interés por los psicodélicos —por ejemplo, “renacimiento psicodélico” o “resurgimiento psicodélico”- es crucial para determinar cómo percibimos este fenómeno. Cada término conlleva connotaciones distintas que influyen en la comprensión y el discurso públicos. El término “renacimiento psicodélico” ha sido criticado en los círculos progresistas por su legado y connotaciones imperialistas. Algunos autores prefieren el término “resurgimiento” para enfatizar una continuidad histórica con las prácticas tradicionales en lugar de enmarcarlo como un movimiento novedoso. Sin embargo, se podría argumentar que el término “resurgimiento” también se basa principalmente en una narrativa del Norte Global, ya que no refleja necesariamente los contextos históricos y culturales del Sur Global, donde el uso de estas sustancias tiene su trayectoria, en muchos sentidos, independiente del aumento externo del interés.
El debate sobre estos términos no es meramente académico; también tiene importantes implicaciones políticas. La forma en que se categorizan los psicodélicos puede afectar a la financiación, los enfoques reguladores y la narrativa social más amplia en relación con la salud mental y el bienestar. Los críticos de uno u otro término destacan que estas distinciones influyen en la forma en que abordamos las cuestiones del acceso, la equidad y el potencial de daño o beneficio en el contexto del consumo de psicodélicos. Estos u otros marcos tienen el poder de determinar la dirección de la investigación, la política y la percepción pública; la elección de la terminología es una consideración vital en los debates en torno a los psicodélicos.
Además, los críticos expresan su preocupación por el riesgo de que la creciente comercialización de psicodélicos —en entornos religiosos, terapéuticos y de retiros— suponga una mercantilización de los conocimientos y prácticas indígenas tradicionales. Esta tensión plantea cuestiones éticas sobre la posible reproducción de dinámicas coloniales en las que lo sagrado se convierte en comercializable. Dentro de la comunidad científica, las opiniones divergen; mientras que algunos anuncian los psicodélicos como tratamientos innovadores para enfermedades como el TEPT y la depresión, otros advierten contra las afirmaciones exageradas. El panorama normativo es aún más complejo, ya que los países se debaten entre la despenalización, los protocolos de seguridad y el posible uso indebido. Estos debates se hacen eco de tensiones sociales más amplias en torno a la salud mental, la espiritualidad y la ética de la alteración de la conciencia, transformando el panorama psicodélico en un terreno polifacético que requiere una navegación cuidadosa.
En Estados Unidos, el panorama de los psicodélicos, antaño alimentado por grandes esperanzas de aplicaciones terapéuticas revolucionarias, se enfrenta ahora a un momento crucial de ajuste de cuentas. El reciente rechazo de la MDMA como opción terapéutica para el trastorno de estrés postraumático por parte de la FDA no solo ha echado por tierra las expectativas, sino que también ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de un movimiento que dependía en gran medida de la aprobación reglamentaria y del entusiasmo de los inversores. Este desencanto ha provocado una retirada de la financiación y la innovación, lo que ha llevado a muchas nuevas empresas a replantearse sus estrategias o incluso a cerrar sus puertas. A medida que el sector se contrae, crece la conciencia de que el movimiento debe hacer un serio examen de conciencia y revisar sus principios fundacionales para recuperar el impulso y la confianza. Fomentando el diálogo abierto y la transparencia, el movimiento psicodélico puede empezar a redefinirse, creando un marco resistente que valore la práctica ética, la educación, la reducción de daños y la reciprocidad por encima de los beneficios, y que honre las diversas voces que han formado parte de esta narrativa durante mucho tiempo y que actualmente están desatendidas o silenciadas. Al hacerlo, el movimiento psicodélico puede impulsar un nuevo conjunto de conversaciones basadas en una visión colectiva para un futuro aún incierto, incorporando urgentemente perspectivas sólidas del Sur Global. Examinaremos aquí el papel de países como México, Brasil, Uruguay y Argentina, aunque excluimos notablemente referencias a países como Perú, Colombia, Chile, Ecuador y otros que esperamos puedan ser explorados más a fondo en futuros escritos.
