Cultura Español

Un recorrido por la historia de la marihuana en México con Nidia Olvera Hernández

Jasmine Virdi entrevista a Nidia Olvera Hernández, etnohistoriadora mexicana, especializada en la historia de las sustancias psicoactivas y las políticas de drogas. En este artículo, Nida comparte algunas de sus investigaciones anteriores sobre la historia de la marihuana en México, y detalla la llegada del cannabis con los colonizadores españoles que tenían la intención de usar la planta con fines industriales, y cómo la concepción de la planta cambió con el tiempo. eventualmente llegando a ser referido como “marihuana” en lugar de “cáñamo”.

+ posts

Escritora e editora freelance. Desde 2018, Jasmine tem trabalhado para a editora independente Synergetic Press. Ela também escreve para o Chacruna, o Psychedelics Today, e o Lucid News.

Escritora y editora freelance. Desde 2018, Jasmine ha trabajado para la editorial independiente Synergetic Press. También escribe para Chacruna, Psychedelics Today y Lucid News.

Nidia A. Olvera Hernández es una etnohistoriadora mexicana, especialista en la historia de las sustancias psicoactivas y las políticas de drogas. Olvera Hernández ofreció una ponencia sobre las farmacopeas mexicanas creadas a mediados del siglo XIX que incluían varias plantas psicoactivas, como el peyote, el cannabis y el ololiuhqui, en la pasada conferencia organizada por Chacruna, Plantas Sagradas en las Américas II, que tuvo lugar del 23 al 25 de abril de 2021.

En esta entrevista, Nidia Olvera comparte algunas de sus investigaciones iniciales sobre la historia de la marihuana en México, detallando la llegada del cannabis con los colonizadores españoles que pretendían utilizar la planta con fines industriales, y cómo la concepción de la planta cambió con el tiempo, llegando a denominarse “marijuana” en contraposición a “cáñamo”. Olvera también explora el término náhuatl “pipiltzintzintli” con el que se creía que se hacía referencia al cannabis, entre otras plantas psicoactivas, y nos habla sobre el uso indígena de la marihuana en México.

Ilustración de Trey Brasher

Jasmine Virdi: Tengo curiosidad por saber qué fue lo primero que le hizo interesarse en esta área de la antropología. ¿Cómo llegó a investigar la historia de las sustancias psicoactivas?

Nidia Olvera Hernández: Inicialmente, me interesé por las sustancias psicoactivas a través del lente de la etnobotánica, y eso fue lo que me llevó a la antropología. Estudié etnohistoria en la licenciatura, sintiendo que la historia me permitía estudiar estas plantas con más seriedad. No sólo quería entenderlas a través de mis propias experimentaciones, también me interesaba estudiar sus usos en diferentes culturas. Con el tiempo, me comprometí mucho con la historia, investigando, volcándome en archivos, descubriendo una riqueza oculta de información sobre estas plantas en México. Como historiadora de las drogas, me interesa cómo la historia puede ayudarnos a entender los cambios en la concepción común de estas sustancias a lo largo del tiempo, incluidos sus usos, y la prohibición.

JV: Una planta que ha estudiado con especial atención es el cannabis, ¿verdad?

NOH: Primero, empecé estudiando el peyote y las prohibiciones coloniales del peyote, luego estudié la historia de las drogas en general en México, pero también escribí un artículo sobre el cannabis en 2017.

En México, existe el mito popular de que grupos indígenas como los aztecas consumían marihuana desde tiempos inmemoriales, pero sabemos que la planta no había llegado a América en ese momento.

JV: ¿Cómo llegó por primera vez la planta de cannabis a México?

NOH: En México, existe el mito popular de que grupos indígenas como los aztecas consumían marihuana desde tiempos inmemoriales, pero sabemos que la planta no había llegado a América en ese momento. De hecho, el cannabis llegó con los colonizadores en el siglo XVI, quienes decidieron cultivarlo con fines industriales. Algunas fuentes afirman que sólo trajeron semillas; sin embargo, otras consideran que la gente trajo plantas enteras en barco. Hay mucha desinformación sobre la historia de la marihuana, pero sabemos que los colonizadores la trajeron desde Europa, en algún momento del siglo XVI, junto con otras plantas y animales. En aquella época, el cannabis no tenía nada de especial y querían cultivarlo con fines industriales como cáñamo.

