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Niños y psicodélicos: Utilizando sabiduría indígena para examinar los paradigmas occidentales

A medida que nos acercamos a una nueva era de mayor acceso a los psicodélicos, Rebecca Kronman explora la sabiduría indígena, invitandonos a desafiar los paradigmas occidentales, mientras nos muestra las diversas perspectivas culturales sobre la participación de los niños en rituales psicodélicos.

Rebecca Kronman
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Rebecca Kronman, LCSW, es terapeuta licenciada especializada en preparación e integración psicodélica, madre de dos hijos y fundadora de Plant Parenthood, una comunidad digital y presencial de padres que usan psicodélicos.

Para los occidentales, el tema de los niños y los psicodélicos es casi intocable y está envuelto en tabúes y estigmas. Muchos consideran peligrosa e irresponsable la idea de permitir que los niños ingieran psicodélicos, o incluso que estén ante su presencia. Ahora que nos encontramos en la antesala de un mayor acceso a estas sustancias, puede que sea momento de examinar los puntos de vista que han regido nuestro modo de pensar yendo más allá del canon occidental.

Ann Shulgin ha dicho: “Cuando tienes menos de, digamos, 16 años, en realidad no has vivido tanto. No has tenido tiempo de descubrir cuál es tu esencia”1 La artista Allyson Grey calificó el consumo de drogas de “peligroso”, tanto por su estatus legal como porque “los egos jóvenes en formación no deberían participar en sustancias ‘disolventes del ego’ que alteran la mente”. Terence McKenna nos aconseja que digamos a los niños: “Esto es un asunto muy adulto y puedes meterte en problemas de todo tipo y aquí tienes los tipos de problemas en los que puedes meterte”.3

El tema de los niños y los psicodélicos es espinoso. Con un mayor acceso en el horizonte, puede que haya llegado el momento de reexaminar los paradigmas.
Fotografía de Rebecca Kronman.

Todos ellos tienen buenas razones para ser precavidos. Casi todos los psicodélicos están clasificados como drogas ilegales de la Lista I, y para obtenerlos o consumirlos hay que infringir la ley. Aparte de eso, casi no tenemos investigaciones sobre cómo afectan los psicodélicos al cerebro en desarrollo.

La idea de que exponer a los niños a sustancias psicodélicas es peligroso, es un concepto decididamente occidental; no todas las culturas tratan el tema de la misma manera.

Aunque estoy totalmente de acuerdo en que la cautela es una estrategia sabia a la hora de abordar el tema de los niños y los psicodélicos, también es importante reconocer dónde rigen nuestro pensamiento los paradigmas rígidos. La idea de que exponer a los niños a sustancias psicodélicas es peligroso, es un concepto decididamente occidental; no todas las culturas tratan el tema de la misma manera. Cuando miramos fuera de estos modelos, encontramos muchos ejemplos de participación sin sustancias en rituales de medicina psicodélica y de ingestión de sustancias psicodélicas durante todas las etapas del ciclo vital.

A diferencia de la cultura occidental, donde se advierte a los adultos que mantengan las sustancias psicoactivas alejadas de los niños, en las culturas indígenas, los niños pueden participar en la cosecha, la ceremonia y la ingestión de sustancias tanto en dosis pequeñas como completas. Durante la conferencia Horizontes 2019, el ponente Steven Bennally, Director de la Junta Directiva de la Iniciativa Indígena para la Conservación del Peyote, mostró imágenes de ancianos de su comunidad cosechando botones de peyote con niños pequeños. Durante este tiempo juntos, dijo, los adultos aprovecharon la oportunidad para enseñar a los niños que cuando algo se toma de la tierra, algo debe devolverse.

Conoce más sobre la Iniciativa de Reciprocidad Indígena de las Américas

Los niños suelen estar presentes en la ceremonia mientras los adultos ingieren una sustancia. En algunas tradiciones, se administra a los niños pequeñas cantidades variables de la sustancia como parte de un ritual de iniciación.4 Los indígenas huicholes de México administran pequeñas dosis de peyote a sus hijos alrededor de los seis años, o “la edad del entendimiento”, cuando pueden articular verbalmente sus experiencias; las dosis mayores que inducen a las visiones se administran alrededor de los ocho años.5 De forma similar, los miembros de la tribu fang de Gabón administran iboga a los niños alrededor de los ocho o diez años. Los padres que pertenecen a la Iglesia del Santo Daime administran dosis minúsculas de ayahuasca a bebés de pocas horas de vida.

