Peter Sachs Collopy
Peter Sachs Collopy es historiador, archivero y conservador de la ciencia, la tecnología y los medios de comunicación estadounidenses. Es archivero de la Universidad de Caltech.
A mediados del siglo XX, la invención y disponibilidad de nuevas drogas psicodélicas, y el creciente discurso cultural en torno a ellas, coincidieron con los de la televisión, las cintas de vídeo y la informática. Las tecnologías psicodélicas y la electrónica crecieron juntas, y quienes usaban o pensaban en una a menudo implicaban a la otra. Cuando Sony y otros fabricantes japoneses desarrollaron nuevos magnetoscopios portátiles a finales de los años sesenta, por ejemplo, surgieron nuevas comunidades de artistas a su alrededor, primero en Estados Unidos y Canadá, y después en Europa, Asia, el norte de África y América Latina. Por primera vez, declararon estos entusiastas, mucha gente podía hacer su propia televisión, rompiendo el oligopolio de la radiodifusión.
Al describir las implicaciones psicológicas y sociológicas de esta nueva tecnología, muchos la compararon con las drogas psicodélicas. “Escribir sobre… la cinta es explicar un viaje a alguien que nunca ha tomado ácido”, escribió Marco Vassi, un buscador espiritual, en el primer número de la moderna revista de vídeo estadounidense Radical Software. En el número siguiente, cuando el filósofo y sociólogo Victor Gioscia buscaba métodos para adaptarse al cambio social ayudando a la gente a “acelerar la formación de la generalización”, se preguntaba: “¿Lo consigue el ácido? ¿Lo hará la cinta de vídeo?”. “¿Podemos trasplantar esta extraña ‘ontología’ de la experiencia de la droga a un medio artístico más ‘seguro’ y ‘auténtico’?”, se preguntaba en el mismo número la pionera videoartista Nam June Paik. “El vídeo es tan poderoso como el LSD”, respondía en el número siguiente una viñeta del poeta Edwin Varney.
Materialmente, las dos tecnologías eran muy diferentes —una era ya una mancha de líquido en una lengüeta de papel, la otra un complejo sistema óptico y electrónico— pero, como escribió Paik, los videógrafos experimentales percibían una ontología subyacente común. ¿Cómo llegaron a ser la cinta de vídeo y las drogas psicodélicas, tomando prestada una categoría de análisis del historiador Fred Turner, “tecnologías de la conciencia”? En mi capítulo de Expanding Mindscapes, sigo los hilos en común que unieron ambas tecnologías.
Escritores populares, como Aldous Huxley, Pierre Teilhard de Chardin y Marshall McLuhan, describieron tanto la psicodelia como los medios electrónicos como medios para la evolución de la conciencia colectiva, y encontraron público entre los usuarios de cada uno de ellos. Bajo la influencia de estos escritores, muchos estadounidenses de mediados del siglo XX creyeron haber encontrado herramientas que podían proporcionar no solo estados alterados de conciencia y una mayor comprensión del yo, sino la capacidad de disolverlo, conectar con los demás y participar en una unidad mayor. Del mismo modo, para los videógrafos experimentales, el vídeo parecía no sólo un nuevo medio, sino un medio capaz de generar un nuevo tipo de conciencia, una nueva forma de ser humano.
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En los años 50, el ingeniero Myron Stolaroff unió institucionalmente la grabación de cintas y la investigación psicodélica en una serie de experimentos sobre la potenciación de la creatividad. En 1961, Stolaroff fundó la Fundación Internacional de Estudios Avanzados (IFAS). La IFAS realizaba investigaciones en dos ámbitos. La primera era esencialmente terapéutica, centrada en el tratamiento de enfermedades mentales y el crecimiento personal. La segunda se centraba en los efectos de los psicodélicos sobre la creatividad de los ingenieros y otros trabajadores técnicos. El IFAS duró poco. En 1966, a medida que aumentaba la preocupación del público y de la prensa por los peligros del LSD, la Administración de Alimentos y Medicamentos ordenó al grupo que pusiera fin a sus investigaciones. La asociación entre el LSD y la creatividad técnica perduró gracias a la continua influencia de los investigadores del IFAS y sus asociados.
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En la década de 1960, las dos tecnologías volvieron a unirse en diversos entornos contraculturales, incluido el diseño de sintetizadores de vídeo que pretendían ser psicodélicos tanto estética como funcionalmente. De diversas maneras, la tecnología de vídeo y las drogas psicodélicas se convirtieron en tecnologías análogas. Lo que unía a estos dos objetos era que sus usuarios los entendían como tecnologías de la conciencia. No se trataba simplemente de tecnologías que modificaban el pensamiento y las experiencias de quienes las utilizaban —como hace cualquier tecnología—, sino de tecnologías que los propios usuarios entendían como tales.
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Esta es una versión abreviada del capítulo de Peter Sachs Collopy, “’Video Is as Powerful as LSD’: Electronics and Psychedelics as Technologies of Consciousness” , en la colección editada, Expanding Mindscapes: A Global History of Psychedelics, que se publicó con MIT Press el 21 de noviembre de 2023.
Este artículo fue originalmente publicado en inglés por Chacruna Institute.
Traducción de Ibrahim Gabriell
Portada de Fernanda Cervantes