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La resurrección de la Jurema (segunda parte)

El neurocientífico Dráulio de Araújo dirige ensayos clínicos para calibrar el potencial antidepresivo del DMT, pero también se afana en descifrar por qué este compuesto psicodélico abunda en el árbol de la jurema y en todo el mundo natural.

Marcelo Leite
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Marcelo Leite es un periodista científico brasileño. Actualmente escribe el blog Virada Psicodélica. Su libro "Psiconautas - Viajes con la ciencia psicodélica brasileña" salió a la venta en mayo de 2021.
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Marcelo Leite é jornalista científico brasileiro. Atualmente escreve o blog Virada Psicodélica. Seu livro “Psiconautas - Viagens com a Ciência Psicodélica Brasileira” foi lançado em maio de 2021.

Segunda parte: DMT de la A a la Z, con una parada en Quixadá, Ceará

La escena es inusual: un neurocientífico y un exsenador se adentran en el noreste de Brasil para arrancar árboles. En 45 minutos, con la ayuda de un tractor, una soga, una azada y una motosierra, extraen tres especímenes de jurema-preta (Mimosa tenuiflora), con raíces y todo, como estaba previsto. La mayor concentración de N, N-dimetiltriptamina (DMT) se encuentra en las raíces, esta es la razón de la expedición. La sustancia altera la conciencia y es una de las nuevas drogas prometidas para ayudar a los pacientes que la psiquiatría no puede tratar.

El propietario de la hacienda Logradouro, cerca de Quixadá, en el estado brasileño de Ceará, es Flavio Torres de Araújo, de 77 años, físico y fundador del Partido Democrático de los Trabajadores de Ceará (PDT). Como suplente de la senadora Patricia Saboya, ocupó su escaño durante cuatro meses en 2009. También es propietario de una motocicleta BMW 1200, en la que saldría en uno días para un viaje a Perú.

Dráulio Barros de Araújo, de 50 años, físico como su padre, ha estudiado sustancias psicoactivas como la DMT de la ayahuasca por 15 años. Los estudios de su equipo sobre el efecto antidepresivo de la infusión ayudaron a posicionar a Brasil en el tercer lugar de la clasificación de artículos con mayor impacto en el renacimiento de la ciencia psicodélica.

Había llovido toda la noche del 21 de mayo. El suelo anegado no ofreció resistencia a la extracción de las raíces del frondoso árbol en la semiárida región de la Caatinga. Padre e hijo trabajaron con el encargado José Edson Pereira da Silva, de 49 años, quien estaba al volante del tractor Massey Ferguson.

La rojiza raíz primaria, secciones del tronco ennegrecido, hojas compuestas de varios foliolios y unas pocas flores son separadas para transportarlas a Natal, a 496 km de distancia en la costa. Allá serán procesadas en la Universidad Federal de Rio Grande do Norte (UFRN), estado situado en el extremo nororiental de Brasil.

Ilustración de Trey Brasher

Las partes inferiores de los troncos de cada árbol, aún con raíces secundarias, se devuelven al suelo con la esperanza de que broten y den lugar a nuevas plantas (unas semanas después Araújo informó que lo habían hecho), y reinicien el ciclo de vida en la Caatinga.

Una vez terminada la recolección, la siguiente parada es en la estancia, junto al embalse de la hacienda, al pie de la enorme roca Pedra da Pendência. El bloque de granito porfídico forma parte del imponente conjunto regional de monolitos de Quixadá, inselbergs (montañas-islas) que salpican el paisaje.

En el menú de aperitivos junto a la ribera, se ofrece hueva de curimatã guisada con tomate, pimienta y perejil. Para beber, ron de cachaça de barrica de roble francés y cerveza. El neurocientífico sale del agua y, al pasar junto a su padre, le da un beso en la frente. Le pide que le cuente otra historia, como el viaje en el que llevó a un niño de 11 años a pescar en el río Araguaia, en el centro de Brasil. 

Más arriba, se encuentra la casa de campo de 1932, es rústica, sin techo bajo las tejas. El exsenador, mejor conocido como Flávio Torres, compró la propiedad en 1983, y la familia venía con frecuencia desde Fortaleza, capital del estado de Ceará. “Gran parte de mi personalidad se formó aquí, en esta hacienda”, dice el neurocientífico, quien heredó el espíritu aventurero de su padre y ha practicado submarinismo, paracaidismo y actualmente se dedica al surf.