México
México es un centro crucial para las plantas y los hongos psicodélicos, profundamente arraigados en las tradiciones indígenas, en particular entre los mazatecos y los Wixárika que utilizan desde hace mucho tiempo los hongos psilocibios y el peyote en prácticas espirituales y curativas. México también alberga la mayor diversidad de flora y fauna psicodélicas del mundo, con una gran variedad de plantas y hongos psicoactivos, como los hongos psilocibios, el peyote y la salvia divinorum, entre otros. “Existen aproximadamente 54 grupos indígenas distintos, cada uno con sus propias prácticas culturales y creencias sobre el uso de 4500 especies de plantas medicinales. Algunos de los principales grupos que siguen utilizando estos hongos en la actualidad, además de los mazatecos, son los nahuas, mixtecos y zapotecas, entre otros. Esta biodiversidad se entrelaza con las tradiciones culturales y espirituales del país y crea un paisaje especial tanto para las prácticas indígenas como para la investigación científica.
El país también ha desempeñado un papel fundacional en la ciencia psicodélica, sobre todo a través de Salvador Roquet, pionero en el intento de fusionar las prácticas indígenas con la investigación moderna para ofrecer tratamientos curativos a pacientes no indígenas. A pesar de sus controvertidos métodos, ha ejercido una gran influencia en el trabajo clandestino y también en el establecimiento de parámetros para la terapia asistida con psicodélicos, un tema que merece una mayor investigación.
Actualmente, la investigación científica en México sobre psicodélicos se enfrenta a obstáculos, como ejemplifica la lucha de años de Anja Loizaga para obtener un permiso para realizar estudios con ayahuasca. A pesar de estos obstáculos, existen estudios preliminares sobre la psilocibina en ratones y algunos trabajos sobre la ketamina.
El aumento de las ceremonias de ayahuasca entre los viajeros internacionales ha contribuido a situar a los psicodélicos en el primer plano de la intervención pública, con 23 casos legales en México registrados en 2023-2024 por la organización sin ánimo de lucro ICEERS (International Center for Ethnobotanical Education, Research, and Service) a través de su boletín. Además, el turismo relacionado con el peyote y los hongos se está expandiendo en las comunidades indígenas tradicionales junto con un aumento significativo en el número de retiros centrados principalmente en una clientela del Norte Global, incluyendo ayahuasca, hongos psilocibios y 5MeO DMT.
También existe una sólida clandestinidad de clínicas de iboga e ibogaína en el país; a menudo, los retiros, las clínicas y los círculos ceremoniales presentan erróneamente su situación como legal y se benefician de una zona gris normativa y de la falta de aplicación de la ley. Este escenario crea posibilidades para prácticas con psicodélicos que no están permitidas en EEUU. Esto tiene ventajas, pero conlleva riesgos y plantea la cuestión de cuáles son los beneficios de esta expansión para las comunidades locales.
Mientras que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (2019) aprobó el consumo de cannabis para adultos en 2021, la despenalización de la psilocibina (Senado de la República, 2023) sigue ganando terreno, influenciada por movimientos internacionales. A pesar de los numerosos esfuerzos de reforma, muchos de ellos no han incluido una consulta adecuada con los pueblos indígenas, lo que ha provocado una reacción violenta en estas comunidades. Mientras México navega por la intersección de tradiciones ancestrales y comercialización, se enfrenta a retos constantes en relación con los derechos de los indígenas y la protección del medio ambiente.
Brasil
El continente está siendo testigo de un importante auge de la investigación y la ciencia psicodélicas. Brasil cuenta con una cultura vibrante y en evolución centrada en las plantas psicodélicas, que combina prácticas indígenas tradicionales con usos religiosos y un creciente interés por su potencial terapéutico. Brasil es el tercer país del mundo en cuanto a investigación científica de impacto en este campo, sólo por detrás de Estados Unidos y el Reino Unido.
A la vanguardia de esta exploración se encuentra la ayahuasca, que se ha convertido en el centro de la investigación sobre su potencial terapéutico. El innovador estudio clínico realizado en la Universidad Federal de Rio Grande do Norte (UFRN) exploró los efectos de la ayahuasca en la depresión, incorporando un grupo placebo, lo que la convierte en pionera en el campo mundial de los psicodélicos. Estos estudios históricos proporcionan una validación clínica de lo que las comunidades indígenas y espirituales reconocen desde hace tiempo sobre las propiedades curativas de la ayahuasca. Del mismo modo, las investigaciones sobre la DMT están cobrando impulso, con nuevos ensayos clínicos que evalúan su potencial para tratar afecciones como la depresión y el TEPT.
