Gabriel Eduardo Estrada Martínez es un antropólogo social y experto en medicina tradicional mexicana. Es originario de San Mateo Yoloxochitlán, un pueblo y municipio en el estado de Oaxaca. Cuenta con estudios en antropología social por la Universidad Autónoma del Estado de México, y en estudios del suicidio en el Instituto Mexicano de Psiconcoología en la Ciudad de México, cuenta también con el diplomado en medicina tradicional mexicana por la Universidad Autónoma Chapingo.
Hoy en día hablar de género resulta complejo, sobre todo cuando se trata de hacer referencia a él en un espacio étnico, sin embargo, lo que hoy se conoce como ideología de género, en realidad es lo que subyace como esencia en el complejo cultural mazateco, ya que su cosmovisión considera a la mujer como un pilar fundamental, al grado que María Sabina Magdalena García, la sacerdotisa, la curandera, guía y maestra, es quien de hecho difundió el conocimiento de los hongos sagrados que hoy son reconocidos por sus cualidades terapéuticas.
El paradigma que falta por investigar a la hora de hablar de la medicina sagrada es la cosmovisión indígena, pues en ella se concibe que no hay que ver sólo la salud personal (ego) sino también la de la madre tierra, pues ella es nuestro resguardo, somos sus hijos y guardianes, nos encontramos conectados con ella y el inframundo. Estas ideas son insignias que los grupos indígenas portan y así se muestran como expertos de sabidurías milenarias que, sin alarde, merecen respeto.
Ilustración de Karina Álvarez
Saber quiénes somos y qué hacemos aquí demuestra nuestro origen cósmico, así que dejemos de oponer resistencia a los cambios repentinos que nosotros mismos ideamos, respetemos a la “madre tierra” dejándola respirar por un momento, acerquémonos a los abuelos sabios, en quienes está el remedio para las grandes epidemias del egoísmo, la violencia y la discriminación. Ellos no se hicieron de la noche a la mañana, ellos nacieron siendo portadores de sabidurías que hasta hoy se presentan en la medicina tradicional, sólo falta que respetemos y valoremos su quehacer.
La historia subraya que fueron los investigadores neoyorquinos Robert Gordon Wasson y Valentina Paylovnia quienes investigaron los hongos alucinógenos de la sierra mazateca y también estudiaron el quehacer de esta práctica. La investigación implicó que los curanderos participaran como actores al servicio de los grandes investigadores, pero también permitió que crearan la etnomicología, ciencia que estudia parte de la biología que nos rescata lo mensajes sepultados por el tiempo acerca de las costumbres y usos de nuestras plantas medicinales. Este acercamiento permitió que se recuperara la sabiduría de épocas más serenas en el uso de los hongos (Shultes 1982:127).
La curandera principal y esencial para la difusión de este hallazgo fue la legendaria María Sabina Magdalena García, una indígena mazateca. Es de suma importancia recalcar que es en el sector “mágico religioso” donde tienen cabida estos enteógenos cuya esencia es la de experimentar una comunicación con lo divino: de la raíz griega theos (dios), prefijo en (dentro) y sufijo gen (que despierta o genera). Se puede comprender como el que genera dios en mí, o revela mi dios interno.
Es de suma importancia recalcar que es en el sector “mágico religioso” donde tienen cabida estos enteógenos cuya esencia es la de experimentar una comunicación con lo divino
Es así como, también, se les concibe a todas aquellas plantas que generan un estado alterado de conciencia, pues no se descarta la posibilidad de concebir figuras e imágenes en movimiento así como toda una gama de visiones. La conciencia se engrandece, es decir, se expande, y logra interactuar con todo aquello que no conocíamos de nosotros mismos. Lo interno que se encuentra en estado ambiguo por una serie de acciones que día a día enfrentamos como preocupación, nerviosismo, trabajo arduo, entre otros que nos mantienen en una total opresión. En la comunidad también existen plantas y sustancias con efectos menos espectaculares, difícilmente llegan a producir alucinaciones, pero esto no deja ver que son plantas rituales de antigua estirpe. Ellos participan de una serie de sueños y alucinaciones por medio de los cuales pueden curar y/o acceder a otras realidades invisibles a través de estados de conciencia alterado.
Ilustración de Karina Álvarez
Así entonces, desde épocas antiguas el ser humano ha convivido con ellos, pues su uso principal y fundamental es el medicinal y el de autoconocimiento. Es en la sierra mazateca donde sigo indagando estas plantas que despiertan interés a todos aquellos investigadores sociales. No obstante, hoy en día verdaderos curanderos de la sierra merecen respeto pues no se puede hablar abiertamente y que no se debe de ofender pues de lo contrario se ofende a la etnia.
Es necesario mencionar que no sólo los hongos son parte de la medicina tradicional mazateca, pues la región cuenta con una gran variedad de plantas sagradas (enteógenas), las cuales, por cierto, están relacionadas con el sexo femenino y han sido utilizadas por generaciones para sanar diversas enfermedades. Algunas de estas plantas son la Virgen del Rosario, Velo de Novia, Semilla de la Virgen, la Ska Pastora, cuyo consumo aumenta cuando no hay hongos alucinógenos, que son los más demandados por la gente extranjera.