Todos los meses, Aráujo, el hijo, hace el viaje de ida y vuelta de 1000 km, siempre alrededor del día 20. Quiere analizar la planta en cada periodo del año; en particular, el contenido de DMT en sus distintas partes. Busca pistas para entender la función de la molécula psicodélica en la fisiología de la planta.

La jurema-preta es una fuente abundante y de bajo costo del psicodélico, cuya extracción se lleva a cabo en el laboratorio del investigador en el Instituto do Cérebro (Instituto del Cerebro) (ICe), de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte (UFRN). Sus raíces se han utilizado durante siglos en rituales indígenas y afrobrasileños.

Desde junio de 2022, la universidad comenzó una serie de experimentos con la molécula, con el propósito de verificar y cuantificar el efecto antidepresivo cuando se administra por inhalación e inyección intramuscular. Los primeros voluntarios sanos ya recibieron sus dosis y los resultados serán comparados posteriormente con los de los pacientes con depresión reclutados en el Hospital Universitario Onofre Lopes (HUOL), de la UFRN.

La jurema-preta es una fuente abundante y de bajo costo del psicodélico, cuya extracción se lleva a cabo en el laboratorio del investigador en el Instituto do Cérebro (Instituto del Cerebro) (Ice), de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte (UFRN). Sus raíces se han utilizado durante siglos en rituales indígenas y afrobrasileños.

El químico Sérgio Ruschi Bergamachi Silva, de 31 años, nunca ha consumido alcohol, mucho menos DMT u otras sustancias que alteren la conciencia. Recibió una educación estricta por parte de su padre, militar en Monte Alegre, a 40 km de Natal, quien se sorprendió cuando su hijo le dijo que iba a analizar la jurema-preta, una planta que en su opinión sólo se utilizaba para hacer estacas y carbón vegetal.

Ruschi se licenció en la UFRN en tres años y medio, en lugar de los cuatro habituales. En 2013, a los 22 años, ganó un concurso para un cargo de profesor en la Universidad Federal Rural de la Región Semiárida (UFERSA) en Mossoró, a 280 km de Natal. Hacía un viaje en autobús, de cuatro horas de ida y cuatro horas de vuelta el mismo día, para asistir a clases en la maestría de la UFRN. En su trabajo de grado disertó sobre la simulación por computadora de proteínas y su interacción molecular con fármacos. Hubo mucha teoría y programación, pero poca práctica en el laboratorio.

Cansado de tanto viajar, logró mudarse a la UFNR en 2017 para ocupar una vacante en el ICe, y operar un cromatógrafo, un equipo utilizado para identificar la composición química de sustancias controladas. Le gustaba hablar con los pacientes y eso cambió su punto de vista sobre las drogas: “las moléculas psicoactivas no son lo que la gente describe, ni lo que aprendí durante toda mi vida”, dice hoy, “la DMT es una molécula como cualquier otra”.

El plan de trabajo con Araújo, en colaboración con la empresa Biomind, incluye desarrollar un método optimizado para sintetizar N, N-dimetiltriptamina, siguiendo el concepto de química verde, que produce residuos menos contaminantes. En este momento Ruschi está trabajando en un proyecto con la estudiante de licenciatura Érica Pantrigo para mejorar la extracción y purificación de DMT a partir de la jurema. Los primeros lotes se destinan a abastecer los experimentos iniciales para el ensayo clínico sobre la depresión, en los que se inhala el psicodélico, y también para ensayos con animales. 

El material, traído congelado desde la granja de Logradouro, se deshidrata en un horno durante 24 a 48 horas. Trituradas, las cáscaras de una raíz se convierten en 150 a 250 g de un fino polvo del color de la canela molida, luego se somete a la acción del disolvente hexano. Separado de la fase acuosa en un embudo de decantación, el hexano se evapora al vacío y se recupera para su uso posterior. De 200 ml de solución, quedan 5 ml, se congelan de 5 a 8 horas, hasta que la DMT precipita en forma de cristal. Con un rendimiento medio de 0.3 %, se pueden obtener 750 mg de DMT a partir de 250 g de polvo de raíz. Es suficiente para 7 a 12 de las dosis variables utilizadas en el experimento.