Vale la pena señalar que estos estudios con DMT vaporizada están diseñados para ser introducidos más fácilmente en el Sistema Universal de Salud brasileño (conocido como Sistema Único de Saúde, SUS), tratando de desarrollar un método de acción corta y no invasiva para utilizar un psicodélico, creando un nuevo uso contemporáneo de una planta medicinal tradicional brasileña, el árbol de Jurema (Mimosa tenuiflora). A pesar de los esfuerzos por regular la ayahuasca con fines religiosos, el estatus legal más amplio de los psicodélicos sigue estancado. Esto se debe al creciente conservadurismo entre la población y el poder legislativo, que no sólo ha obstaculizado el avance de la regulación del cannabis medicinal, sino que también ha sofocado cualquier debate sobre los psicodélicos.
En el aspecto normativo, Brasil comparte algunas características con México, combinando usos tradicionales, zonas grises legales y falta de aplicación de la ley, lo que permite la aparición de un conjunto creativo de posibilidades. Existe un entorno legal favorable al uso de la iboga, una planta psicoactiva utilizada tradicionalmente en África, que está despertando interés por su potencial en el tratamiento de la adicción, especialmente la dependencia de los opiáceos. Aunque no goce del mismo reconocimiento que la ayahuasca, la iboga está ganando terreno en las comunidades terapéuticas y espirituales de Brasil. Una figura destacada de este movimiento es Bruno Rasmussen. Ha facilitado miles de casos integrando la terapia con ibogaína con la psicoterapia, ayudando a personas que luchan contra el consumo problemático de sustancias psicoactivas. Su trabajo ha contribuido al creciente conjunto de pruebas que respaldan la eficacia de la iboga y refuerzan la posición de Brasil en el movimiento mundial hacia la recuperación de adicciones basada en plantas. Bruno Gomes es otro investigador que ha sido pionero en el apoyo psicológico a los pacientes que utilizan ibogaína. También publicó sobre la escena contemporánea en torno a la iboga en Brasil y, en otro estudio, visitó y describió diferentes clínicas de ibogaína en el país. Su trabajo muestra las posibilidades, pero también los riesgos, que entraña la aparición del iboga y la ibogaína como nuevos productos comercializados en el campo poco regulado de los tratamientos brasileños de las adicciones.
Además de la ayahuasca y la iboga, Brasil también alberga una rica variedad de plantas psicoactivas, como la jurema (Mimosa tenuiflora) y el toé (Brugmansia). La jurema contiene DMT y se utiliza desde hace siglos en las comunidades indígenas y afrobrasileñas del nordeste de Brasil, sobre todo en prácticas chamánicas y religiosas. La reciente expansión del turismo de ayahuasca ha atraído a muchos extranjeros deseosos de participar en ceremonias, lo que ha suscitado complejos debates sobre las implicaciones para las poblaciones indígenas y sus tradiciones.
La cultura psicodélica de Brasil emerge así como una interacción dinámica de tradición, ciencia, espiritualidad y comercio, con la ayahuasca en el centro de este intrincado ecosistema. Mientras el país navega por este floreciente paisaje, es crucial equilibrar los beneficios de la investigación y el turismo con el respeto por las prácticas indígenas y el patrimonio cultural que sustenta el extraordinario mundo de los psicodélicos y sus tradiciones.
Uruguay
Los primeros experimentos con LSD del psiquiatra uruguayo Juan Carlos Rey Tosar en Sudamérica comenzaron en los años cincuenta y siguen siendo bastante desconocidos; otro ejemplo de historias que aún no se han contado del todo. En la actualidad, el país asiste al surgimiento de una nueva escena psicodélica impulsada tanto por la expansión de las prácticas vecinales de la tradición brasileña del Santo Daime como por un creciente interés mundial en las aplicaciones terapéuticas de estas sustancias. Incipientes grupos psicodélicos, instituciones académicas y un floreciente interés por la medicina vegetal están cultivando una comunidad centrada en el uso terapéutico y personal.