El primer enteógeno, paradigma que remarca a nuestra cultura, es el hongo alucinógeno cuyo término científico es: psilocybe mexicana. Este enteógeno en la lengua mazateca –materna– se denomina ndi-shi-to que quiere decir “niños, pequeños que brotan o angelitos que hablan” un diminutivo que demuestra su pureza y se le dice de cariño. En lengua náhuatl suele denominarse teonanàcatl: teo/dios nanacatl/carne y el término en general es teonanàcatl cuyo significado es carne de dios. Ahora, tristemente se observa que la imagen del hongo así como la de María Sabina sólo son modelos o símbolos representativos de la comunidad y que en la actualidad se usa para las decoraciones de las artesanías, de las tiendas y de las casas para la atracción del turismo.
El primer enteógeno, paradigma que remarca a nuestra cultura, es el hongo alucinógeno cuyo término científico es: psilocybe mexicana. Este enteógeno en la lengua mazateca –materna– se denomina ndi-shi-to que quiere decir “niños, pequeños que brotan o angelitos que hablan” un diminutivo que demuestra su pureza y se le dice de cariño.
En la sierra mazateca se encuentran cuatro variedades de hongos: la primera es el denominado San Isidro labrador- stropharia cubensis EARLE, es el que crece sobre el estiércol del ganado y sólo crece en los meses de lluvia como junio, julio y agosto, estos son grandes de color crema, en estos meses que son de lluvia existen en abundancia y es el mes el cual los turistas hacen presencia para realizar su velada o viajes con los hongos sagrados.
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Derrumbe-psilocibe caerulenscens Murryl var Mazatecorum, este hongo crece en el bagazo de la caña o en todos aquellos espacios con esas características de derrumbes.
Pajaritos-Psilocibe mexicana HEIM: es un hongo pequeño de color obscuro, este crece en los campos de maíz o en los pastizales. En mazateco se conoce como ndi ni, que significa pajarito.
San Pedro-conocybe siliginoides HEIM: esta especie ha desaparecido de alrededores de Huahutla a consecuencia de la tala de árboles si puede encontrarse pero en zonas menos inaccesibles, este crece sobre la madera de los árboles muertos (Benítez 1964:52).
Esto son la diversidad de hongos que existen en la comunidad pero por los asentamientos de la gente, tala de árboles, entre otras alteraciones de la naturaleza, se extinguen, no obstante sí se encuentran en pueblos aledaños es entonces que recae en el precio para los que los utilizan.
En la sierra mazateca existen plantas alternas al hongo alucinógeno, así mismo hay diversas plantas que aún no se han descubierto y que sólo lo curanderos lo saben, así entonces le hablaremos de dos plantas que se observan en la sierra mazateca.
Comencemos con la hoja de la pastora: salvia divinorum o bien en mazateco ska pastora hoja. En la lengua hispano-mazateca quiere decir (“hojas de María el Pastora”). Su nombre en latino se entiende como “salvus=sano, salvo” o “salus=salud” mismas que indican las virtudes de la Salvia y “Divinorum” qué significa “del adivino” qué proviene de los indígenas Mazatecos.
La pastora remedia varias enfermedades, es una planta fría, crece en lugares fríos y ocultos. Se consumen en pares igual que los hongos, se diferencian por hembra y macho.
Las y los chamanes mazatecos de Oaxaca usan Salvia divinorum, también llamada “hierba de la pastora” o “pastora” en rituales adivinatorios y curativos como sucedáneo, en general, de los hongos psicoactivo (T. Furst 1976:164).
Savia divinorum es otra planta psicoactiva muy relacionada con los cultos indígenas de los hongos, me comentaba Filogonio García Martínez, nieto de María Sabina que la pastora es muy amargosa y es muy difícil que a la primera logres ver, él me decía que una vez consumió hasta 300 pares lo molió y se lo tomo cerraba fuerte la boca y pues a vomitarlo pero tuvo un viaje espléndido. El efecto de esta planta puede durar sólo 50 minutos o una hora, no tanto. La pastora es fuerte, es la manga que tiene la mamá, que es la virgen María.
Cabe aclarar que la visiones son relampagueantes, por lo que, según el propio testimonio del nieto de María Sabina, “hay que ponerse buzo para ver las imágenes”. En esta parte asevera que es delicado todo el ritual, pues si se llega a faltarle al respeto a la planta se corre el riesgo de quedar trastornado o, en sus palabras, “loco”. Para consumir la planta debe llevarse una dieta de trece días de no comer fuera de la casa, de no tener relaciones sexuales, de no sacar la basura, de no lavar la ropa que se usó en el viaje y pasado este tiempo, se puede realizar el viaje.
Cabe aclarar que la visiones son relampagueantes, por lo que, según el propio testimonio del nieto de María Sabina, “hay que ponerse buzo para ver las imágenes”.
Semilla de la virgen: son plantas y sustancias de efectos menos espectaculares, pues difícilmente llegan a producir alucinaciones. Sin embargo son plantas rituales de antigua estirpe entre las que destacan: Ololiuhqui: las semillas de la virgen (ipomoea violácea y rivea corymbosa), no obstante tienen una percepción adivinatoria.