Ruschi dice que le sorprendió la sencillez del procedimiento. El verdadero desafío será la síntesis desde cero, que daría como resultado volúmenes más grandes. Para desarrollar el proceso, está trabajando con su antiguo profesor de química orgánica de la UFRN, Fabrício Gava Menezes, quien se trasladó a Natal desde el sureño estado de Santa Catarina. Pronto empezarán con pequeñas cantidades, de 0.5 a 5 g. Una vez dominado el proceso, lo que, según Menezes, podría tomarles alrededor de cinco meses, aumentarán la cantidad a 20 g, casi treinta veces más que la que se obtiene con la extracción de una raíz de jurema.

Menezes y Ruschi también pretenden innovar, haciendo modificaciones a la molécula de DMT para aumentar su eficacia. Usarán modelos informáticos para descubrir formas de mejorar el efecto biológico y terapéutico. “Con las modificaciones, se podría patentar”, explica el especialista de Santa Catarina.

“Las moléculas psicoactivas no son lo que la gente describe, ni lo que aprendí durante toda mi vida”, dice hoy, “la DMT es una molécula como cualquier otra”.

La ciencia brasileña, principalmente la del noreste, tiene una larga historia con la molécula DMT. El alcaloide natural fue aislado y descrito por un químico del estado de Pernambuco, Oswaldo Gonçalves de Lima (1908-1989), quien la extrajo de la jurema-preta en los años cuarenta, y la llamó nigerina por el color negro del árbol.

Gonçalves de Lima, inicialmente director de la Escola Superior de Química, más tarde incorporada a la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE), fundó el Instituto de Antibióticos de la Universidad de Recife en 1952, que también fue absorbido por la UFPE. Publicó 228 artículos científicos, 29 en revistas fuera de Brasil.

Uno de estos artículos estableció su reputación en la literatura científica psicodélica: “Observações sobre o “vinho da Jurema” utilizado pelos índios Pancarú de Tacaratú (Pernambuco)” (Observaciones sobre el ‘vino de jurema’ utilizado por los indígenas pancarú de Tacaratú (Pernambuco)), publicado en 1946 en los Arquivos do Instituto de Pesquisas Agronómicas (Archivos del Instituto de Investigaciones Agronómicas).

Gonçalves de Lima tenía muchos intereses, desde políticos -estuvo encarcelado por dos meses en 1935, después de un intento de golpe comunista- hasta la literatura alemana, como lo atestigua la conferencia magistral de 1965, titulada “Goethe y la química”. También fue partidario de los pueblos indígenas de las Américas y admirador del defensor de los pueblos indígenas brasileños, Marechal Rondon (1885-1958), del ejército brasileño y del antropólogo Darcy Ribeiro (1922-1997).

En octubre de 1942, Gonçalves de Lima visitó Jatobá, en el interior del Estado de Pernambuco, aldea del grupo étnico hoy llamado Pankararu. Le acompañaban estudiantes y técnicos de estudios geológicos del valle del río São Francisco.

En el artículo, Gonçalves de Lima narra su frustración por haber podido presenciar la ceremonia del ajucá, el “vino” que allí se hacía con la jurema-preta. Sólo pudo observar su preparación por el indígena Serafim Joaquim dos Santos: la cáscara de la raíz macerada se exprime en agua fría, que se vuelve roja y espumosa. Después de retirar la espuma, se sopla humo de pipa sobre la vasija de barro en forma de cruz.

Al no haber observado el trance inducido por el vino durante las ceremonias, Gonçalves de Lima cita al etnógrafo Carlos Estevão de Oliveira: “en ese momento daban la impresión de que la hoja de plomo de la pseudocivilización que habíamos extendido sobre ellos, de cuatro siglos de espesor, no es suficiente para sofocar sus creencias”.

El químico habla de la influencia indígena en los cultos Catimbó, en Pernambuco, que, con influencias africanas, europeas e indígenas, rinden culto al árbol de la jurema; y Candomblé de Caboclo, en Bahía, una práctica que mezcla espíritus y deidades africanas e indígenas. La gran contribución fue el árbol de la jurema, epicentro de la “no muy extensa, fitolatría de los indígenas del noreste”, que “sólo se convirtió en árbol sagrado cuando fue identificado un delicioso medio de transporte mental”.

