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¿Hacia dónde se dirige el movimiento psicodélico?

La reciente decisión de la FDA sobre la terapia con MDMA ha sacudido a la comunidad psicodélica, suscitando una reflexión pendiente sobre el acceso, la equidad y la mercantilización de las medicinas sagradas.

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A Dra. Bia Labate (Beatriz Caiuby Labate) é antropóloga, educadora, autora, palestrante e ativista, comprometida com a proteção de plantas sagradas e com a ampliação das vozes de comunidades marginalizadas no campo da ciência psicodélica. Como antropóloga brasileira queer radicada em São Francisco, ela tem sido profundamente influenciada por suas experiências com a ayahuasca desde 1996. A Dra. Labate é Ph.D. em antropologia social pela Universidade de Campinas (UNICAMP), no Brasil. Seu trabalho se concentra em medicamentos à base de plantas, política de drogas, xamanismo, ritual, religião e justiça social. Ela é diretora executiva do Instituto Chacruna de Plantas Psicodélicas Medicinais e atua como especialista em educação pública e cultura na Associação Multidisciplinar de Estudos Psicodélicos (MAPS). Além disso, ela é Visitante do Centro de Estudos Superiores em Teologia em Berkeley. Além disto, é Consultora da Coalizão de Líderes Veteranos pela Saúde Mental. A Dra. Labate também é co-fundadora do Grupo Interdisciplinar de Estudos Psicoativos (NEIP) no Brasil e editora de seu site. Ela é autora, coautora e coeditora de 28 livros, três periódicos de edição especial e várias publicações revisadas por pares e on-line (http://www.bialabate.net).

La Dra. Bia Labate (Beatriz Caiuby Labate) es antropóloga, educadora, autora, conferenciante y activista, comprometida con la protección de las plantas sagradas, al tiempo que amplifica las voces de las comunidades marginadas en el campo de la ciencia psicodélica. Como antropóloga queer brasileña afincada en San Francisco, se ha visto profundamente influenciada por sus experiencias con la ayahuasca desde 1996. La Dra. Labate es doctora en antropología social por la Universidad de Campinas (UNICAMP) en Brasil. Su trabajo se centra en las plantas medicinales, la política de drogas, el chamanismo, los rituales, la religión y la justicia social. Es la Directora Ejecutiva del Instituto Chacruna de Plantas Psicodélicas Medicinales y trabaja como Especialista en Educación Pública y Cultura en la Asociación Multidisciplinar de Estudios Psicodélicos (MAPS). Además, es profesora visitante en la Unión Teológica de Posgrado de Berkeley y asesora de la Coalición de Veteranos Líderes en Salud Mental. La Dra. Labate es también cofundadora del Grupo Interdisciplinario de Estudios Psicoactivos (NEIP) en Brasil y editora de su página web. Es autora, coautora y coeditora de 28 libros, tres revistas de edición especial y numerosas publicaciones revisadas por pares y en línea (http://www.bialabate.net).

Henrique Antunes
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El Dr. Henrique Fernandes Antunes es doctor en antropología por la Universidad de São Paulo (2019), con una pasantía de investigación como investigador visitante en la Universidad de California, Berkeley. Fue becario postdoctoral en el Centre d'Étude des Mouvements Sociaux (CEMS) de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS). Es máster en Antropología por la Universidad de São Paulo (2012) y licenciado en Ciencias Sociales (2006) y Antropología (2008) por la Universidade Estadual Paulista Júlio de Mesquita Filho (UNESP-FFC). Es miembro del grupo de investigación Religión en el Mundo Contemporáneo y becario postdoctoral en el Programa Postdoctoral Internacional del Centro Brasileño de Análisis y Planificación (CEBRAP). También es investigador del Grupo Interdisciplinario de Estudios Psicoactivos (NEIP). El Dr. Antunes está especializado en antropología urbana, antropología de la religión, antropología del secularismo y sociología de los problemas públicos. Es Coordinador del Comité Comunitario de Ayahuasca en el Instituto Chacruna.

