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María Sabina, hongos y extractivismo colonial

La intención de este escrito es exponer brevemente una parte de la sabiduría desarrollada por las mujeres de los pueblos originarios de México, en relación con el uso de hongos psicoactivos, así como sobre los efectos que ha tenido el extractivismo colonial.

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Osiris Sinuhé González Romero obtuvo su doctorado en la Universidad de Leiden, en la Facultad de Arqueología - Patrimonio de los Pueblos Indígenas. Actualmente es miembro del consejo editorial de Chacruna Chronicles.

¿Quién fue María Sabina? ¿Cuál es el tipo de sabiduría que es posible encontrar en los hongos sagrados? Sin duda estas son  preguntas que muchas personas se han hecho, por eso para satisfacer esa curiosidad en esta ocasión me permitiré compartir con ustedes el pensamiento y la experiencia de María Sabina, quien es la sabia mazateca más conocida, pero que a pesar de ello también es poco comprendida.

La evidencia arqueológica y las fuentes históricas han demostrado el uso de los hongos sagrados por las civilizaciones maya, mixteca y mexica.

Para empezar es necesario señalar que la sabiduría de los hongos no es una sabiduría asilada o fortuita, sino que se encuentra profundamente enraizada en la antigua tradición mesoamericana. La evidencia arqueológica y las fuentes históricas han demostrado el uso de los hongos sagrados por las civilizaciones maya, mixteca y mexica.

Códice Vindobonensis. Cultura Mixteca. Lámina 24.

El encuentro con los hongos sagrados

El primer encuentro de María Sabina con los hongos sagrados ocurrió cuando ella tenía 6 o 7 años, debido a que uno de sus tíos enfermó, para curarlo su familia llamó a uno de los sabios (Chotá-a-Tchi-née), este médico sabio tiene el poder de diagnosticar al enfermo, a quien también le da de comer varios pares de hongos. El objetivo de que el enfermo ingiera los hongos es para que también pueda conocer el origen de su padecimiento y entonces pueda contribuir en el proceso de curación: “El papel de los sabios mazatecos es el de guiar por medio de plegarias y cantos a quien ha decidido “darse cuenta” de la causa de sus males, y velar por el buen desarrollo del ritual” (Fagetti, 2017:36).

El médico-sabio llamado por su familia realizó una ceremonia o “velada” para curar al enfermo, María Sabina vio como encendió las velas y habló con los “guardianes de los cerros” y los “guardianes de los manantiales”. También atestiguó como repartió los hongos entre los asistentes y el enfermo contándolos por pares. Una vez en completa oscuridad se percató de que el sabio hablaba y hablaba y de que por momentos cantaba, aunque era un lenguaje diferente al que usaba todos los días.

Las montañas, manantiales y plantas están dotadas de vida y se les atribuye una personalidad; son entidades sagradas con las que es posible comunicarse a través de un lenguaje ceremonial

Todos estos rasgos culturales pueden vincularse claramente con la antigua tradición mesoamericana, la cual reconoce que las montañas, manantiales y plantas están dotadas de vida y se les atribuye una personalidad; son entidades sagradas con las que es posible comunicarse a través de un lenguaje ceremonial. Asimismo, el hecho de que los hongos sagrados sean repartidos por pares se relaciona con la idea de la dualidad y el arquetipo de la pareja primordial.

Unos días después de la velada María Sabina estaba en el monte junto con su hermana María Ana cuidando a las gallinas de la familia de los gavilanes y las zorras. Estando sentada bajo un árbol reconoció algunos hongos iguales a los que había comido el médico-sabio que curó a su tío, poco a poco los empezó a recolectar.

En esa primera ocasión ingirió los hongos sagrados junto con su hermana y después de experimentar un poco de mareo ambas niñas comenzaron a llorar, sin embargo, una vez que desapareció el mareo ambas se sintieron bien y se pusieron muy contentas. María Sabina refiere que sintió un nuevo aliento para su vida. En los días posteriores cuenta que cuando sentían hambre ingerían los hongos y que no sólo sentían el estomago lleno sino también el espíritu contento.

Junto con su hermana siguieron comiendo los hongos mientras iban al monte. En ocasiones su madre o sus abuelos las encontraban acostadas o arrodilladas, las levantaban y las llevaban a su casa, pero nunca las regañaron o las golpearon por comer los hongos sagrados, porque sabían que no es bueno regañar a las personas que los han ingerido, pues se les pueden provocar sentimientos encontrados y es posible que sientan que enloquecen.