JV: ¿Cuándo dejó de llamarse cáñamo, para empezar a llamarse marihuana?

NOH: Las primeras fuentes indican que esto ocurrió a mediados del siglo XIX. Hay diferentes hipótesis sobre los orígenes semánticos del término “marihuana”. Algunos creen que proviene del náhuatl, la lengua indígena más hablada de México, perteneciente a los aztecas y mexicas. Otros creen que el término tiene su origen en la Revolución Mexicana que tuvo lugar en 1910. Sin embargo, el nombre “marihuana” había aparecido antes de eso, y posiblemente esté relacionado con el término “María”, una forma común de referirse a las mujeres indígenas que vienen a las ciudades y venden productos de sus comunidades; a menudo, incluidas las plantas. Yo personalmente no estoy de acuerdo con llamarlas Marías porque pienso que es una falta de respeto y cumple una función despectiva. “Juanes” era un término que se usaba para referirse a los soldados. Se dice que los soldados consumían marihuana con frecuencia, comprándosela a las Marías, pero sigue siendo especulativo.

Algunas personas en Estados Unidos defienden que el término “marihuana” debería dejar de usarse porque consideran que tiene una carga racial. Yo disiento de esta opinión y siento que el término es una contribución de México a la cultura global del cannabis.

En el siglo XX, cada vez era más común utilizar el término marihuana; sin embargo, empezamos a distinguir entre el cáñamo -la planta industrial- y la marihuana -la sustancia psicoactiva-. No sabemos exactamente cómo se diferenciaron ambas cosas. Algunas personas en Estados Unidos defienden que el término “marihuana” debería dejar de usarse porque consideran que tiene una carga racial. Yo discrepo de esta opinión y siento que el término es una contribución de México a la cultura global del cannabis.

Conoce más sobre la Iniciativa de Reciprocidad Indígena de las Américas

JV: ¿Cuándo se comenzó a satanizar la planta? La opinión sobre el cáñamo era neutral, pero existe una asociación de criminalidad con la marihuana. ¿Cómo se produjo esa transición?

NOH: Antes de la idea de criminalidad, en 1772, el sacerdote, historiador y científico José Antonio Alzate publicó un trabajo que demostraba que los conocidos efectos psicoactivos del cannabis eran de origen natural y no, en sí mismos, obra del diablo. Sin embargo, no le gustaba el uso ritual que los pueblos indígenas le daban a la planta, quienes se “emborrachaban” o “embriagaban” con ella. En su lugar, luchó activamente para que los médicos pudieran utilizar la planta en un contexto clínico. Sus escritos fueron el primer caso registrado en el que se afirmó que el uso ritual del cannabis era malo o perverso.

Mucho más tarde, cuando se empezó a utilizar la palabra “marihuana”, hubo titulares en los periódicos que empezaron a asociar la planta con la criminalidad, sugiriendo que fumar la planta induciría a la locura. Esto sucedió en México, a finales del siglo XIX, un poco antes de lo que ocurrió en Estados Unidos con Harry Anslinger, quien lanzó una campaña antidroga y antiinmigración contra la marihuana calificándola de “asesina de la juventud”. En el México del siglo XIX existía la idea de que la marihuana era atrasada e incivilizada; un perjuicio para un país que pretendía progresar. A principios del siglo XX, la marihuana comenzó a asociarse estrechamente con la locura, la criminalidad y con los soldados, ya que los titulares de prensa relacionaban la planta con delitos y actos de dudosa reputación.

JV: En su artículo, usted emplea el término “pipiltzintzintli”. ¿A qué se refiere y qué relación tiene con el cannabis?