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Con las muestras obtenidas, Gonçalves de Lima aplicó varios métodos químicos para extraer el alcaloide que denominó nigerina. Ese fue el primer registro de DMT en organismos naturales, pero más tarde se supo que la misma sustancia había sido sintetizada en 1931 por el químico canadiense Richard Manske.

La prueba de que la N, N-dimetiltriptamina era la productora del efecto psicodélico no llegó hasta 1956, cuando el químico y psiquiatra húngaro Stephen Szara se inyectó un extracto de Mimosa tenuiflora en su propio músculo y, bueno, fue transportado. Gonçalves de Lima narra que un miembro de su equipo ingirió 40 mg de nigerina y sólo experimentó aceleración del pulso, exacerbación auditiva y síntomas respiratorios (disnea leve). “Todos esos fenómenos desaparecieron en 45 minutos”, registró.

Gonçalves de Lima aplicó varios métodos químicos para extraer el alcaloide que denominó nigerina. Ese fue el primer registro de DMT en organismos naturales

Treinta años después de que se aislara la nigerina, un artículo publicado en The Alabama Journal of Medical Sciences reportó un hecho sorprendente: la DMT está presente en el cerebro humano sano, sin necesidad de ingerir sustancias psicoactivas. La dimetiltriptamina se produce en el órgano sobre el que ejerce un efecto psicodélico. Tal descubrimiento sería un excelente argumento a favor de la idea de que la DMT, siendo endógena al ser humano, lo tiene todo para ser una droga segura si se puede demostrar su uso terapéutico. Por supuesto, habría que hacer pruebas para determinar el rango de dosis que podría utilizarse con seguridad.

Con la popularidad adquirida por la ayahuasca entre los hippies, con obras como The Yagé Letters (1966) (otro nombre de la bebida), de William Burroughs (1914-1997) y Allen Ginsberg (1926-1997), sólo tres años después de la publicación de este libro, aparecieron las primeras restricciones para su uso en investigación.

La DMT no sólo se encuentra en la jurema-preta, en la chacruna -el ingrediente de la ayahuasca- y en el cerebro humano, sino también en otros animales, plantas e incluso en hongos. El libro Tihkal, de Ann Shulgin (1931-2022) y Alexander “Sasha” Shulgin (1925-2014), ofrece una descripción comprensiva de su presencia generalizada. La pareja pasó varios años sintetizando psicodélicos en su laboratorio casero en California, que probaron en experimentos con amigos. “La DMT está, sencillamente, en casi cualquier lugar que elijas mirar. Está en esta flor de aquí, en ese árbol de allá y en aquel animal”.

El largo pasaje sobre DMT en el libro comienza señalando a un pariente cercano: la 5, 6-dibromo-DMT, presente en la esponja marina Smenospongia ehina y en el tunicado Eudistoma fragum. Y la propia N, N dimetiltriptamina aparece en un tipo de coral de la bahía de Nápoles, Paramuricea chamaeleon. La lista continúa con varias especies de hongos de siete familias que contienen a otro primo de la DMT, la 4-hidroxi-DMT. La 5-hidroxi-DMT (bufotenina) y la 5-MeO-DMT también se encuentran en sapos. Pasando al reino vegetal, Shulgin comienza relacionando hierbas del género Phalaris, como la Phalaris tuberosa, que contienen DMT, bufotenina y 5-MeO-DMT. La planta deja tambaleándose a las ovejas que se alimentan de ella. Otro género de hierba embriagante para los animales es Lolium, así como varias especies de bambú y juncos.

Entre las leguminosas, hay muchas especies de los géneros Acacia, Anadenanthera y Mimosa. Del angico Anadenanthera peregrina y su prima Anadenanthera colubrina, por ejemplo, se extraen rapés psicoactivos que reciben nombres como paricá, yopo, vilca, huilca, y cebil. Otras nueve leguminosas también contienen DMT. También hay árboles del género Virola, de cuya resina se produce rapé (polvo de tabaco). Por último, y lo más importante, en la gran familia psicoactiva de los parientes del café, la chacruna ayahuasca, Psychotria viridis, es la única que contiene DMT.