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El encuentro con los Seres Principales

No fue sino que hasta que enviudó por primera vez cuando María Sabina pudo acercarse más  a la sabiduría de los hongos sagrados. Durante los primeros años de su viudez empezó a sentir molestias en la cintura y en la cadera derivadas de sus partos, y fue entonces cuando decidió volver a tomar los hongos sagrados para curarse a ella misma, sin embargo, el momento decisivo para reafirmar su vocación fue cuando su hermana María Ana enfermó, entre los síntomas más graves estaban dolores y punzadas en el vientre, para aliviarla llamo a otros sabios y curanderos, pero esos esfuerzos resultaron infructuosos.

María Sabina conocía que los mazatecos usaban los hongos sagrados para aliviar las enfermedades, así que decidió hacer ella misma el ritual. Según su testimonio cuenta que: “A ella le di tres pares. Yo comí muchos, para que me dieran poder inmenso. No puedo mentir, habré comido treinta pares de hongos “derrumbe”” (Estrada 2005: 41). Según la literatura científica, los mazatecos conocen y utilizan  al menos 10 especies diferentes de hongos psicoactivos, los más conocidos son: “derrumbe” (psilocibe caerulescens) y “pajarito” (psilocibe mexicana)

Sin lugar a dudas esa experiencia fue crucial, pues además de lograr el propósito de aliviar a su hermana con la guía de estas plantas sagradas, ella comenta que tuvo una visión, en la que aparecieron entre seis y ocho personajes que le inspiraron el mayor respeto: “Yo sabía que eran los seres principales de que hablaban mis ascendientes” (Estrada 2005: 42).

Este tampoco se trata de un rasgo cultural aislado pues para los pueblos originarios, los ancestros son considerados como portadores de conocimiento, sabiduría y experiencia; en consecuencia ellos se encuentran en la primera línea de maestros, facilitadores o guías, y se distinguen por haber dejado un legado. En el caso de María Sabina puede decirse que su legado está directamente relacionado a la facultad de curar, con ayuda de los hongos sagrados.

La revelación ocurrida durante esa velada sería determinante para consolidar la vocación de María Sabina, pues la noticia de la curación de su hermana se fue extendiendo entre los habitantes de Huautla.

Un hecho notable es que ese legado de sabiduría se haya expresado en la forma de un libro. Según el testimonio de María Sabina en la mesa de los Seres Principales apareció un libro abierto que iba creciendo hasta ser del tamaño de una persona. En sus páginas había letras. Era un libro blanco, tan blanco que resplandecía; pero no era un libro cualquiera: “Uno de los Seres Principales me habló y me dijo. “María Sabina, éste es el Libro de la Sabiduría. Es el Libro del Lenguaje. Todo lo que en él hay escrito es para ti. El Libro es tuyo, tómalo para que trabajes” (Estrada 2005: 42).

La revelación ocurrida durante esa velada sería determinante para consolidar la vocación de María Sabina, pues la noticia de la curación de su hermana se fue extendiendo entre los habitantes de Huautla, quienes la buscaban cada vez de manera más frecuente para que los ayudará a sanar a sus familiares enfermos.

El encuentro con Robert Gordon Wasson

Fue precisamente el reconocimiento al interior de su comunidad, lo que propició el encuentro de María Sabina con Robert Gordon Wasson, quien ya había estado antes en Oaxaca, e inclusive en Huautla indagando sobre los usos rituales de los hongos sagrados. El encuentro entre ambos marcaría un momento clave para el estudio y comprensión de los usos rituales y terapéuticos de los hongos sagrados.

En la opinión pública y en la literatura científica de la cultura occidental existía la creencia de que dichos rituales habían desaparecido con la colonización, lo cual era inexacto. Por eso el encuentro entre María Sabina y Robert Gordon Wasson tiene una significación especial. Según el testimonio de Wasson: “No existe ningún indicio de que algún hombre blanco haya jamás asistido a una sesión como la que vamos a describir, ni que haya consumido los hongos sagrados en ninguna circunstancia” (Gordon Wasson, 1998:33).

En este encuentro vale la pena destacar la asimetría en las relaciones de poder presentes. Por ejemplo Gordon Wasson era un banquero que llegó a ser  vicepresidente de J.P. Morgan, con todos los recursos para financiar sus expediciones, mientras que María Sabina era una sabia reconocida en su comunidad, pero que no cobraba una cantidad de dinero fija cuando realizaba sus “veladas” con hongos sagrados, y que se había visto presionada a aceptar por el síndico municipal de Huautla. Según el propio Wasson en una entrevista hecha por Alberto Ongaro y publicada en L´Europeo de Milán, el 25 de noviembre de 1971, la sabia mazateca expresó que Don Cayetano, el síndico, le había pedido que  realizara la “velada”, y ella sintió que no tenía opción. “Debí haber dicho que no”.

