Al comienzo de sus memorias, Rosemary escribe: “Recuperé mi libertad y ahora puedo contar mi historia”. La verdad es que Rosemary nunca pudo escribir completamente su historia porque el miedo a la autoincriminación se cernía sobre su cabeza como una espada de Damocles. Aunque era “legalmente” libre para escribir su historia, siempre estuvo agobiada por el peso del pasado.
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