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Mujeres que curan. La música en el escenario urbano de la ayahuasca

Al tratar con pueblos y cosmovisiones que viven y piensan las relaciones de género tan estrechamente asociadas a la música, nos encontramos con la invitación a reformular las atribuciones sociales de roles, poder y prestigio que se sustentan en una amplia red de prácticas culturales asociadas a lo femenino y lo masculino, a favor de una perspectiva decolonial y latinoamericana de la música y el cuerpo requieren una mirada más profunda.

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Raizza Marins é musicista, educadora musical e mestre em etnomusicologia pela UNIRIO. Sua principal área de interesse é o estudo da música do universo ayahuasqueiro e das plantas de poder.

Raizza Marins es música, educadora musical y máster en etnomusicología por la UNIRIO (Brasil). Sus principales áreas de interés son el estudio de la música del universo de la ayahuasca y las plantas de poder.

El creciente interés por el protagonismo femenino en el escenario ayahuasquero también ha demostrado que lo sagrado femenino no está únicamente relacionado, o al menos no debería, a los ciclos de la naturaleza, la menstruación y las cuestiones biológicas relacionadas con la mujer. El sagrado femenino tiene que estar vinculado, antes que nada, a la raza, la política, la sociedad, las desigualdades de género y la clase social.

En el universo de la religiosidad de la Nueva Era, los usos de la ayahuasca dialogan con el creciente movimiento global de lo sagrado femenino, que, en su sentido amplio, se refiere al rescate de una valorización de lo femenino a través del culto, la reconexión con la naturaleza, sus ciclos y deidades, así como la búsqueda de la resacralización de las mujeres y de la percepción humana de las mismas. Bajo la particular visión de lo femenino, podemos creer que ésta “consiste en una continuidad vital vigilante que […] compromete su poder desde la fuente íntima de la creación” (ROBLES, 2019, p. 16). La maternidad, la manutención de la vida y la fertilidad están entrelazados en la relación entre la selva y lo femenino. El creciente interés por el protagonismo femenino en el escenario ayahuasquero también ha demostrado que lo sagrado femenino no está únicamente relacionado, o al menos no debería, a los ciclos de la naturaleza, la menstruación y las cuestiones biológicas relacionadas con la mujer. El sagrado femenino tiene que estar vinculado, antes que nada, a la raza, la política, la sociedad, las desigualdades de género y la clase social.

Música y relaciones de género

Algunas áreas aún no han tratado suficientemente la producción musical de las mujeres en Brasil. Trabajos en el ámbito de la musicología, como los de Susan McClary (1994) y Susanne Cusick (2001), señalan una inexistencia o aún una supuesta “irrelevancia” de las mujeres en el escenario de la composición musical en el entorno “erudito” occidental, así como en el campo de la musicología, la dirección y la teoría musical. En el escenario de la música popular, las mujeres sólo cobran protagonismo como compositoras a partir de la segunda mitad del siglo XX.

Rosa (2018), desde una perspectiva epistemológica feminista, apunta a nuevos caminos que se aproximan a la visión de género y el protagonismo de las mujeres en la música. Desde 2012 esta autora coordina una investigación cuyo objetivo es mapear la producción de conocimiento sobre las mujeres en la música en Brasil en todas las subáreas, a través del análisis de bases de datos de disertaciones de maestría, tesis doctorales, revistas y anales de eventos. Estos estudios impulsan la representación de la diversidad, para que podamos reflexionar sobre la mirada histórica de la música tradicional y popular en Brasil y los protagonismos invisibilizados de las mujeres (cis y trans).

En el campo de la antropología, trabajos como el de Maria Ignez Cruz Mello (2005) han mostrado nuevas formas de pensar la trayectoria femenina en cuanto a las implicaciones que las relaciones de género tienen en la política y la producción musical. En su etnografía del ritual musical iamurikuma, interpretado exclusivamente por mujeres Wauja (un grupo étnico indígena del alto Xingu), la autora demuestra cómo las cuestiones de género están inextricablemente ligadas a la música. La casa de las flautas (kawoká), comprendida como la casa de los hombres, está restringida al género masculino y las flautas no pueden ser vistas por las mujeres, bajo pena de sufrir una violación colectiva. En el ritual iamurikuma, las mujeres ocupan el centro del pueblo y amenazan a los hombres con sus cánticos, entonando provocaciones y denuncias en formas poético-musicales, tomando el control de sus cuerpos a través de la música.