O Dr. Henrique Fernandes Antunes é doutor em antropologia pela Universidade de São Paulo (2019), com estágio de pesquisa como pesquisador visitante na Universidade da Califórnia, Berkeley. Foi bolsista de pós-doutorado no Centre d'Étude des Mouvements Sociaux (CEMS) da École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS). Possui mestrado em Antropologia pela Universidade de São Paulo (2012) e graduação em Ciências Sociais (2006) e Antropologia (2008) pela Universidade Estadual Paulista Júlio de Mesquita Filho (UNESP-FFC). É membro do grupo de pesquisa Religião no Mundo Contemporâneo e pós-doutorando no Programa Internacional de Pós-Doutorado do Centro Brasileiro de Análise e Planejamento (CEBRAP). É também pesquisador do Núcleo Interdisciplinar de Estudos Psicoativos (NEIP). Dr. Antunes é especialista em antropologia urbana, antropologia da religião, antropologia do secularismo e sociologia dos problemas públicos. É coordenador do Comitê Comunitário de Ayahuasca do Instituto Chacruna.

Recientemente, la comunidad psicodélica se vio sacudida por una desafortunada noticia que hizo saltar las alarmas de los más entusiastas de sus miembros. La decisión de la FDA sobre la terapia asistida con MDMA tomó a muchos por sorpresa, causando olas en el universo psicodélico, que ahora parece estar un poco agitado y necesitado de un examen de conciencia. Parece que hemos llegado a una importante encrucijada en el debate sobre el futuro de los psicodélicos. Sin embargo, hay un lado positivo. Este momento también nos brinda una oportunidad única para afrontar las formas problemáticas en que está evolucionando el universo psicodélico y para explorar las perspectivas históricas que giran en torno a sus usos y a los derechos de quienes salvaguardan y protegen estas medicinas sagradas.

Queremos aprovechar esta oportunidad para plantear un debate serio y muy necesario sobre algunas de las principales tensiones, controversias, disparidades, desigualdades y riesgos que han surgido en las últimas décadas. Si no se consideran seriamente estas cuestiones, existe la posibilidad de que el llamado renacimiento psicodélico contribuya a desarrollos imprevistos y resultados no deseados.

Tras los recientes acontecimientos, es crucial evaluar los límites actuales de la ciencia psicodélica, cuyos defensores son reconocidos como líderes de este movimiento. Gran parte de la ciencia psicodélica ha hecho demasiado hincapié en la biomedicalización en detrimento de otros campos, como las humanidades, las ciencias sociales y los conocimientos tradicionales. También es importante debatir la necesidad de incluir a las minorías y los grupos marginados, como los pueblos indígenas, las personas de color y las personas queer, si queremos evitar la reproducción de las mismas disparidades, desigualdades y estigmas sociales del capitalismo dominante.

Tenemos que hacer hincapié en las opciones de acceso estatal regulado a los psicodélicos, así como en la autorización de los usos religiosos y tradicionales, que con frecuencia se ignoran en flagrantes violaciones de los derechos humanos. Queremos subrayar además el riesgo de que las plantas medicinales se conviertan en una mercancía más y llamar la atención sobre las cargas medioambientales que una expansión descuidada podría causar. Creemos que abordar estas importantes cuestiones puede fortalecer el movimiento psicodélico y proporcionarnos un soplo de aire fresco a medida que avanzamos y trabajamos para ganar el tan necesario respeto, la legitimidad y la integración en círculos más amplios, más allá de nosotros mismos.

Hacemos un llamamiento a la comunidad psicodélica para que participe en una conversación colectiva informada sobre el futuro del movimiento psicodélico. También es un llamamiento para evitar las tendencias tanto de idealización y glorificación por un lado, como de crítica poco realista por otro, que también puede considerarse una forma de activismo “perezoso” y “fácil”. Invitamos a todos a una evaluación equilibrada e imparcial de los retos y riesgos contemporáneos a los que nos enfrentamos.

Es innegable que estamos siendo testigos de un avance histórico en el progreso de la investigación, la elaboración de políticas y la regulación de los psicodélicos en muchas partes del mundo. En Estados Unidos, además de los asuntos pendientes con los ensayos clínicos de MDMA de Lykos, tenemos varios ensayos clínicos con psilocibina para la depresión, y el LSD y el análogo de psilocibina de Cybin han recibido una designación de avance para el trastorno de ansiedad general y para el trastorno depresivo mayor, respectivamente, por parte de la FDA. Existe una fuerte cultura clandestina de los hongos, una explosión de iglesias psicodélicas y terapeutas clandestinos, y un creciente revuelo en torno a otras múltiples modalidades de uso psicodélico. En Sudamérica, países como Perú han reconocido el valor histórico y cultural del uso de la ayahuasca como parte de su patrimonio nacional, y existen movimientos indígenas organizados en Colombia, Perú, Ecuador, Brasil y otros países que promueven una agenda contemporánea que vincula las plantas medicinales con los derechos indígenas, el ámbito medioambiental y la lucha por la demarcación de tierras.