Como pionero mundial en la legislación sobre el cannabis, Uruguay hizo historia en 2013 al convertirse en el primer país en legalizar plenamente el cultivo, la venta y el consumo de cannabis recreativo. El gobierno supervisa la producción para garantizar el control de calidad y vende cannabis a través de farmacias autorizadas, permitiendo a los ciudadanos cultivar sus plantas o unirse a clubes de cannabis. El cannabis medicinal también es legal, lo que convierte al modelo uruguayo en un enfoque progresista de la política de drogas que hace hincapié en la reducción de la actividad del mercado negro al tiempo que garantiza un acceso seguro. Los críticos afirman, sin embargo, que el progreso parece más sólido en la teoría que en la realidad, ya que todavía se encarcela a personas por el consumo de cannabis. En cualquier caso, muchos creen que las políticas de drogas progresistas de Uruguay crean potencialmente un terreno fértil para debates abiertos y sirven como modelo potencial para dar forma a la opinión pública y a la política en materia de psicodélicos.
Otros sostienen que el marco jurídico que rodea a los psicodélicos sigue siendo cambiante, con una normativa estricta que limita en gran medida su uso a contextos de investigación.
La investigación interdisciplinaria sobre psicodélicos también está cobrando impulso en Uruguay, especialmente a través de iniciativas como el grupo Arché. Este grupo de investigación de la Universidad de la República (UDELAR) explora varias líneas en torno al potencial terapéutico de sustancias psicodélicas como la ayahuasca, psilocibina e ibogaina, entre otros. Al integrar la investigación científica con una visión holística de la salud mental, Arché se basa en los conocimientos de la psicología, la neurociencia y las prácticas tradicionales, contribuyendo a la evolución de la narrativa pública en torno a los psicodélicos. Esta organización ha creado el primer encuentro psicodélico del país y está manteniendo conversaciones iniciales con el gobierno (Junta Nacional de Drogas, 2023) que parecen prometedoras.
Argentina
Mientras tanto, Argentina está experimentando un renovado interés por los psicodélicos, que recuerda la época dorada de 1957 a 1967, cuando el país era un centro neurálgico para la exploración de sustancias psicoactivas en contextos terapéuticos y académicos. Influenciados por el interés mundial y el movimiento contracultural, figuras como Luiza Álvarez y Alberto Fontana fueron pioneros en la integración de los psicodélicos, en particular el LSD, en la psicoterapia. Sus estudios clínicos trataron de aprovechar los psicodélicos para acceder a pensamientos y emociones inconscientes, revelando sus beneficios potenciales para tratar trastornos psicológicos como la depresión y la ansiedad. Sin embargo, este vibrante periodo terminó abruptamente a finales de la década de 1960 debido al aumento de las normativas derivadas de la preocupación por la seguridad y el malestar social.
En la actualidad, el panorama psicodélico argentino está experimentando una revitalización a medida que las conversaciones sobre el potencial terapéutico de estas sustancias ganan fuerza en todo el mundo. Aunque los psicodélicos siguen siendo en gran medida ilegales fuera de contextos específicos de investigación, un movimiento creciente aboga por su despenalización y su incorporación a los tratamientos de salud mental. Están surgiendo organizaciones de base centradas en la educación y la defensa, mientras que las universidades y los profesionales de la salud mental están reavivando su interés por la investigación psicodélica. A pesar de la ausencia de un marco normativo oficial, está floreciendo un rico diálogo en torno a los beneficios de los psicodélicos, impulsado por el compromiso histórico de Argentina con estas sustancias y el auge mundial de la investigación científica que explora su eficacia en el tratamiento de afecciones como el TEPT y la depresión.
Lecciones del Sur Global
Este breve testamento es una prueba de que el Sur Global ofrece ideas y perspectivas inestimables sobre los psicodélicos que contrastan fuertemente con las del Norte Global, destacando la necesidad de desarrollar normas únicas en lugar de limitarse a imitar las prácticas del Norte. En países como Brasil y México, las ciencias sociales desempeñan un papel fundamental en la configuración de la investigación y la terapia psicodélicas, y existe una importante bibliografía que el mundo anglosajón desconoce en gran medida. También hay novedades potenciales en el ámbito de las políticas de salud pública. Por ejemplo, en Brasil se está produciendo un activismo encaminado a integrar los psicodélicos en el SUS, lo que supone un marcado alejamiento de los modelos sanitarios privatizados que prevalecen en Estados Unidos.