Ilustración de Mariom Luna

La cuestión que siempre planteamos al problematizar la invisibilización de los estudios sobre género, cuerpo y música desde una perspectiva interseccional es que, antes de que haya una música, un sonido que producir, hay un cuerpo, y este cuerpo es histórico y político, atravesado por los marcadores sociales de la diferencia vinculados al género, la identidad étnico-racial, la orientación sexual, la clase social, la nacionalidad, la accesibilidad o no, entre otros muchos marcadores (ROSA, p. 309, 2018).

Entre los pueblos indígenas de Brasil que poseen un conocimiento que involucra la ayahuasca, escucho a menudo el relato de las mujeres yawanawas. En tiempos no tan remotos, la participación de las mujeres en las prácticas espirituales se limitaba a la fabricación de vasijas de arcilla para los rituales. El uso del uni (ayahuasca) estaba prohibido para las mujeres y los niños: según la interpretación de los hombres, ésta era una forma de protegerlos porque eran más débiles; según la versión de las mujeres, ésto significaba el deseo de los hombres de quedarse con el poder (SÁENZ, 2017).

La relación entre hombres y mujeres es central en el proceso social de estos pueblos, que se encuentra basado en la agencia femenina y masculina en las dimensiones de la producción, distribución, consumo, sexo, procreación y reproducción. Hushahu y Putanny Yawanawa fueron las primeras mujeres de su pueblo en iniciarse como pajés (líderes espirituales) en la dieta muká, aisladas con una dieta extremadamente restringida durante un año en la selva.

Putanny Yawanawa, una de las primeras mujeres chamanes de su comunidad. Imagen: El Globo.

“Estaba feliz, quería ir, no tenía miedo a la muerte. Sabía que si moría, al menos habría muerto haciendo algo por la libertad de las mujeres. Si no sobrevivimos, al menos todo el mundo recordará que una vez hubo dos hermanas que tuvieron el valor de ponerse a dietar […]. Pero si vuelvo, traeré algo para las mujeres” (Hushahu Yawanawa, 3/7/2016, apud SÁENZ, p. 109, 2017).

El aprendizaje de los cantos ancestrales está íntimamente ligado a los procesos de dieta, y la revitalización cultural de las prácticas chamánicas del pueblo yawanawa debe mucho a las mujeres, así como al rescate de los kenes (gráficos indígenas) en la artesanía, la música y la pintura corporal.

Aunque las mujeres sean una población mayoritaria en diversos contextos religiosos, a menudo continúan estando en una posición de subordinación en estos ámbitos. Los hombres siguen siendo los representantes de mayor prestigio, los manipuladores de lo sagrado, lo que nos lleva a evaluar críticamente ciertas concepciones, que tienen sentido en el campo simbólico religioso, pero que a menudo legitiman las desigualdades. Así, corresponde a las mujeres enfrentar y deconstruir esos estereotipos de asociación con la dominación masculina, naturalizados a lo largo de la historia.

Aunque las mujeres sean una población mayoritaria en diversos contextos religiosos, a menudo continúan estando en una posición de subordinación en estos ámbitos. Los hombres siguen siendo los representantes de mayor prestigio, los manipuladores de lo sagrado, lo que nos lleva a evaluar críticamente ciertas concepciones, que tienen sentido en el campo simbólico religioso, pero que a menudo legitiman las desigualdades. Así, corresponde a las mujeres enfrentar y deconstruir esos estereotipos de asociación con la dominación masculina, naturalizados a lo largo de la historia.

Conoce más sobre Indigenous Reciprocity Initiative of the Americas

En el universo de la ayahuasca hay mucha atención hacia lo femenino. Desde la perspectiva de la cosmovisión andina, se observa la devoción a la madre tierra, Pachamama, y a la conciencia de unidad con el todo. La bebida [ayahuasca] se asocia comúnmente con la Reina de la Selva, una designación dada por el Santo Daime que destaca lo femenino presente en la ayahuasca y que también suele relacionarse con la Virgen María. Benedito (2019) en su tesis titulada, a partir del himno de Suzana Pedalino, “Maria que me ensina a ser mulher” [Maria, tú que me enseñas a ser mujer], aborda las relaciones de género en los marcos del esencialismo binario del Santo Daime, la introducción de lo sagrado femenino en la doctrina, la propuesta de curación de lo femenino herido y el empoderamiento proporcionado por la Reina del Bosque.

En diálogo con la Nueva Era, varios arquetipos femeninos también aparecen en el escenario de los movimientos neo-ayahuasqueros. Como la figura de la Triple Diosa de la tradición Wicca, conocida como la Gran Madre, que representa las fases de la luna en tres caras: la doncella, la luna creciente, que representa la pureza y la innovación; la madre, la luna llena, la protección maternal, y la anciana, la luna menguante, que simboliza la sabiduría y el conocimiento.