Ilustración de Mariom Luna

Siguen existiendo profundos obstáculos legales para regular el acceso a los psicodélicos, y esto está ocurriendo de forma desigual en todo el mundo. Mientras lamentamos los retos a los que se enfrenta actualmente la ciencia psicodélica, no podemos ignorar otras amenazas importantes que van más allá del ámbito científico y tienen profundas repercusiones en la variedad de usos de los psicodélicos, incluidas las especies de plantas y hongos. A pesar de los importantes esfuerzos para la despenalización y la regulación, hay muchos países que siguen persiguiendo activamente los usos tradicionales de las plantas medicinales, tratando a los pueblos indígenas y a los miembros de las religiones minoritarias de la ayahuasca como peligrosos criminales y traficantes de drogas. Estos guardianes de la tradición se enfrentan constantemente a amenazas de cárcel y enjuiciamiento por mantener su fe y su cultura. Esta tendencia no es una novedad, ni parece que vaya a terminar pronto. Sigue habiendo muchos tabúes y prejuicios sociales en torno a los psicodélicos basados en décadas de dogma religioso, moral y cultural, y la regulación de los psicodélicos implica no sólo cuestiones médicas y científicas, sino también presiones políticas, culturales y económicas.

En este momento histórico, es más necesario que nunca abordar cuestiones importantes como: ¿Cuáles son los futuros psicodélicos que imaginamos? ¿Se respetan los derechos de las poblaciones tradicionales? ¿Cómo podemos avanzar en el derecho a usar psicodélicos al margen de la medicalización? ¿Cuáles son los beneficios y las deficiencias del modelo médico? ¿Qué papel desempeñan los usos colectivos compartidos y los usos religiosos de los psicodélicos? ¿Podemos ir más allá de modelos como los de Oregón y Colorado? ¿Cómo podemos avanzar en cuestiones como el acceso, la equidad, la justicia, la sensibilidad cultural, la conservación, la reciprocidad, la ética y la responsabilidad en el movimiento psicodélico? ¿Cómo podemos equilibrar los derechos universales de libertad cognitiva con las opiniones de ciertas minorías sobre su autonomía y derecho a la autodeterminación en torno a sus propios sacramentos y prácticas? ¿Continuarán las instituciones académicas, las agencias reguladoras y las empresas con ánimo de lucro intentando encajar la medicina psicodélica en el actual modelo farmacéutico de atención a la salud mental? ¿O podemos adaptarnos para dar cabida a las complejidades de los psicodélicos y su variedad de usos potencialmente beneficiosos?

Como nos recuerda la Dra. Jamie Beachy, a pesar de sus prometedores resultados, no podemos ignorar que la terapia psicodélica tiende a centrarse principalmente en los individuos en detrimento del colectivo, y no aborda las formas estructurales de opresión y estigmatización. Además de curar a los individuos, también abogamos por una nueva comprensión de la angustia y sus formas de resolución dentro de un contexto cultural y ecológico más amplio. La terapia psicodélica es más eficaz cuando va acompañada de redes de apoyo comunitarias y cuando los terapeutas conocen bien la comunidad y han cultivado relaciones significativas y un profundo conocimiento cultural.

La noción de cuidado no puede limitarse al ámbito exclusivo de la psicoterapia. El “cuidado” debe abordar formas sistémicas de opresión, desigualdades y prejuicios que contribuyen a los problemas de salud característicos de la modernidad. Aunque la atención individual es indispensable, también hay que hacer frente a otros factores que contribuyen al malestar psicológico. Si no basamos la psicoterapia en esta perspectiva crítica, los esfuerzos de curación podrían, en algunos casos, apoyar formas de opresión en lugar de abordar y cuestionar dichos sistemas.

Queremos hacer hincapié en que el apoyo a la importante investigación realizada por la ciencia psicodélica no puede ir en detrimento de las formas tradicionales de conocimiento, así como de las tradiciones y culturas psicodélicas vivas y diversas que dieron origen a gran parte de esta ciencia. Debemos asegurarnos de que se escuchan todas las voces, especialmente las de los pueblos indígenas y otros grupos a menudo marginados.