“La DMT está, sencillamente, en casi cualquier lugar que elijas mirar. Está en esta flor de aquí, en ese árbol de allá y en aquel animal”.

“¿Por qué la DMT está tan presente en los seres vivos?, se pregunta Dráulio de Aráujo, sentado en la larga terraza de la hacienda de Logradouro. Su hipótesis, para los animales, es que la dimetiltriptamina es el motor de las imágenes que aparecen en los sueños, ver con los ojos cerrados, o milagros de los que hablan los ayahuasqueros.

La expresión se convirtió en el título de uno de sus artículos científicos pioneros sobre el psicodélico (“Ver con los ojos cerrados”, 2012). Las imágenes de resonancia magnética funcional revelaron que las visiones desencadenadas por la ayahuasca proceden de la activación de una extensa red neuronal en la visión, la memoria y la intención. implicada “Varios de los efectos son muy similares a lo que ocurre cuando una persona está soñando. Vemos nuestros propios pensamientos, accedemos a nuestras propias emociones”, afirma el neurocientífico, que ha tenido experiencias (no siempre pacíficas) con la ayahuasca.

Más misteriosa es la presencia generalizada de la DMT en las plantas. Araújo especula que la sustancia puede tener una función biológica más fundamental, como preparar a los organismos para el estrés ambiental; por ejemplo, el largo período seco en la Caatinga. Su práctica de tomar muestras de la Mimosa tenuiflora todos los meses en Quixadá está ligada a esta idea. Quiere establecer cómo varía el contenido de dimetiltriptamina en cada parte de la jurema-preta en el verano nororiental (estación seca) y en el invierno (estación lluviosa), en busca de pistas sobre la función de la DMT.

Una característica más general que se contempla es el efecto antiinflamatorio que la DMT comparte con otros psicodélicos. Dado que se producen niveles elevados de inflamación en pacientes deprimidos, un beneficio antidepresivo también puede estar asociado con esto, además de acceder al contenido psíquico.

Otro factor que estimula la imaginación científica de Aráujo procede de los estudios que demuestran la capacidad de los psicodélicos, entre ellos la DMT, para activar vías metabólicas asociadas a la formación de nuevas conexiones cerebrales. Es lo que se denomina neuroplasticidad. Al abrir nuevas vías para el intercambio de impulsos entre neuronas, la DMT favorecería la aparición de pensamientos capaces de romper los círculos viciosos de ideas negativas, la reflexión excesiva que atormenta a las personas gravemente deprimidas. La neuroplasticidad sería otro proceso que contribuiría al efecto antidepresivo.

Aficionado a películas de ciencia ficción como Dune, y siguiendo la sugerencia del psiquiatra Marcelo Falchi, Araújo bautizó la investigación de su laboratorio con el nombre de “Projeto Dunas” (Proyecto Dunas), también en referencia a las formaciones típicas de las playas del Estado de Rio Grande do Norte. Sin embargo, a Araújo le gusta referirse a él como “DMT de la A a la Z”.

El proyecto, concebido durante la estancia de Araújo en California, cobró impulso con la entrada de la empresa Biomind Labs, dirigida por el uruguayo Alejandro Antalich, que hace unos meses inauguró su sede en Cambridge, Inglaterra. El objetivo de la sociedad es probar y desarrollar formulaciones de fármacos y protocolos de administración más propicios para usos clínicos contra la depresión.

“Varios de los efectos son muy similares a lo que ocurre cuando una persona está soñando. Vemos nuestros propios pensamientos, accedemos a nuestras propias emociones”

En esta fase preliminar, con voluntarios sanos, el grupo de Araújo utiliza DMT de jurema-preta para inhalación. Cuando entren en escena pacientes con depresión, se utilizará una variante sintética suministrada por Biomind y fabricada con las mejores prácticas exigidas para medicamentos. Sin embargo, la extracción en la UFRN continuará para abastecer el programa DMT de la A a la Z.

