Sophia Rokhlin MSc. es una organizadora sin ánimo de lucro que trabaja en la Amazonía peruana, coautora de When Plants Dream (Watkins, 2019).
En años recientes, un brebaje hecho a partir de una planta psicoactiva proveniente del Alto Amazonas conocida como Ayahuasca, ha experimentado un boom tanto en su consumo como producción alrededor del mundo.
Este brebaje es una mezcla típicamente hecha a través de hervir la corteza de la liana Banisteropsis caapi, que posee propiedades para inhibir la monoamino oxidasa (IMAO), con la dimetil triptamina (DMT) contenida en las hojas de Psychotria viridis, también conocida en lengua Quechua como Chacruna. Cuando se combina con un IMAO, el DMT produce efectos psicoactivos en los usuarios.
Tradicionalmente, las tribus indígenas pan-Amazónicas consumen lo que es cotidianamente conocido como “la medicina” en un contexto ritual, siguiendo una dieta específica de preparación y bebiendo durante épocas adecuadas con intenciones específicas (dentro de los viajes visionarios) que pueden ser desde brujería, hasta la preparación de estrategias de caza, así como para la sanación de padecimientos fisiológicos y psico-espirituales; la tecnología espiritual de la Ayahuasca ha sido utilizada como una herramienta.
Y así, conforme el uso de la planta se extiende más allá de los ecosistemas amazónicos, los nuevos usuarios construyen nuevos relatos para darle sentido a esta extraña bebida.
La cobertura hecha para el fenómeno de la Ayahuasca por los medios masivos de comunicación como CNN, Vice y The Guardian ocupan un rango que abarca desde el escepticismo hasta el sensacionalismo.
La cobertura hecha para el fenómeno de la Ayahuasca por los medios masivos de comunicación como CNN, Vice y The Guardian ocupan un rango que abarca desde el escepticismo hasta el sensacionalismo. Al leer muchos de estos artículos, es claro que los reporteros se han dado a la tarea de traducir este fenómeno para las masas y que sólo han rozado la superficie, apegándose usualmente a la narrativa en primera persona de la ceremonia a la que han asistido. La información incidental acerca de la Ayahuasca está típicamente limitada a una salpicadura de referencias respecto a los orígenes del brebaje del Amazonas, esto sin darse cuenta de la dinámica de migración del brebaje, así como las implicaciones alrededor del camino que han atravesado. El New York Times ha categorizado muy pulcramente el ritual del brebaje como su gran historia de la columna de ‘Moda y Estilo’.
La mayoría de los relatos de los medios masivos hace énfasis en que el brebaje es para “curar”. Este enfoque único en la curación, así como el potencial terapéutico de la medicina es celebrado en el terreno de los círculos de festivales “transformacionales” como las Eco villas, y los asistentes neo-chamánicos al festival Burning Man, e incluso dentro de la floreciente generación de emprendedores sociales.
La mayoría de los relatos de los medios masivos hace énfasis en que el brebaje es para “curar”.
Si la Ayahuasca es usada de forma apolítica como un agente visionario por las tribus del Amazonas, quienes han logrado dominar su preparación y administración, ¿cómo ha sido posible que su reputación se haya silenciado hasta quedar convertida en un elíxir hecho de puro ‘amor y luz’ para Occidente?
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Poción Paradójica
Como otros psicodélicos, la Ayahuasca es un “amplificador no específico”. Una sustancia que altera las funciones cognitivas y de percepción mientras extrae material psicológico “latente” del lóbulo medio temporal del cerebro. Un estudio publicado por neurocientíficos en Brasil, ha encontrado que beber Ayahuasca amplifica las ondas cerebrales Alpha y Theta de los participantes, reportando una creciente sensibilidad a las actividades subconscientes. Al permitir el acceso a territorios subconscientes de la mente, la Ayahuasca es particularmente útil para desmadejar nudos psicológicos, dejando a muchos con una renovada e inspiradora apreciación por la vida.
Es indispensable hacer notar aquí que este buceo dentro de las aguas profundas de la psique debe hacerse bajo supervisión de un buzo profesional, es decir, un chamán perfectamente entrenado.