El encuentro entre María Sabina y Robert Gordon Wasson representa uno de los acontecimientos más importantes en la historia de la investigación sobre los usos de las plantas psicodélicas.

Esta afirmación de que había sido presionada por el síndico municipal fue corroborada cinco años más tarde en otra entrevista concedida al escritor mazateco Álvaro Estrada en 1976, aunque con ciertos matices que vale la pena exponer: “Es cierto que antes de Wasson nadie hablaba con tanta soltura acerca de los niños. Ninguna de nuestra gente, revelaba lo que sabía de este asunto. Pero yo obedecí al síndico municipal; sin embargo, ahora pienso que si los extranjeros hubieran llegado sin recomendación alguna también les hubiera mostrado mi sabiduría, porque en esto no hay nada malo” (Estrada 2005: 42).

El encuentro entre María Sabina y Robert Gordon Wasson representa uno de los acontecimientos más importantes en la historia de la investigación sobre los usos de las plantas psicodélicas, sobre todo por las repercusiones culturales que ha tenido, las cuales se encuentran lejos de agotarse. En primer lugar representa una oportunidad para conocer los alcances y la profundidad de la sabiduría de los pueblos originarios, en segundo lugar representa un escenario para reflexionar sobre algunos aspectos éticos como el extractivismo cultural que una perspectiva decolonial no puede dejar de lado.

María Sabina y Robert Gordon Wasson.

Por eso es importante insistir en la “reparación histórica” por el uso de los hongos a las diferentes comunidades indígenas.

Entre ellos está la asimetría con respecto a las relaciones de poder entre un banquero ex vicepresidente de J.P. Morgan y una mujer indígena que si bien lo superaba en sabiduría, no tuvo durante su vida el mismo reconocimiento, pues mientras Robert Gordon Wasson obtuvo reconocimiento, prestigio y fama mundial, María Sabina fue estigmatizada por “revelar” los secretos acerca de la sabiduría de los hongos sagrados, su casa fue quemada, su hijo fue asesinado, y ella murió en condiciones de pobreza que no corresponden con los aportes que hizo al conocimiento de las plantas psicodélicas. Por eso es importante insistir en la “reparación histórica” por el uso de los hongos a las diferentes comunidades indígenas, tal y como lo plantea el investigador mazateco Osiris García Cerqueda.

Reconocer los “rastros coloniales” en el renacimiento psicodélico es de mucha utilidad para reflexionar sobre diversas cuestiones éticas, que no es pertinente olvidar o dejar de lado, sobre todo para revertir los indeseables efectos de la discriminación, la apropiación cultural y la falta de reconocimiento, pues no resulta exagerado afirmar que desde la perspectiva de los pueblos originaros la investigación sobre las propiedades terapéuticas de la psilocibina y el desarrollo de fármacos conlleva una historia ligada al extractivismo, la apropiación cultural, la biopiratería y la colonización.

 Sirva pues este pequeño texto como un homenaje y reconocimiento a las mujeres sabias de todos los pueblos originarios de México.

Arte de Mariom Luna.

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Referencias

Estrada, A. (2005). Vida de María Sabina. La sabia de los hongos.  México: Editorial Siglo XXI.

Fagetti, A. (2017). “Periplos nocturnos: las plantas sagradas de los mazatecos”. Revista Artes de México, Número 127,28-36.

Gordon Wasson, R. (1998). El hongo maravilloso: teonanacatl. México: FCE.

Rodríguez, C. (2017). Mazatecos, niños santos y güeros en Huautla de Jiménez, Oaxaca. México: UNAM.

Osiris Sinuhé González Romero es candidato a Doctor por la Universidad de Leiden, Facultad de arqueología, departamento de patrimonio de los pueblos indígenas. Su tesis doctoral: Tlamatiliztli: la sabiduría del pueblo nahua. Filosofía intercultural y derecho  a la tierra será publicada por Leiden University Press. En 2015 fue sido reconocido con la Beca del Grupo Coimbra para jóvenes profesores e investigadores de universidades de América Latina. Ha estado involucrado en la investigación sobre psicodélicos desde hace 13 años. Es miembro fundador de Via Synapsis, una sociedad académica centrada en la organización del Congreso Universitario sobre sustancias Psicoactivas auspiciado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México desde el año 2014. Actualmente trabaja en el libro: “Nuevos ensayos sobre historia y filosofía psicodélica”. Ha sido profesor en la Licenciatura en la Facultad de Filosofía de la UNAM. Entre sus líneas de investigación se encuentran: filosofía psicodélica, historia de la medicina, conocimiento indígena, teoría decolonial, filosofía política, patrimonio cultural y estética.

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