Es conocida como turbina (corymbosa Ipomoea violàcea) en lengua mazateca noso-le-na. El ritual moderno incorpora muchos elementos cristianos -los nombres de semillas de la virgen o semillas del manto de María así lo muestran-, como son invocaciones a los santos y oraciones, mezclado con creencias y ritos paganos.
Este hace el saneamiento de acuerdo a la enfermedad que tenga uno, las semillas son pequeñitas se muelen, anteriormente se hacía en metate ahora en licuadora con un poco de agua lo tomas. La semilla es tranquila y se puede encontrar en temporadas como marzo, abril y mayo. Del mismo modo que con la Pastora, hay que hacer un tiempo de purificación, pero en este caso se requieren 53 días de abstinencia, por lo que mucha gente no desea consumirla.
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Es así como se observa que la femineidad impera en la cosmovisión de la medicina sagrada, no sólo porque las plantas son plantas sagradas que han brotado de la Madre Tierra, sino porque además las curanderas son instruidas y seleccionadas por un ser divino que se encuentra en el Bendito Cerro de la Adoración, donde el guardián, Chicón Tocoxo, es un ser mitológico que les genera ese saber para dar sanidad.
Nai Chicón Tocoxo: Dios güero de las montañas, o bien, popularmente conocido como el cerro de la adoración.
En una investigación que realicé en la sierra mazateca tuve el privilegio de conocer a una “curadera” de Nombre Sofía González, mazateca de la comunidad de Loma Chilar en Huahutla de Jiménez, Oaxaca.
La entrevisté y ya profundizando en el tema le pregunté sobre el Chicón y esto fue lo que me comentó: “Mira, esto es de manera particular, yo desde el principio le fui a pagar, entregué su “ofrenda” –aquí en el cerro de la adoración-, de por sé él da este trabajo que es el de guiar a toda aquella persona que consume “honguito”. En un “viaje” que hice lo vi pasar con su caballo blanco, montado aquí afuera de mi casa. Yo pensé y me pregunté de ¿dónde habrá salido? Me dijo: yo soy “chicón tokoxho”, dueño de este cerro. Me dijo, ¡Todavía no vienes a visitarme, ni me conoces y ni sabes porque estoy aquí! Yo le ayudo a mi gente que siembra y si tú quieres trabajar, adelante, pero me tienes que dejar ofrenda. ¿Pero qué ofrenda, le dije? Me dice, cacao, piciete, huevos, plumas y lo vas a dejar al chicón, ve a saludarlo. Él te va ayudar y cuando llegues a la cruz, te hincas, cortas hojas y te limpias, “barre” tu cuerpo. El chicón hizo presencia y me dijo ¡qué bien viajas, así se hace! Qué bueno que estás despierta ahorita, te voy a apoyar, te voy ayudar mucho para que cures a la gente y trabajes”.
“Un día que subí al cerro me dolía el estómago y cuando llegué se me quitó inmediatamente y le entregue una ofrenda, así me dio permiso para trabajar. Le pagué. Cuando él quiera que te retires de esta práctica él mismo te lo dice. Los honguitos, mismos te llevan y te dan permiso de pedir lo que quieras. El chicón es un señor güero, me aconsejó mucho y todo lo que me dijo lo llevo en la memoria, que hay jóvenes que le hacen cosas feas a la naturaleza y de allí viene la enfermedad. Me dio muchos consejos, hasta me defendió, intercede por mí y por todos aquellos que creen en él”.
“A los curanderos, el chicón se les aparece. A mí me dijo: tú serás mi mujer, vas hacer mi compañera. A mí me dio miedo cuando me dijo todo eso. Le pregunté pero ¿vamos a tener hijos?, me dijo, no nada de eso, nada más quiero una mujer que trabaje y que cuide a su gente. Yo les platiqué eso a otras gentes y me dijeron pues ya tienes un compromiso y le tienes que pagar con ofrendas y con dinero “cacao”. Traía un caballo blanco, me decía trabaja mujer, fue así como él me habló ¡Se quemó el cerro de la adoración! cuenta la gente que sí pero los “curanderos” con certeza dicen que no pasó ni pasará nada pues pronto volverá. El chicón está donde sea. Las ofrendas fueron las que se quemaron. Esta quema fue el 2 de Mayo, día de la Santa Cruz. Lo hizo la gente que está en desacuerdo con esas prácticas. Es entonces que hasta hoy en día se le sigue ofrendando agradecimientos, respeto y admiración a este bendito cerro de adoración por todo el favor recibido como: trabajo, dinero, amor y salud.”
Claramente se muestra como un rasgo de identidad para los mazatecos y gente del exterior, sobre todo extranjero que se interesa por rescatar y estudiar los componentes de los enteógenos.
Es así como se observa el papel de la mujer en la medicina sagrada mazateca, vista como un pilar esencial para la comprensión de este enteógeno que ha dado cabida durante tanto tiempo. El paradigma femenino que María Sabina denoto, fue la de una mujer sin silencio y sin temor.
Portada de Fernanda Cervantes