El énfasis tendencioso respecto a la capacidad sanadora de la Ayahuasca se ha convertido en una parte del paquete de identificación entre los usuarios urbanos. Lo que queda entendido entonces, no es que la Ayahuasca puede facilitar la sanación, sino que es la sanación en sí.
¿Es esta historia de ‘amor y luz’ la que le está dando a la Ayahuasca el estado actual sintomático de mercantilización? Una curiosa paradoja emerge: en el intento para demostrar nuestro aprecio por el ritual, probablemente estemos contribuyendo de forma inadvertida a su degradación.
El proceso de valorar una creación necesariamente devalúa los elementos que lo rodean. Privilegiando aquellos que puedan resultar útiles con propósitos culturales, materiales o espirituales, y todo aquello que esté involucrado se vuelve de importancia secundaria.
Mercantilización
El proceso de valorar una creación necesariamente devalúa los elementos que lo rodean. Privilegiando aquellos que puedan resultar útiles con propósitos culturales, materiales o espirituales, y todo aquello que esté involucrado se vuelve de importancia secundaria.
Por ejemplo: digamos que estoy cosechando trufas para vender en el mercado. Salgo al bosque con mis perros y comienzo a excavar la tierra en busca de estas mercancías de alto valor. Al romper la tierra, destrozo las redes miceliales, arranco flores, destrozo camas de musgo, y perturbo/devalúo la ecología que soporta la existencia de las trufas.
Permanezcan conmigo.
El proceso básico de mercantilización puede entenderse de forma amplia en tres pasos:
- Las relaciones ecológicas son categorizadas y simplificadas, obscureciendo su complejidad.
- La invención de un valor de cambio ocurre (por ejemplo: esta rosa cuesta 7 dólares).
- Las relaciones sociales que sustentan la producción de dicha mercancía quedan “enmascaradas”.
Ahora bien, Ayahuasca no es claramente una mercancía. Como un psicodélico, evade su etiquetado y dispersión debido a sus efectos impredecibles, pero esto no la hace inmune a las modas y mercantilización. Hagamos un mapa acerca de los pasos que rodean el fenómeno Ayahuasca:
- Al aislar el aspecto deseable o “valor utilitario” de un objeto o experiencia, le asignamos un valor. En el caso del Ayahuasca, esto parece suceder al aislar la dimensión de “sanación” del brebaje ritual, mientras se oscurecen los psicoactivos de la poción y la complejidad cultural.
- En algún punto, el valor de cambio de una ceremonia en el Norte Global, llegó a colocarse en aproximadamente 180 dólares por noche.
- Pocos chamanes dentro de las ceremonias urbanas explican la creciente cadena de suministro, colecta, preparación, transporte y venta de los ingredientes de la mezcla. Esto sin mencionar a la gente responsable por llevar a cabo la labor manual de todos estos pasos.
Entonces no es sorpresa que la Ayahuasca se encuentre bajo un proceso de mercantilización. Ya sea que su viaje a las regiones industrializadas sea inspirado en personas que reconocen una oportunidad comercial lucrativa, o que un motivo más divino sirva para inspirar su migración más allá de la jungla, la forma en que la gente concibe un valor de cambio está modificándose.
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De acuerdo al Dr. Kenneth Tupper, los ancianos pertenecientes a las tradiciones indígenas han condenado el intercambio monetario en las ceremonias. Previo al actual sistema financiero globalizado, una gallina, un fajo de tabaco, o incluso un trabajo manual funcionaban como “capital primario” y servían para completar el ciclo de reciprocidad entre el chamán y el participante en el ritual. Ahora, atrapados dentro de un creciente paradigma financiero globalizado y haciendo frente a la pérdida de sus territorios ancestrales y propiedades por los agronegocios, los chamanes se están quedando con pocas opciones más allá de usar dinero.
Conforme Ayahuasca atraviesa las fronteras, la necesidad de utilizar una expresión de valor reconocida y transferible internacionalmente (digital o tradicional) entra en juego. Extrañamente en un intento por apreciar la tecnología espiritual y ampliar su accesibilidad, la encasillamos dentro de la clásica tendencia de mercantilización.