NOH: Previamente, he mencionado al sacerdote e historiador José Antonio Alzate. En su obra de 1772, relativa al cannabis, trataba de determinar qué era el pipiltzintzintli, y llegó a la conclusión de que era el cannabis. El término pipiltzintzintli proviene del náhuatl y significa “niños o jóvenes nobles venerados”, refiriéndose a alguien o algo poderoso y respetado. Pipil se refiere a un niño o muchacho. Y tzin es un sufijo, que se añade para cambiar el significado de la palabra, señalando algo pequeño en tamaño. Adicionalmente, la duplicación de tzin al final de los nombres de las personas indica respeto o estatus por edad avanzada.

Quizá pipiltzintzintli se utilizaba para referirse a ciertas plantas que se consideraban sagradas. Para las culturas antiguas, las plantas tenían un espíritu dentro de ellas. El término podría referirse directamente al espíritu dentro de la planta; pero, esa es sólo mi hipótesis. Otros, como Gordon Wasson, afirman que pipiltzintzintli se refiere a Salvia divinorum y otras personas creen que es gloria de la mañana u Ololiuqui, pero no hay muchas fuentes. La teoría con la que estoy más de acuerdo es que usaban pipiltzintzintli para referirse a una mezcla de diferentes plantas con propiedades psicoactivas, incluyendo pequeñas semillas usadas en diferentes rituales, y luego, cuando llegó el cannabis, empezaron a incorporarlo en sus rituales y en la mezcla. Además, descubrimos que pipiltzintzintli se utilizaba para describir la semilla de Erythrina coralloides que tenía efectos psicoactivos, y era común en el uso indígena. Los pueblos indígenas tienen profundos conocimientos en lo que se refiere al uso de plantas psicoactivas y, cuando conocieron los efectos del cannabis, decidieron incorporarlo a su caja de herramientas botánicas y utilizarlo en mezclas como el pipiltzintzintli.

Incluso hoy en día, los otomíes, un grupo indígena de Puebla, México, utilizan cannabis en sus rituales y lo refieren como Santa Rosa.

JV: ¿Cómo se sabe que la marihuana era utilizada por las poblaciones indígenas? Además, ¿qué tanto se sabe sobre el uso ritual y ceremonial que estos grupos hacían de ella?

NOH: Un ejemplo de esto se encuentra en los escritos de Alzate, en los que documenta una visita a un herbolario indígena en un mercado, a quien pudo comprarle marihuana. Incluso hoy en día, los otomíes, un grupo indígena de Puebla, México, utilizan cannabis en sus rituales y lo refieren como Santa Rosa. Los otomíes se ingieren el cannabis y utilizan muñecos rituales hechos de papel en los que insertan cannabis. Nosotros usualmente asociamos el cannabis con relajación, pero ellos pasan toda la noche danzando en sus rituales. No sabemos exactamente cuándo comenzó a utilizarse, pero es cierto que tanto la sociedad indígena como la mayoritaria tienen una estrecha relación con el cannabis. Por ejemplo, en México, es parte del conocimiento común para la generación de adultos mayores, como mi abuela y la mayoría de las abuelas, que si tienes artritis o un dolor en el cuerpo debes hacer tintura de cannabis y frotarla para aliviar el dolor.

JV: Tengo curiosidad por saber más sobre la guerra contra las drogas en México y sus raíces. ¿Cuándo empezó y cómo influyó en ella la guerra contra las drogas de Nixon?