El cuaderno de himnos de Jagadananda Saraswati “La flor de Kali” forma parte del movimiento transreligioso de los Baul, que se dedica a realizar traducciones de canciones de tradiciones orientales. En muchas de estas canciones, la diosa Radha [2] es también análoga a la Reina del Bosque y junto con Krishna [3] – que [en la tradición ayahuasquera] es comparado con Juramidam, representan la dulzura en forma de pareja divina.

Entre las diferentes simbologías de lo femenino que se manifiestan en este universo, que retoma las prácticas orientales, indígenas, africanas y europeas a través de la devoción a las deidades femeninas, se encuentran también arquetipos de animales como el jaguar y la tatanka (búfalo), que representan la fuerza femenina en sentido contrario al lugar suave y débil del polo dual en el que suele situarse.

A continuación, se presentan fragmentos de una canción ayahuasquera representativa de este circuito urbano:

Fuerza femenina (Dan Sonora)

Vengo a saludar a la fuerza femenina

Esta fuerza es delicada, una madre que nos enseña

A onça [jaguar] arañó, perfumó el bosque

La misma onça gruñó, hizo temblar la tierra.

Al tratar con pueblos y cosmovisiones que viven y piensan las relaciones de género tan estrechamente asociadas a la música, nos encontramos con la invitación a reformular las atribuciones sociales de roles, poder y prestigio que se sustentan en una amplia red de prácticas culturales asociadas a lo femenino y lo masculino, a favor de una perspectiva decolonial y latinoamericana de la música y el cuerpo requieren una mirada más profunda.

Al tratar con pueblos y cosmovisiones que viven y piensan las relaciones de género tan estrechamente asociadas a la música, nos encontramos con la invitación a reformular las atribuciones sociales de roles, poder y prestigio que se sustentan en una amplia red de prácticas culturales asociadas a lo femenino y lo masculino, a favor de una perspectiva decolonial y latinoamericana de la música y el cuerpo requieren una mirada más profunda.


Mujeres que curan: músicas en el escenario neoayahuasquero

Las medicinas de la selva y la valoración de lo femenino parecen potenciar las capacidades artísticas, y en el escenario neoayahuasquero, entre los nuevos arreglos rituales surgidos de la expansión de la bebida en los centros urbanos, hay un creciente movimiento de mujeres músicas y compositoras.

Festival Vozes Femininas em Casa. Fuente: Instagram/Divulgación.

Centrado en el simbolismo femenino y fértil de la Pascua, el canal Yoni Portal organizó el “Festival Voces Femeninas en Casa”, que según sus directoras se produjo por una llamada de la Pachamama para reunir el arte como medicina para el alma, a partir del trabajo de mujeres rezadoras, cantantes y compositoras. Los tres días del festival comenzaron con Marina Guadalupe, Clã Colibris, Mari Quetzal y Cris de Holanda; el segundo día con Andrea Cathala, Kalinne Ribeiro, Tereza Raque, Ayla Schafer, Prem Tarika y Clarice Nejar; y terminando con Luiza Rosa, Suzan Flores y Ana Muniz.

Estas mujeres entienden que el arte es un acto de servicio que contribuye a la curación femenina y planetaria, aportando la concepción de “mujeres medicina”, comprendidas como mujeres que se curan a sí mismas y ayudan a otras a curarse. Además de las canciones autorales, estas mujeres contribuyen con temas de intercambio y reflexión para momentos de profunda transformación, tales como la importancia de la voz femenina, el canto y la poesía en la lucha diaria. La libertad de expresión sanadora, de dejar hablar al alma y al corazón, que hace posible la liberación de los gritos de nacimiento de la humanidad, fueron temas centrales del evento, entre otras cuestiones vinculadas a la esfera femenina.

El canal Rezo Brasil, en honor al Día de las Madres, lanzó en mayo el “Festival Reza Mãe Divina”. ¡Toda una tarde de eventos online con las artistas y grupos Vanessa Moutinho, Flávia Muniz, Bruna (Família Cristal), Passarinho Rezador, Carolinne Caramão, Vozes de Raiz, Rô! Barcellos!, Rebecca Durães (Dois Sóis), Cris de Holanda, Rafaela Schiavinatto, Khali, Maria Rita Castro, Amanda Leal, Joana Freire, Marcela Chassotar, One Soul Band y Ana Muniz, cantando para diferentes deidades y simbologías femeninas.

Festival Reza Mãe Divina. Fuente: Instagram/Divulgación.