La integración cultural de la ayahuasca en Brasil ha promovido un enfoque más creativo y experiencial de la investigación, con estudiosos que comparten experiencias personales que enriquecen el discurso académico. Empiezan a surgir nuevos diálogos Sur-Sur que mejoran el intercambio de conocimientos, como las intersecciones entre las prácticas indígenas africanas de la iboga, la cultura médica de la iboga y las religiones brasileñas de la ayahuasca. A medida que aumenta el interés mundial por los psicodélicos, se abre una gran oportunidad para inspirarse en las prácticas tradicionales e informar las terapias contemporáneas asistidas por psicodélicos. Los sistemas de conocimiento indígenas ofrecen perspectivas cruciales sobre los factores contextuales que conforman el compromiso terapéutico, haciendo hincapié en la importancia del entorno, la intención y el apoyo comunitario en la curación.
Muchos desean integrar la sabiduría indígena y las prácticas terapéuticas modernas y honrar las costumbres y valores locales, permitiendo a las comunidades indígenas contribuir al diálogo más amplio sobre la salud mental. Sin embargo, esta integración debe hacerse con cautela; hay que abordar los problemas de apropiación y mercantilización de las tradiciones sagradas. El consentimiento informado adecuado y un diálogo significativo con las comunidades indígenas son esenciales para garantizar que cualquier novedad se base en el respeto y el beneficio mutuo.
A medida que nos adentramos en el cambiante campo de la psicodelia, debemos preguntarnos: ¿Podemos honrar verdaderamente la integridad cultural de las tradiciones indígenas al tiempo que perseguimos avances terapéuticos, o simplemente perpetuaremos un ciclo de explotación enmascarado como progreso? Es hora de desafiar la narrativa dominante y elevar las voces de aquellos que han considerado sagradas estas prácticas durante generaciones. El discurso en torno a los psicodélicos en el Norte y el Sur globales exige, por tanto, una perspectiva decolonial crítica que interrogue los paradigmas imperantes. A medida que avanzamos, resulta esencial abogar por acciones reparadoras y por la reciprocidad.
Además de las notables diferencias culturales entre el Norte y el Sur Global, los desequilibrios de poder y las desigualdades sistémicas entre ellos también son notables. En cambio, los psicodélicos tienen el potencial de traspasar las fronteras nacionales y convertirse en una causa global. Sin embargo, para que este potencial se haga realidad, las voces y percepciones del Sur Global no sólo deben ser escuchadas, sino integradas activamente en la conversación.
Es fundamental adoptar un enfoque integrador que respete las tradiciones indígenas, los usos y las comunidades urbanas y las prácticas terapéuticas contemporáneas. Para ello es necesario desmantelar las estructuras jerárquicas que privilegian las narrativas biomédicas del Norte, al tiempo que elevan y validan las ricas tradiciones y la sabiduría del Sur Global. De este modo, podremos cultivar un discurso más equitativo y fundamentado en torno a los psicodélicos, que no sólo busque abordar los retos contemporáneos, sino también combatir las injusticias históricas. El legado de iniciativas científicas psicodélicas pioneras en Uruguay, Brasil, México y Argentina, junto con la fuerte influencia de los científicos sociales, subraya la capacidad del Sur Global para dar forma a un campo psicodélico que no sólo sea científicamente sólido, sino también socialmente responsable.
Los modelos financieros que surgen de la regulación del cannabis en todo el continente plantean cuestiones críticas. Estos marcos orientados al lucro corren el riesgo de socavar prácticas tradicionales que encierran un profundo significado cultural y espiritual. Teniendo en cuenta las amplias tradiciones culturales en torno a las plantas medicinales en América Latina, sería interesante presenciar la aparición y el fortalecimiento de un cierto perfil de inversores con experiencia de primera mano que estén más comprometidos personalmente con los pacientes que con los beneficios.
Conoce más sobre la Iniciativa de Reciprocidad Indígena de las Américas
¿Y ahora qué?