NOH: La guerra mexicana contra las drogas empezó antes que la de Nixon. La primera prohibición moderna del cannabis en México tuvo lugar en 1920. Viéndola en perspectiva, esa no fue realmente una guerra, en comparación con la violencia a la que nos enfrentamos ahora en México a causa de las drogas y el crimen organizado. Sin embargo, en ese momento la policía y los organismos gubernamentales empezaron a perseguir a consumidores y traficantes. Para la década de 1930, los traficantes de la frontera norte de México y de Ciudad de México habían adquirido un poder considerable. El gobierno empezó a tratar de controlarlo difundiendo la creencia de que las drogas eran un enemigo peligroso al que había que combatir. A finales de los años cuarenta, la Segunda Guerra Mundial cambió la política global. México y otros países se unieron en un esfuerzo concertado para controlar el consumo de drogas. Las declaraciones de Nixon, en los años setenta, convirtieron el consumo de drogas en un problema de seguridad. El gobierno mexicano respondió a las declaraciones y políticas promulgadas por Nixon yendo a zonas rurales donde se cultivaba marihuana y opio para destruir las plantas. Pero no sólo destruyeron las plantas, se alinearon con movimientos guerrilleros que atacaban a personas con ideas políticas diferentes. En realidad, estas campañas provocaron problemas mucho más grandes, lo que llevó a que los traficantes y las sustancias ilícitas ganaran aún más poder.

Durante la Inquisición española les gustaba quemar peyote y ololiuqui, y es irónico que, en el México actual, el gobierno y el ejército sigan prendiendo fuego a estas sustancias. Aunque estamos viviendo otro tipo de prohibición, algunas cosas siguen igual.

Conoce más sobre el nuevo curso de Chacruna “Chamanismo, usos tradicionales y rituales”

JV: Durante la Inquisición española no hubo exactamente una guerra contra las drogas, pero sí una guerra cultural que perseguía a los pueblos indígenas y su uso sacramental de plantas psicoactivas. ¿Ves alguna relación entre ambas?

NOH: Era otro tipo de prohibición, basada en ideas religiosas. Los españoles decidieron prohibir el peyote y otras plantas por su importancia en la espiritualidad indígena. A los ojos del catolicismo, el uso de esas plantas era considerado maligno y una forma de adoración al diablo. Se supone que la prohibición moderna se basa en la ciencia; sin embargo, hay otras ideas que se han extendido a lo largo del tiempo. Por ejemplo, existe la idea moral de que estar drogado es malo de alguna manera, y la noción de que estas plantas son demoníacas se sigue incorporando a la prohibición moderna, aunque sea de forma inconsciente. Durante la Inquisición española les gustaba quemar peyote y ololiuqui, y es irónico que, en el México actual, el gobierno y el ejército sigan prendiendo fuego a estas sustancias. Aunque estamos viviendo otro tipo de prohibición, algunas cosas siguen igual.

Es de vital importancia que incluyamos las voces indígenas en el diálogo y que naveguemos colectivamente sobre lo que va a suceder

JV: ¿Hay algo más que le gustaría añadir?

NOH: Participé en la primera edición del congreso Plantas Sagradas en las Américas. Es una pena que todo tenga que ser virtual, pero, aun así, creo que es importante que continuemos la discusión. Hoy en día existen movimientos centrados en la regulación de plantas psicoactivas como el peyote y los hongos; sin embargo, ciertos grupos indígenas no están de acuerdo con la forma en que el movimiento psicodélico está creciendo. Es muy importante hablar de estos temas, y aún más importante que existan eventos como este congreso, porque ayudan a cambiar y dar forma al diálogo. Creo que debemos despenalizar estas plantas y que debe haber un espacio para hacer investigación científica; sin embargo, plantas como el peyote no pueden ser legalizadas o despenalizadas fácilmente porque el peyote es un recurso finito con un profundo bagaje cultural. Estas plantas son para todos, pero al mismo tiempo, necesitamos cuidar estos recursos naturales y las culturas que los protegen. Es de vital importancia que incluyamos las voces indígenas en el diálogo y que naveguemos colectivamente sobre lo que va a suceder. La prohibición fue impuesta por las élites sociopolíticas, y es importante que los nuevos movimientos de reforma no se comporten de la misma manera. La reforma no tiene por qué ser como la prohibición; tenemos que escuchar y elevar los puntos de vista de los grupos indígenas y minoritarios.

Traducción de Jenny Nava Díaz
Portada de Fernanda Cervantes

Artículo publicado originalmente en Chacruna Institute

Únete a nuestro Newsletter / Inscreva-se na nossa Newsletter

Te podría interesar

Loading...