Las expresiones “música medicina”, “música de oración”, entre otras denominaciones, son términos que suelen utilizarse genéricamente para englobar las diferentes musicalidades del universo de las medicinas de la selva, especialmente aquellas vinculadas a la ayahuasca. Estas manifestaciones colectivas, que a veces se denominan “movimientos”, están en un proceso de intensificación gradual y creciente, lo que nos parece una puerta importante en la contemporaneidad para importantes agentes minorizados en la sociedad, así como para la ruptura de los patrones normativos vinculados a la participación de las mujeres en la esfera musical.

Abajo, otro ejemplo de “música medicina” que trata de los temas aquí enunciados:

Canción para mujeres (Dois Sóis)

He venido a cantar para la mujer guerrera

Mujer hechicera

Llamo a la fuerza de todos los guardianes

Mujer de la firmeza

Mujer, mujer, mujer

Invoco la fuerza de la mujer, de la mujer brasileña

¡Guerrera!

¡Yemanja, Oxum, Eparrey Oyá!

En medio de la profusión de cantos y canciones del universo neochamánico, se puede notar que el protagonismo cada vez menos tímido de las mujeres en la música ha logrado visibilidad en el escenario neoayahuasquero, un terreno en el que tanto se habla de la madre tierra como del desastre ambiental, pero en el que aún persiste la opresión patriarcal. En ese sentido, estas canciones retratan los tiempos en que las mujeres eran vistas como diosas, pero también destacan su silenciamiento colectivo y la violencia que sufrieron.

Mujer sagrada (Clarice Nejar)

Mujer sagrada, divinidad femenina

Tu danza aporta belleza y también alegría

Me bañaré en tus aguas cristalinas

Me renovaré en tu fuerza femenina.

Flores, frutos y semillas, naturaleza divina

Es tu amor el que me sostiene y da luz a mi vida.

¡Ey, ya!

Sagrado Feminismo

La escena ayahuasquera urbana, centrada en líderes mayoritariamente masculinos, ha puesto de manifiesto cada vez más casos de acoso y abuso sexual, señalando la vulnerabilidad que se puede vivenciar a través de la abertura terapéutica de los estados expandidos de conciencia, así como las relaciones de poder y jerarquía como espacio potencial en el que suceden dichos abusos.

La escena ayahuasquera urbana, centrada en líderes mayoritariamente masculinos, ha puesto de manifiesto cada vez más casos de acoso y abuso sexual, señalando la vulnerabilidad que se puede vivenciar a través de la abertura terapéutica de los estados expandidos de conciencia, así como las relaciones de poder y jerarquía como espacio potencial en el que suceden dichos abusos. Colectivos como MovAya – Movimiento Nacional de Combate al Abuso en el Medio Ayahuasquero – y organizaciones como el Instituto Chacruna han planteado las cuestiones del machismo, la homofobia, la transfobia, el racismo y el clasismo en la cultura ayahuasquera, discutiendo las estructuras que fomentan esas prácticas, proponiendo actividades educativas y formas de fomentar la denuncia y la sensibilización social para la construcción de espacios pacíficos y seguros.

La invisibilidad de este asunto en el medio ayahuasquero muestra que es urgente un posicionamiento político del mismo, así como de los movimientos vinculados al sagrado femenino, respecto a las opresiones silenciadas, potenciadoras del abuso. La reproducción del silenciamiento de las víctimas y la comprobada existencia de redes de apoyo a los abusadores, alentadas por la impunidad de la lenta justicia brasileña, así como el desconocimiento de los derechos, el tabú y la presión espiritual por parte de las mujeres, fortalecen dichas redes opresoras. No hay prevención sin acción educativa, sin visibilidad de los casos y sin protección de las víctimas.

Echazú Böschemeier y Benedito (2018) destacan la importancia de vincular la ayahuasca como “planta compañera” que puede fortalecer la construcción de prácticas sostenibles y dignas que fortalezcan una perspectiva de paz y seguridad para todos los seres. En este sentido veo al arte como un gran aliado y a estas mujeres que cantan con sus cuerpos por un femenino consciente en busca de su emancipación, como la vanguardia de un mañana más brillante.

Al hablar del universo ayahuasquero también es común identificar aspectos vinculados a un ecofeminismo basado en cuestiones ambientalistas que relacionan el desastre ambiental con la violencia patriarcal:

[…] y el ecofeminismo integró, en su agenda política, la “naturaleza” y lo “femenino”, fomentando una concepción espiritualista de la necesidad de cuidar la naturaleza para fortalecer, a su vez, el cuidado de las mujeres entre ellas para que, a su vez, puedan cuidar a la naturaleza (BENEDITO, p. 81, 2019).