Incluso antes de la primera infancia, algunas culturas indígenas, como los indígenas huicholes de México y los miembros de la Iglesia Nativa Americana (NAC) de Estados Unidos y Canadá, utilizan plantas medicinales prenatalmente o durante la lactancia para ayudar a prevenir abortos, asegurar la maduración del feto y aumentar la producción de leche materna.6 De hecho, la historia de una mujer embarazada que ingiere peyote está entretejida en la mitología de la Mujer Peyote de la NAC, en la que una mujer embarazada perdida en el desierto y hambrienta es llamada a ingerir peyote, que le ayuda a dar a luz con facilidad.7

Los niños corren el riesgo de interactuar con el sistema de justicia penal, especialmente los niños no blancos cuyas comunidades están más vigiladas por la policía y que son detenidos en proporciones desproporcionadas.

La forma en que hablemos a los niños sobre los psicodélicos influirá en el modo en que los consuman más adelante. Fotografía de Rebecca Kronman.

La precaución es una forma sensata de abordar el tema de los niños y los psicodélicos. Aunque existen pruebas anecdóticas y empíricas sobre el consumo de psicodélicos por parte de los niños, apenas disponemos de investigaciones científicas revisadas por pares sobre este tema, tampoco sabemos sobre las madres que ingieren psicodélicos durante el embarazo o la lactancia. Dado que la infancia y la adolescencia son periodos de rápido desarrollo cerebral, cualquier cosa que pueda alterar la estructura o el funcionamiento del cerebro justifica que se considere muy cuidadosamente cómo se usan, o si se usan en absoluto hasta que el cerebro termine de desarrollarse. Además, conseguir e ingerir psicodélicos es ilegal. Los niños corren el riesgo de interactuar con el sistema de justicia penal, especialmente los niños no blancos cuyas comunidades están más vigiladas y que son arrestados en proporciones desproporcionadas.

Los riesgos legales también son un factor cuando los niños están presentes mientras los adultos ingieren psicodélicos. Además, los niños que no están acostumbrados a ver a sus padres o a otros adultos en un estado alterado de conciencia podrían encontrar la experiencia perturbadora o traumática. Si los niños no pueden ser supervisados debido a la incapacidad de los adultos, esto podría plantear un problema de seguridad, y potencialmente poner en peligro los derechos de custodia de los padres.

Lo que sí sabemos del estudio de los nativos americanos que usaban peyote con regularidad es que no hay pruebas de daños cerebrales o problemas psicológicos. De hecho, los nativos americanos que consumían peyote obtuvieron mejores resultados en varias medidas de salud mental general que los miembros de la misma tribu que no consumían peyote, probablemente debido a su asociación con la comunidad eclesiástica que utiliza el peyote como sacramento (The Harvard Gazette, 2005). Además, un estudio de 40 adolescentes brasileños que consumían ayahuasca no encontró diferencias entre ellos y un grupo de control que no consumía ayahuasca en pruebas neuropsicológicas y psiquiátricas.8 También se descubrió que los adolescentes consumidores de ayahuasca consumían alcohol y otras sustancias en menor proporción, y experimentaban menos ansiedad en general.9

Ya se vislumbran varios estudios sobre este tema. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) está a punto de dar luz verde a una investigación sobre el uso MDMA para adolescentes con TEPT,10 y se están realizando estudios sobre el uso del cannabis para tratar enfermedades infantiles como el autismo, la epilepsia y el síndrome inflamatorio intestinal. Un estudio de la Universidad de Yale sobre la ketamina para la depresión adolescente grave se encuentra en fase 2.11

Los niños indígenas no consumen psicodélicos por escapismo, experimentación o de forma contraria a las normas de su sociedad.

Además, incluso sin la existencia de investigaciones clínicas, los occidentales todavía pueden extraer conocimientos de las comunidades indígenas sobre la participación de los niños en los psicodélicos. En primer lugar, está claro que muchos adolescentes occidentales encontrarán formas de consumir psicodélicos, pase lo que pase. Una encuesta realizada en 2018 por la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias reveló que una de cada cinco personas de 12 años o más consumió una droga “ilícita” en el último año (Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias, 2019). El uso indígena, que involucra a los niños en los aspectos ceremoniales o de ingestión de sustancias psicoactivas, no solo elimina el tabú y las restricciones legales que pueden aumentar el daño para los adolescentes occidentales involucrados en el uso de psicodélicos, sino que también inculca un sentido de reverencia por estas sustancias. Los niños indígenas no consumen psicodélicos por escapismo, experimentación o de forma contraria a las normas de su sociedad.