En algún momento escuché al periodista David Bienenstock del High Times, explicando la dinámica de cambio respecto a la producción informal de cannabis por el interés de “ola corporativa” a gran escala, que cooptó a la economía no regulada formalmente. Cuando los campesinos de cannabis a pequeña escala se ven enfrentados por mega-corporaciones, la pregunta aparece: ¿cómo debe integrarse y adaptarse o re-imaginarse la forma en que el cannabis es negociado?
Históricamente, nuestros antojos por plantas psicoactivas como el café, azúcar, té y opio, han dado forma a nuestras civilizaciones, dejando los cimientos establecidos para la sociedad moderna industrializada, moldeada por estimulantes en la que vivimos hoy en día. Las plantas psicoactivas han dado forma a las ecologías sociales y a las economías.
En un mundo donde la distribución desigual de la riqueza es creciente, con una catástrofe ecológica tocando a la puerta y con partidos políticos aferrados a la obsesión miope de impulsar hasta el infinito el modelo de crecimiento económico, se vuelve cada vez más claro que la única forma de resolver nuestros problemas es a través del rediseño del intercambio de valores. El sistema actual de acumulación de capital y degradación ecológica no va a cambiar hasta que transformemos nuestra forma de:
- Entender el valor.
- Intercambiar el valor.
Repitan conmigo: no dejemos que el capitalismo transforme la Ayahuasca. Asegurémonos que ésta y otros enteógenos jueguen un rol en la transformación del capitalismo.
Entonces, repitan conmigo: no dejemos que el capitalismo transforme la Ayahuasca. Asegurémonos que ésta y otros enteógenos jueguen un rol en la transformación del capitalismo.
El beneficio de la confrontación
De los psicodélicos en general y la Ayahuasca en particular, se ha dicho que rehabilitan el comportamiento materialista. Me tocó conocer a un ex- administrador de fondos de cobertura y a un magnate de bienes raíces que reprogramaron sus actitudes de maximización de beneficios después haber asistido a ceremonias transformacionales con Ayahuasca. Una letanía de celebridades se han incorporado a los movimientos de búsqueda de justicia climática después de sus encuentros con la medicina.
La Ayahuasca tiene el efecto particular de recalibrar en las personas la jerarquía de valores morales y económicos. Muchos afirman que han obtenido una renovada apreciación por la vida silvestre después de una ceremonia.
Al estudiar la dinámica del valor de cambio con Ayahuasca sirviendo como ejemplo, quizá podamos aprender algo acerca de la naturaleza de la mercantilización misma. Y si adoptamos una perspectiva más crítica respecto a la nueva “marca” curativa, vinculada/adherida a la medicina y ceremonia con Ayahuasca, quizá podamos eliminar algunos de nuestros viejos hábitos de raíz.
El problema real de asegurar que los efectos del Ayahuasca sean única e inherentemente acerca de amor, luz y terapia (que es algo posible), es el que la gente renuncie a la responsabilidad que es necesaria para saber cómo navegar dentro de áreas desconocidas de la mente.
Una vez le pregunté a un maestro mío ecuatoriano en el Amazonas, acerca de cómo navegar en las visiones oscuras, pues repetidamente tuve la imagen de una bota negra golpeando mis coloridas pintas en la oscuridad. A esto él respondió: “debes atravesar la oscuridad. Yin Yang, ciao”.
Para que sea posible recalibrar aquellos patrones que se encuentran profundamente sembrados de mercantilizar a la naturaleza sagrada, tenemos que llamar las cosas como son. Tenemos que atravesar la oscuridad y enfrentar el problema.
¿Cómo podemos asegurarnos de que el uso de la Ayahuasca en un Norte industrializado no se convierta en otra forma de extractivismo neocolonial?
Quizá la respuesta acerca de cómo compensar a los ayahuasqueros de una forma que trascienda las dinámicas del capitalismo, no pase de la noche a la mañana. Pero lo que sí podemos hacer es empezar a preguntárnoslo activa e intencionalmente, y reconocer que la Ayahuasca no es sólo una mercancía sanadora, sino apreciar todo el complejo en su totalidad como la poderosa y encantadora tecnología botánica que es.
Portada de Fernanda Cervantes