Uno de los enigmas que puede develar el estudio sistemático de la Mimosa tenuiflora es el efecto del vino de jurema: además de DMT, ¿suministraría la propia planta beta-carbolinas que inhiben la enzima MAO que degrada el psicodélico en el tracto digestivo? Hasta ahora se ha especulado que tales bloqueadores están presentes en otros vegetales que forman parte de la bebida ceremonial, como las variedades silvestres del marañón y maracuyá. Sin embargo, no se utilizan en todos los lugares donde se elabora el vino.  Puede ser que el misterio no tenga solución bioquímica. También es posible que el acceso a los reinos encantados se abra con los propios rituales, sin una influencia psicodélica directa.

La jurema-preta es sólo una de las 38 especies del género Mimosa que existen en la Caatinga (de las 350 encontradas en Brasil, entre las 540 del mundo). Algunas también contienen DMT, pero la Mimosa tenuiflora se ha convertido en la favorita para los rituales. La razón puede estar en el alto contenido de DMT, o incluso en su presencia generalizada en el interior del noreste.

La rusticidad de la jurema se conoce hasta en el nombre del árbol que, en lengua tupí, significa “muchas espinas”. Incluso en un entorno semiárido, alcanza 5.5 m de altura y 30 cm de diámetro en el tronco. Su dominio del paisaje de la Caatinga se debe a su inusual tolerancia a las diferentes condiciones del suelo y al déficit de agua. En la estación seca pierde todas sus hojas, que vuelven a reverdecer con las primeras lluvias. También aparecen flores blancas, normalmente en noviembre y diciembre. El alto contenido de taninos, origen del amargor de la bebida preparada con jurema, no impide que el ganado vacuno y caprino se alimente de los brotes en invierno y de las hojas y vainas en la estación seca.  

Su madera resistente es más densa que la del eucalipto, de ahí la preferencia de los sertanejos, los habitantes tradicionales del interior, como indicó anteriormente el padre del químico Sérgio Ruschi, para utilizarla como postes para cercas y carbón vegetal. Como leguminosa, contiene en sus raíces, en simbiosis, bacterias que fijan el nitrógeno de la atmósfera en el suelo, enriqueciendo las tierras pobres de la Caatinga con este importante nutriente. Es un árbol adecuado para la reforestación, ya que crece rápido, 4.5 metros en cinco años, y el 75% de las plántulas sobreviven a este periodo.

Sin embargo, toda esta resiliencia puede no ser suficiente para hacer frente a la creciente presencia humana en el seco interior del sertão. Más de la mitad del bioma de la Caatinga ya ha sido deforestado, y el 13 % está en proceso de desertificación. Según la red MapBiomas, la cantidad de agua superficial de ríos y embalses se redujo en un 8 % de 1985 a 2020.  La jurema-preta, a pesar de su abundancia, no ha salido ilesa de esta devastación. Según un estudio genético de Seni Reis Arruda, de la Universidad Estatal del Suroeste de Bahía (UESB), en Vitória da Conquista, la fragmentación de la Caatinga ya está reduciendo el flujo de genes entre poblaciones separadas de Mimosa tenuiflora.

Sin suficiente dispersión de polen y semillas, los árboles se reproducen sólo con primos confinados en la misma zona, lo que reduce la variedad de genes disponibles para que el árbol sea robusto frente a las distintas condiciones ambientales. Con el tiempo, esta reducción de la diversidad podría suponer un riesgo para la supervivencia de la especie.

Cualquiera que vea a Dráulio Araújo y a Flávio Torres arrancando sólo tres árboles de jurema-preta de la extensa población de juremas en los matorrales de la finca de Logradouro puede concluir que no habrá ninguna diferencia en el número de árboles. Después de todo, a razón de tres especímenes al mes para obtener unos cientos de miligramos de DMT, no se utilizarán más de 36 árboles al año.

Padre e hijo cuidan de devolver a la tierra los troncos de los árboles cortados con sus raíces secundarias, para que broten y continúen restaurando el vigor de la Caatinga. Al mismo tiempo, trabajando codo a codo, renuevan su afecto mutuo y la posibilidad de que el estudio con DMT ayude a aliviar el sufrimiento de millones de personas deprimidas.

Traducción de Jenny Nava Díaz
Portada de Mariom Luna

Esta es la segunda parte de una serie publicada originalmente en portugués por el diario brasileño Folha de S.Paulo.  https://www1.folha.uol.com.br/ilustrissima/2022/07/da-caatinga-ao-laboratorio-cientistas-investigam-efeito-antidepressivo-de-psicodelico.shtml

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