En segundo lugar, para aquellos de nosotros que deseamos ayudar a guiar a nuestros hijos en la construcción de un camino espiritual, el aspecto ceremonial del uso de psicodélicos -incluso sin la ingestión de sustancias psicoactivas- es un modelo que los padres occidentales pueden utilizar para crear experiencias espirituales. Por último, exponer a los niños a las sustancias psicoactivas como observadores del uso ceremonial puede ser un modo de transmitirles importantes enseñanzas sobre cómo lograr el crecimiento personal y espiritual, cómo construir una comunidad y cómo interactuar con el mundo natural.

Apenas se han realizado estudios sobre niños y psicodélicos o sobre madres que ingieren psicodélicos durante el embarazo. Fotografía de Rebecca Kronman.

Como madre de un niño de tres y otro de seis años, soy responsable de guiar a mis propios hijos en la construcción de sus vidas espirituales. Y un día, uno de ellos, o los dos, pueden desear consumir psicodélicos. Mi trabajo como terapeuta de integración de reducción de daños me hace sentir razonablemente preparada para mantener esa conversación. Investigar diferentes paradigmas culturales como parte de mi proyecto, Paternidad Vegetal, me ha ayudado a abrir mi mente para introducirles conceptualmente a estas sustancias de una manera apropiada para su edad, en lugar de protegerles hasta que las descubran a través de sus iguales. En mi casa, es tan sencillo como explicarles que ciertas plantas y medicinas pueden utilizarse con cuidado para ayudarles a sentirse mejor cuando están tristes.

En los próximos años, vamos a tener más acceso que nunca a los psicodélicos. Y para los padres, eso significa preparar a sus hijos para el mundo que van a encontrar. Aprendiendo de las culturas que han utilizado psicodélicos desde tiempos inmemoriales, podemos prepararlos mejor para tratar estas sustancias con reverencia y, si así lo desean, utilizarlas como herramienta para profundizar en su vida espiritual.

Traducción de Ibrahim Gabriell
Portada e ilustración interior de Mariom Luna
Texto publicado originalmente en inglés en Chacruna Institute

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Referencias

  1. Mind States. (2017, December 15). Children & psychedelics: Dosing the kids? [Video file 
  2. Hanna, J. (2004). Parenting in a war zone: A conversation with the Grey family. Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies, 14(2), 13–20. https://maps.org/news-letters/v14n2/v14n2_15-22.pdf 
  3. Fractal Youniverse. (2018, May 9). Terrence McKenna – Psychedelics and parenting (Video Lecture) [Video file 
  4. Stuart, R. (2004). Psychedelic family values. Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies, 14(2), 47–52. https://maps.org/news-letters/v14n2/psychedelic_family_values.pdf 
  5. Stuart, R. (2004). Psychedelic family values. Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies, 14(2), 47–52. https://maps.org/news-letters/v14n2/psychedelic_family_values.pdf 
  6. Schaefer, S. B. (2019). Beautiful flowers: Women and peyote in indigenous traditions. Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies, 29(1), 8–13. https://s3-us-west-1.amazonaws.com/mapscontent/news-letters/v29n1/v29n1_p8-13.pdf 
  7. Schaefer, S. B. (2019). Beautiful flowers: Women and peyote in indigenous traditions. Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies, 29(1), 8–13. https://s3-us-west-1.amazonaws.com/mapscontent/news-letters/v29n1/v29n1_p8-13.pdf 
  8. Labate, B. C. (2011). Consumption of ayahuasca by children and pregnant women: medical controversies and religious perspectives. Journal of Psychoactive Drugs, 43(1), 27–35. https://www.researchgate.net/publication/51167576_Consumption_of_Ayahuasca_by_Children_and_Pregnant_Women_Medical_Controversies_and_Religious_Perspectives 
  9. Labate, B. C. (2011). Consumption of ayahuasca by children and pregnant women: medical controversies and religious perspectives. Journal of Psychoactive Drugs, 43(1), 27–35. https://www.researchgate.net/publication/51167576_Consumption_of_Ayahuasca_by_Children_and_Pregnant_Women_Medical_Controversies_and_Religious_Perspectives 
  10. Thoricatha, W. (2019, November 12). New frontiers in the psychedelic renaissance: Musings from the MAPS Psychedelic Science Summit. Psychedelic Times. https://psychedelictimes.com/psychedelic-science-summit/ 
  11. National Library for Medicine (2019). Ketamine for severe adolescent depression: Intermediate-term safety and efficacy (Clinical trial). https://clinicaltrials.gov/ct2/show/NCT03889756

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