Más que un “sagrado femenino”, un “sagrado feminismo” parece ser lo que representa la fuerza de la Marcha Nacional de las Mujeres Indígenas que se realizó por segunda vez en Brasilia (Brasil) en septiembre de 2021. Este movimiento, que representa la mayor movilización nacional de mujeres indígenas de las últimas décadas, impulsa su protagonismo político en defensa de la Madre Tierra, resistiendo la constante regresión civilizatoria del país engendrada por la violencia contra los derechos de los pueblos originarios y la destrucción de las políticas indígenas y ambientales. Es la unión del cuerpo, el territorio y el espíritu.

Más que un “sagrado femenino”, un “sagrado feminismo” parece ser lo que representa la fuerza de la Marcha Nacional de las Mujeres Indígenas que se realizó por segunda vez en Brasilia (Brasil) en septiembre de 2021. Este movimiento, que representa la mayor movilización nacional de mujeres indígenas de las últimas décadas, impulsa su protagonismo político en defensa de la Madre Tierra, resistiendo la constante regresión civilizatoria del país engendrada por la violencia contra los derechos de los pueblos originarios y la destrucción de las políticas indígenas y ambientales. Es la unión del cuerpo, el territorio y el espíritu.

A través de algunos de los muchos ejemplos de lucha de las mujeres por una sociedad más justa y un mundo más diverso y tolerante, subrayamos aquí, a modo de síntesis, la importancia fundamental de considerar a las mujeres como protagonistas de luchas centrales en la sociedad contemporánea, como lo son la lucha por la igualdad social, por los derechos de los pueblos indígenas y por la protección de la naturaleza. Mujeres que siguen estando a contramano de los escenarios ambientales, espirituales y musicales, expropiadas y silenciadas por la sociedad blanca y patriarcal hegemónica.

¡Escuchemos a las mujeres! Por un sagrado que abrace el concepto de “Madre Tierra”, y no reproduzca las repetidas invisibilizaciones, silencios y opresiones.

Este artículo fue originalmente publicado en portugués por Chacruna Latinoamérica.

Artículo traducido por Ana Gretel Echazú B​öschemeier, PhD. Contacto: gretigre@gmail.com.

Portada de Fernanda Cervantes

Referencias

CUSICK, Suzanne (2001). Gender, musicology and feminism. In: COOK, Nicholas; EVERIST, Mark (org.) Rethinking music. New York: Oxford University Press, p. 471- 498.

BENEDITO, Camila de Pieri (2019). “Maria que me ensina a ser mulher”: religião e gênero no Santo Daime. Tesis de doctorado en Sociología – Universidad Federal de São Carlos.

ECHAZÚ BÖSCHEMEIER, Ana Gretel Echazú & BENEDITO, Pietro (2018). Violência Sexual e Políticas de Gênero no Campo Ayahuasqueiro: Uma perspectiva brasileira. Bia Labate Net. https://www.bialabate.net/news/violencia-sexual-e-politicas-de-genero-no-campo-ayahuasqueiro-uma-perspectiva-brasileira.

MELLO, Maria Ignez C (2005). Iamurikuma: Música, mito e ritual entre os Wauja do Alto Xingu. Tesis de Doctorado en Antropología Social – Universidad Federal de Santa Catarina.

McCLARY, Susan (1994). Feminine endings: Music, gender, and sexuality. Minneapolis: University of Minnesota.

ROBLES, Martha (2019). Mulheres, mitos e deusas: o feminino através dos tempos. Editorial Aleph.

ROSA, Laila (2018). Das epistemologias feministas decoloniais ao sagrado feminino em música no Brasil. In: La música y los mitos. Investigaciones etnomusicológicas. Tuxtla Gutiérrez (México) y Salvador (Brasil): UNICACH (Chiapas) y UFBA (Bahía), p. 303-326.

SÁENZ, Cynthia Inés Carrillo (2017). De mulher a pajé: aprendizagem das mulheres pajés Yawanawa como transformação. Tesis de Maestría en Educación – Universidad Federal de Minas Gerais. 2017.

Notas:

[1] Traducido por Ana Gretel Echazú ​ Böschemeier, PhD. Contacto: gretigre@gmail.com

[2] Radha, la diosa védica que encarna la totalidad del amor por Krishna, es conocida como la personificación del Bhakti. Es la contraparte femenina del todo supremo, que se asemeja a la etapa de perfección de la naturaleza femenina mundana.

[3] Es el octavo avatar de Vishnu, y es la representación divina más venerada en la India.

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