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Del bwiti a la ibogaína y viceversa: Historia transnacional de la Tabernanthe iboga

Julien Bonhomme explora cómo las comunidades psicodélicas euroamericanas se han apropiado de los rituales de ibogaína bwiti, creando una experiencia liminal que incorpora elementos de ambas tradiciones.

Julien Bonhomme
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Julien Bonhomme es antropólogo social. Trabaja en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París (Francia) y ha realizado trabajos de campo en Gabón y Senegal sobre diversos temas, como el ritual y la religión.

En 2007, la ibogaína se añadió a la lista de estupefacientes ilegales en Francia “debido a sus propiedades alucinógenas y a su alto nivel de toxicidad”, según las conclusiones del Ministerio de Sanidad. Esta decisión se tomó tras la sospechosa muerte de un joven que había tomado ibogaína durante un “programa de desintoxicación” dirigido por una organización que también impartía cursos de desarrollo personal.

Ilustración de Trey Brasher

LA TABERNANTHE IBOGA ES UN ARBUSTO DE LA FAMILIA DE LAS APOCINÁCEAS CUYAS RAÍCES SE UTILIZAN DESDE HACE SIGLOS EN EL BWITI, UN RITUAL DE INICIACIÓN GABONÉS.

La Tabernanthe iboga es un arbusto de la familia de las apocináceas cuyas raíces se utilizan desde hace siglos en el Bwiti, un ritual de iniciación gabonés. En Occidente, la planta se identificó originalmente en la década de 1890 y llegó a Francia en los años 30 como un tónico llamado Lambarène. En los años sesenta, se popularizó como una droga que podía acabar con la adicción. Y a partir de los años 90, la ibogaína se hizo cada vez más popular en Francia y en toda Europa y América, donde se consumía como parte de cursos y programas de desintoxicación inspirados a menudo en las prácticas bwiti.

Esta planta, originaria de África, llamó posteriormente la atención de la entonces Agencia Francesa de Seguridad de los Productos Sanitarios, así como de la Misión Interministerial de Vigilancia y Lucha contra las Derivas Sectarias (Miviludes). Apenas dos años después de la prohibición de la ayahuasca, la prohibición francesa de la ibogaína se produjo en el contexto de las políticas públicas en torno a las “drogas” y el consumo de sustancias psicotrópicas, las “sectas” y los nuevos movimientos religiosos, las “terapias alternativas” y la medicina ilegal. Además, la prohibición de la ibogaína fue la prueba de que un segmento creciente de la población se sentía atraído por estas plantas psicoactivas y las tradiciones religiosas a las que estaban asociadas.

¿En qué contexto y marco conceptual surgieron estos nuevos usos de la ibogaína? Para responder a esta pregunta, mi capítulo en Expanding Mindscapes compara los usos occidentales de la ibogaína con sus usos rituales en Gabón. Sin embargo, este enfoque comparativo no implica una gran división entre “nosotros” y “ellos”. Los rituales de iniciación africanos han tenido una influencia significativa y directa en el consumo de ibogaína tanto en Europa como en América.

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El auge de las redes transnacionales permitió la circulación de personas, sustancias, conceptos y usos entre África, Europa y América. Sin embargo, la mediación llevada a cabo por intermediarios culturales estadounidenses, europeos y africanos también implicó un proceso de traducción intercultural. En la adaptación euroamericana de la ibogaína se produjeron una serie de reinterpretaciones, así como “malentendidos de trabajo”, por utilizar el concepto del antropólogo Marshall Sahlins. Por ejemplo, los tratamientos estadounidenses se centran en la ibogaína, la molécula química, y sus propiedades psicoactivas, mientras que en Gabón se hace hincapié en la propia raíz de iboga, la planta en su estado natural. La cultura New Age y el auge del “neochamanismo”, que hacía hincapié en la mejora personal, también influyeron en la configuración de las terapias occidentales basadas en la ibogaína.

EL CAPÍTULO EXPLORA LA NATURALEZA LIMINAL DE LAS PRÁCTICAS CULTURALES QUE SE ENCUENTRAN EN EL CORAZÓN DE LOS USOS EUROAMERICANOS DE LA IBOGAÍNA.

El capítulo explora la naturaleza liminal de las prácticas culturales que constituyen el núcleo de los usos euroamericanos de la ibogaína. Para los practicantes occidentales, las visiones de la ibogaína permitían a los individuos ver a través de sí mismos y recrearse tal y como deseaban para superar sus problemas existenciales. Mientras que las visiones de los practicantes gaboneses reflejaban más a menudo las imágenes de antepasados míticos o de parientes que practicaban la brujería, en lugar de imágenes especulares de sí mismos. Además, en las terapias occidentales, todo se centraba en tomar ibogaína y experimentar visiones. Este “psicoanálisis acelerado” tenía lugar en un periodo de tiempo mucho más corto que los rituales de iniciación. En los rituales bwiti, las visiones eran sólo el primer paso de un viaje que podía durar años.

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Tanto los ritos de iniciación gaboneses como los programas de desintoxicación euroamericanos utilizaban ibogaína; sin embargo, estos dos entornos culturales divergían en el contenido y la finalidad de la experiencia visionaria. En definitiva, del saber iniciático a la espiritualidad moderna, de los brujos al desarrollo personal, de los antepasados míticos al ADN, toda una serie de conexiones, reinterpretaciones y adaptaciones hicieron posible la aceptación de la ibogaína en Occidente y dieron lugar a una forma de bwiti “transnacional” con vínculos con África, Europa y América.

Esta es una versión abreviada del capítulo de Julien Bonhomme, “From Bwiti to Ibogaine and back: A Transnational History of Tabernanthe iboga,“, en la colección editada Expanding Mindscapes: A Global History of Psychedelics, disponible en MIT Press.

Este artículo fue originalmente publicado en inglés por Chacruna Institute.

Artículo traducido por Ibrahim Gabriell.

Portada de Mariom Luna

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