Las culturas indígenas y las tradiciones religiosas nos han hablado del potencial terapéutico de estas plantas y hongos. No es una sorpresa que la investigación científica esté descubriendo propiedades curativas de los hongos psilocibios, el peyote, la iboga y la ayahuasca, y no es casualidad que haya algunos resultados prometedores y beneficios potenciales. Los avances en la investigación clínica son fundamentales para la legitimación de los psicodélicos. Sin embargo, basarse exclusivamente en el conocimiento biomédico para guiar la práctica real de las terapias psicodélicas sin recurrir a otras formas de conocimiento puede limitar los beneficios potenciales -o incluso aumentar los riesgos- para los receptores. También es igualmente importante reconocer que la ciencia no es el único camino hacia la legitimación. Respetamos y que estas tradiciones tienen legitimidad histórica y cultural en sí mismas. Sus legados y linajes se han transmitido durante siglos y podemos aprender mucho de sus exitosos mecanismos formales e informales de control y de su probada capacidad de autorregulación. Estas cuestiones no son sólo de naturaleza epistemológica y ética. La exclusión de los conocimientos indígenas y espirituales de la ciencia psicodélica tiene implicaciones en el mundo real.

Hay una necesidad urgente de un diálogo equilibrado con más voces en la mesa que compartan puntos de vista más matizados. Una vez más, debemos abordar seriamente la cuestión del acceso y la inclusión de las minorías en este movimiento. Si esta expansión se produce sin proporcionar acceso a los grupos marginados, excluyendo a las poblaciones que requieren cuidados especiales, conducirá inevitablemente a las mismas desigualdades que se observan en nuestros sistemas sanitarios. Esto también implica esfuerzos para reducir los costes y proporcionar un medio más accesible de tratamiento. Pero lo más importante es que, sin centrarse en la educación, la reducción de daños y las iniciativas centradas en la comunidad, estos avances científicos no se traducirán de forma plena y segura en beneficios para la sociedad.

Para algunos, el ritmo del cambio parece demasiado rápido. El bullicio en torno a la generalización lleva a la idea de que hay que “llegar al mayor número de personas lo más rápido posible”. Examinemos el sentido de “urgencia” presente en parte de la retórica y el ritmo actuales del movimiento psicodélico. No hay urgencia para la masificación de los psicodélicos en contextos tradicionales, especialmente dadas las catástrofes sociales, políticas y medioambientales a las que se enfrentan muchas de estas comunidades a un ritmo alarmante.

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Necesitamos comprender claramente que los psicodélicos por sí solos no pueden solucionar problemas estructurales y políticos profundos, ni tienen el poder de suprimir otras formas de violencia y opresión. Como dice nuestra querida amiga, la activista indígena Daira Tukano, en relación con la glorificación de la enredadera de ayahuasca: “Es mucha presión para una simple plantita”.

Si no somos conscientes, la psicodelia puede convertirse en un movimiento de élite para unos pocos, o en una “industria”. Ya estamos viendo los daños de la mercantilización y tokenización de la ayahuasca. Han aumentado los casos de retiros y centros de tratamiento en América Latina que ignoran el contexto cultural de estas regiones, tratando de imponer sus propias prácticas culturales y económicas, apropiándose de los conocimientos tradicionales y, a veces, falsificando las identidades indígenas para legitimar sus empresas. Existe un peligro real de que el renacimiento psicodélico se convierta en otra empresa capitalista que refuerce las prácticas coloniales y profundice las desigualdades sociales y económicas. Si no se planifica la “ampliación” y la “masificación”, este movimiento no hará sino reproducir el status quo, con ventajas, poder y dinero acumulados sólo en manos de unos pocos.

La falta de atención a la educación, la reducción de daños y la ética también puede conducir a la proliferación de falsos expertos, oportunistas, charlatanes, líderes de sectas, abusos potenciales, inversores codiciosos y mercantilización. La pericia para ofrecer estas sustancias tarda años, si no toda una vida, en cultivarse. Se desarrollan con el tiempo y son absolutamente esenciales en el contexto de la psicodelia. ¿Cómo podemos generalizar las cosas rápida y urgentemente sin invertir adecuadamente en formación, educación, reducción de daños, comunidad e iniciación? ¿Y dónde está la financiación para ello? Es importante señalar también que la medicalización recibe millones de dólares, mientras que los esfuerzos de base, que cubren áreas cruciales de este movimiento, siguen estando increíblemente infrafinanciados.