De cara al futuro, debemos aprender lecciones del creciente interés por el uso de psicodélicos en países como EE.UU. Estados como Oregón y Colorado están allanando el camino para un acceso regulado, mientras que Massachusetts estudia reformas similares. Este creciente impulso apoya no sólo el uso terapéutico de los psicodélicos, sino también su aplicación en entornos religiosos, espirituales, ceremoniales y de uso compartido en grupo. Nuestro momento colectivo conjunto también presenta una oportunidad crítica para una corrección del rumbo, donde el Norte Global confronta sus prácticas con respecto a los psicodélicos a la luz de las lecciones del Sur Global. La trayectoria actual, a menudo caracterizada por la panacea, la comercialización y la exageración, corre el riesgo de eclipsar el significado cultural y los conocimientos tradicionales que han rodeado durante mucho tiempo a estas sustancias. Como alternativa, debemos desafiar el enfoque común que prioriza los modelos orientados al lucro que dejan de lado las voces de las comunidades indígenas, profundizando las injusticias epistemológicas; y debemos promover consideraciones éticas en relación con el uso de psicodélicos.
Fomentar el acceso equitativo y el diálogo abierto entre el Norte y el Sur no es sólo un noble objetivo, sino una necesidad si queremos evitar las trampas del llamado renacimiento psicodélico. La integración de los psicodélicos en los entornos médicos no debe limitarse a replicar los modelos existentes, sino que representa una oportunidad para reflexionar sobre los fundamentos mismos de los sistemas sanitarios convencionales. Más que nunca, necesitamos examinar críticamente las direcciones del movimiento psicodélico a escala mundial. Si el Norte no aprende de las experiencias del Sur Global, corre el riesgo de perpetuar los ciclos de marginación y racismo y reforzará los desequilibrios económicos y de poder. A la inversa, el Sur Global puede aprender del Norte Global sobre los peligros del bombo psicodélico y las cuestiones éticas que han surgido recientemente con la investigación de la terapia psicodélica, incluyendo temas como el abuso sexual, el tacto y el consentimiento.
A pesar de los evidentes obstáculos y diferencias entre el Norte y el Sur, hay un resquicio de esperanza en el panorama psicodélico que tiene implicaciones globales. El campo de la psicodelia está experimentando una notable evolución, caracterizada por un auge de la investigación académica en las principales universidades que no tiene precedentes en cuanto a su alcance y profundidad. Esta afluencia de interés académico no sólo allana el camino a estudios innovadores sobre el potencial terapéutico de los psicodélicos, sino que también atrae nuevas fuentes de financiación de los sectores público y privado. A medida que aumenta la concientización, disminuye el estigma social que rodea a estas sustancias, fomentando un clima de apertura que propicia un debate reflexivo sobre sus usos en salud mental, tratamiento de adicciones y prácticas espirituales y sociales.
Conoce nuestra selección de playeras
Además, existe un interés creciente entre los profesionales deseosos de hacer carrera en este campo, atraídos por el potencial de contribuciones significativas a la ciencia y al bienestar de la sociedad. El compromiso gubernamental también va en aumento en algunos países, donde los responsables políticos consideran cada vez más las implicaciones de la investigación psicodélica en el marco de la salud pública.
No se puede olvidar la ola de activismo indígena que está cobrando impulso, empoderando a las comunidades para que hagan valer sus derechos y reclamen su patrimonio cultural frente a la expansión y la mercantilización. Este activismo no sólo busca proteger y salvaguardar las formas tradicionales de conocimiento y bioculturas, sino que también pretende influir en los debates políticos, garantizando que las voces indígenas formen parte integral de la narrativa en torno a los psicodélicos y combatiendo las consecuencias de la Guerra contra las Drogas en determinadas poblaciones y contextos. En conjunto, estos avances señalan una trayectoria prometedora para el campo de la psicodelia, con el potencial de transformar paradigmas sociales más amplios en torno a la salud, la espiritualidad y la cultura. En este panorama global en evolución, Chacruna sigue impulsando un amplio diálogo entre diferentes agentes, un enfoque más multidisciplinar y una relación más orgánica y dialógica entre el Norte y el Sur, avanzando hacia un futuro psicodélico justo y equitativo para todos.
Nota
Una version de este texto fue presentada por Bia Labate en la Jornada Académica “Psicodélicos: estado actual y desafíos científicos y políticos”, promocionada por La Junta Nacional de Drogas (JND) y el Nucleo Interdisciplinario de Estudios sobre Psicodélicos (Arché), en Montevideo, 8 de octubre de 2024.
Traducción de Ibrahim Gabriell
Portada de Pedro Mulinga