Una de las grandes características de los mazatecos es su sentido de memoria histórica basada en lo heredado por sus viejos (chjota chjinga). El uso medicinal y ritual de los hongos forman parte de esta tradición que, al paso del tiempo, han experimentado múltiples transformaciones en su interpretación simbólica.
Una combinación de persistencia cultural y un marco normativo formalmente respetuoso de los derechos fundamentales, posibilitaron las condiciones para la legalización plena del uso de la hoja de Coca en productos alimenticios en Colombia en un proyecto llevado a cabo por una comunidad indígena.
El domingo 25 de febrero se celebró la clausura del Congreso de las Plantas Sagradas en las Américas en el pueblo de Ajijic, Jalisco. El auditorio se desbordaba con un público ansioso por escuchar a los ponentes magistrales.
Más que una conferencia, se trató de una experiencia multicultural, llena de color en un espacio místico, alejado del ruido de las grandes ciudades, en el que la variedad de información sobre temas psicoactivos fluyó de la mejor manera.
En 1970, el poeta Gil Scott Heron escribió que ͞la revolución no será televisada͟—sería, dijo, en vivo. Ese sería el caso del movimiento de los derechos civiles, pero la nueva revolución psicodélica sí será televisada, y también en vivo.
“Nosotros quitamos el juego de adivinación del cannabis medicinal”, la frase fue parte de la publicidad reciente de una empresa norteamericana que provee servicios de acompañamiento y productos de cannabis medicinal en California. Hace referencia a un elemento propio al uso de muchos productos fito-terapéuticos, que desespera médicos, científicos y muchas veces a los mismos pacientes: los resultados son muy variables, demandando la observación cercana de un acompañante especialista, e inevitablemente, el involucramiento del mismo paciente, de manera activa, en su propia terapia.
El sentipensamiento es un término recogido de la sabiduría popular del caribe colombiano por el sociólogo Orlando Fals Borda y después popularizado por el escritor Uruguayo Eduardo Galeano.
Patrimonialización de bienes culturales puede parecer, a un lector desavisado, que sea un tema muy distante de drogas o plantas sagradas. Con tantas legislaciones prohibicionistas y tantas batallas legales para los más diversos usos de plantas psicoactivas por el mundo, es posible entender que no sea una asociación simple. Pero o que venimos apurando en nuestras pesquisas, es que cada vez más la sociedad en general puede percibir estos usos de plantas alteradoras de conciencia como cultural y – naturalmente – esta percepción coloca los grupos envueltos en una nueva perspectiva, con nuevos argumentos, que incluso van a servirlos para garantir aquello uso.
O presente texto reflete sobre um tipo particular de educação ocorrida a partir do consumo de determinadas plantas tidas como sagradas em função de potencializarem conexões com o divino ou inspirarem respeito e devoção.
La adicción a las drogas puede ser visto como un trastorno crónico recurrente, el cual implica la dependencia a una o múltiples sustancias, y en casos graves conlleva la pérdida del control sobre su consumo. Este consumo descontrolado puede acarrear graves consecuencias, a mediano y largo plazo, sobre el individuo tales como trastornos físicos y psicológicos.
Actualmente, la dieta del muká es considerada por los Yawanawá, pueblo indígena de Acre (Brasil) como su iniciación más importante en el proceso de adquisición de conocimiento y poder chamánico. Si en un pasado reciente la dieta era exclusiva para hombres de esta etnia, desde 2006, algunas mujeres Yawanawá también tuvieron acceso a la dieta. Además, con la intensificación del etnoturismo en las aldeas y con la expansión de sus alianzas con los no indígenas de las ciudades, algunos pocos de éstos también tuvieron acceso.
Cuando se habla de Bolivia y plantas prohibidas la historia nos lleva directamente a la hoja de coca. Sin embargo, la lucha cocalera no fue el único proceso emancipatorio (relacionado a plantas maestras) que se reveló contra la dominación ideológica colonial. En el siglo XVI durante el periodo de extirpación de idolatrías gestado por los españoles, nació un movimiento denominado Taqui onkoy o rebelión de las wacas, que tuvo como elemento primordial el consumo de plantas sagradas (crónicas que hablan del uso de wachuma o cáctus de san pedro)
En la pasada década, ha renacido el interés científico de la medicina alopática en los potenciales de algunos compuestos considerados como psicodélicos. A pesar de existir experiencia previa positiva en la utilización de estos compuestos, en general como facilitadores de terapias psicológicas, la investigación sobre estas sustancias fue víctima de una “prohibición” iniciada a mediados del siglo XX. Siendo clasificadas por distintas organizaciones y naciones como sustancias “sin uso médico aceptado y con alto potencial de abuso”, se creó un desaliento público que únicamente lograría satanizar su uso en cualquier contexto médico, recreativo e inclusive tradicional.
En el mundo del comercio responsable, una frase de uso común es aquella de que “el consumo es un acto político”, entendiendo con esto que nuestras decisiones sobre lo que consumimos, compramos, y a quién compramos tienen efecto sobre el mercado y favorecerían la construcción de relaciones comerciales alternativas más justas con el productor, el ambiente y el consumidor. Es una expresión que me gusta, porque ubica el acto del consumo en el campo de la decisión, y no de la acción pasiva que se le suele adjudicar.
La emergencia del consumo del 5-meo- DMT extraído del sapo Bufo alvarius (endémico del desierto de Sonora), en la segunda década del siglo XXI, ha traído consigo una serie de controversias en torno a la profundidad histórica de su empleo y a los usos que se le está dando en distintos contextos socioculturales, tal como en espacios urbanos alternativos, así como su incorporación a las culturas indígenas del desierto de Sonora, ámbitos en gran medida interconectados.