Además, no podemos olvidar preguntarnos: ¿existen suficientes recursos naturales para abastecer la creciente demanda mundial de plantas psicodélicas medicinales? Es importante centrarse en los impactos medioambientales de la diáspora mundial de la ayahuasca, así como en los riesgos medioambientales para el peyote, tanto en México como en Estados Unidos, y para los hongos en lugares como Huautla de Jiménez, en las montañas de Oaxaca.

Escépticos ante este renacimiento, los nativos americanos han pedido al movimiento psicodélico que se mantenga al margen de la regulación del peyote. Y hemos sido testigos de cómo el fervor occidental por los hongos mágicos ha creado muchas paradojas en las comunidades originales de las que procede, como oiremos en la presentación de nuestro colega el Dr. Osiris García. Las cosas empeoran si consideramos los impactos de la deforestación de la selva amazónica en las últimas décadas. Sólo en Brasil se talan anualmente unos 3 millones de acres de selva amazónica, a un ritmo que ha aumentado con los años. En Perú, se denuncia la desaparición de la liana de ayahuasca de los alrededores de numerosos pueblos y zonas accesibles de la selva, lo que obliga a los recolectores a adentrarse más en la selva para encontrar la planta. En México y Norteamérica, los investigadores se están ocupando del impacto medioambiental de la extracción del peyote. Esta devastación se ve alimentada por proyectos de desarrollo problemáticos como la minería y el monocultivo, así como por el aumento del consumo mundial de la planta. La romantización del panorama actual del renacimiento psicodélico contribuye a aumentar las desigualdades y las brechas entre el Norte y el Sur. También contribuye a silenciar las voces de las minorías, especialmente de los pueblos indígenas, ignorando que su legado histórico dentro del movimiento psicodélico ha estado marcado constantemente por la colonización, la subyugación y el exterminio.

Independientemente de la decisión de la FDA, lo cierto es que las medicinas de los bosques y desiertos ya se han extendido por todo el mundo, y la gente está ávida de su curación, belleza y sabiduría. Pero esta curación no puede producirse a costa de las tradiciones y culturas que han luchado por mantener vivas estas prácticas. El movimiento psicodélico en su conjunto tiene que dar un paso atrás y reevaluar sus prioridades, sus objetivos y considerar seriamente sus repercusiones. Y los retos no son sólo internos. También tenemos que enfrentarnos, al mismo tiempo, al poder de los gobiernos nacionales, las agencias antidroga y otros organismos reguladores que intentan impedir que la gente siga utilizando estas medicinas en entornos terapéuticos, religiosos y sociales. Tenemos que entender que el mundo real se extiende mucho más allá de los poderes institucionales.

A pesar de estos retos, siempre hay posibilidades de aprendizaje profundo y crecimiento. La ciencia psicodélica sigue siendo una nueva área de investigación, y así es como se construye el conocimiento y se transmite a las generaciones futuras. Esta podría ser una oportunidad para integrar mejor otras formas de conocimiento en la investigación científica, y para prestar más atención a los factores no médicos. Tenemos que seguir centrando la cultura, y educando al mundo sobre el poder, los beneficios, los riesgos y las sombras de los psicodélicos. Lo que ha ocurrido va a sacudir el escenario actual. También será una oportunidad para que los inversores alineados con la misión ocupen el espacio a medida que los que buscaban beneficios fáciles salten de este barco, y no se les echará de menos. Ahora más que nunca, es el momento de reagruparse y apuntar hacia un objetivo común. Hacia la siguiente fase del movimiento psicodélico: “Protegiendo las Plantas Sagradas, Avanzando la Justicia Psicodélica” como nos gusta decir en Chacruna. Esperamos humildemente poder seguir sirviendo a este movimiento, a la vanguardia y en alianza con el Sur GlobalBIPOCmujeres y voces LGBTQ+, en diálogo y sinergia con nuestros socios y colegas en el ecosistema psicodélico global, donde cada uno mueve sus piezas de este intrincado rompecabezas.

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*Este discurso fue pronunciado en la Conferencia Psicodélica Arctic Visions y fue publicado originalmente en inglés en Double Blind Magazine.

Traducción de Ibrahim Gabriell
Portada e ilustración interior de Pedro Mulinga

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