Salud Español

Educando a los gringos en las costumbres shipibo

En este relato personal, Reilly Capps cuenta su experiencia con la ayahuasca y la forma en que se enfrentó a la comprensión de la sabiduría shipibo a través de una lente blanca estadounidense. Al leer el libro Ayahuasca Healing and Science, se encontró con una entrevista entre Bia Labate y Adam Aronovich que cambió su comprensión del conocimiento shipibo.

+ posts

Reilly Capps ha publicado reportajes sobre drogas en el Washington Post, DoubleBlind, Chacruna y The MAPS Bulletin. Su reportaje para Rooster catalizó la primera votación sobre la despenalización de los psicodélicos en Denver.

Cuando bebí ayahuasca por primera vez, hace una década y media, no podía comprender las explicaciones de los shipibo sobre cómo funciona

Soy un estadounidense típico. Uso calcetines blancos de algodón, cito a los Simpsons y tengo opiniones sobre las mejores cadenas de comida rápida. Cuando bebí ayahuasca por primera vez, hace una década y media, no podía comprender las explicaciones de los shipibo sobre cómo funciona.

Press Release

Ayahuasca Healing and Science

Los shipibo, un pueblo amazónico que vive en Iquitos y sus alrededores en Perú, hablaban de los espíritus del bosque y de plantas que hablan. No podía entenderlos. Esto era mucho más difícil que aprender un idioma extranjero: los franceses llaman a las manzanas pommes y a las uvas raisins, pero ambos estamos hablando de frutos rojos. Aprender el lenguaje shipibo de la ayahuasca era como tratar de aprender un nuevo videojuego en el que puedes volar en lugar de simplemente saltar.

Solía escuchar las historias shipibo sobre hechicería y adivinación del futuro, y tratarlas como trataba a mis sobrinas cuando jugaban al barco pirata: mis sobrinas me dirían que había tesoros escondidos en el sofá y que la alfombra era un océano, y yo les diría: “No es adorable, qué divertido, el control remoto es una espada y los cojines son caimanes”. Estoy agradecido de que no todos sean tan ciegos como yo. Muchos se han tomado el tiempo de escuchar atentamente las palabras de los shipibo y de otros pueblos amazónicos que, de hecho, descubrieron la ayahuasca.

Uno de los mejores ejemplos que he leído últimamente está en el reciente libro Ayahuasca Healing and Science. El libro trata principalmente de ciencia: estudios sobre la estructura molecular y los efectos clínicos de la ayahuasca. Rápidamente, me atrajo una extensa entrevista sostenida por Adam Aronovich y Bia Labate con un curandero de ayahuasca. Labate, quien también es una de las coeditoras del libro, pensó que era importante incluir la voz de los indígenas, incluso en un libro científico occidental. Uno de los mejores ejemplos que he leído últimamente está en el reciente libro Ayahuasca Healing and Science. El libro trata principalmente de ciencia: estudios sobre la estructura molecular y los efectos clínicos de la ayahuasca.

Recientemente, Labate me envió un mensaje diciendo: “Es hora de dejar de disociar nuestras prácticas de la gente y de las tierras en donde se originan”. Labate es directora ejecutiva del Instituto Chacruna y una de las antropólogas especialistas en ayahuasca más reconocida a nivel mundial. Continua diciendo: “Los pueblos indígenas tienen mucho que enseñarnos sobre el arte de curar y también sobre nuestra relación con la naturaleza. Nosotros debemos hacer resistencia a la forma en que la biomedicina domina la conversación pública sobre los psicodélicos”.

El curandero que entrevistaron era un hombre de 36 años llamado Soi, nacido en las profundidades del Amazonas, en el río Ucayali. Soi aprendió las artes de sanar de su abuelo. ¡Empezó a beber ayahuasca a los 13 años de edad! ¡Y comenzó a atender a personas a los 17!

Es impactante que un curandero haya comenzado tan joven, y es asombroso escuchar cómo la familia de Soi aprendió las artes curativas. El abuelo de Soi, y los curanderos antes que él, aprendieron sus artes sanadoras unos de otros y también de las plantas. “Sobre todo”, dice Soi, “la naturaleza es mi guía. Nuestro camino, nuestra práctica, es la inteligencia y la sabiduría de las plantas”.

Soi se entrenó, como lo hacen tantos otros ayahuasqueros, “haciendo dieta” con las plantas —comiendo o fumando tabaco, por ejemplo, o piñones—. “Las plantas pueden darte dones, como poderes curativos, y también castigarte con enfermedades”, dice Soi.

Sí, Soi dice que sus maestros son cosas verdes que crecen de la tierra, que no hablan, no escriben artículos científicos ni publican libros, cosas que ni siquiera saben leer. Son las propias plantas las que curan a una persona. “El curandero sólo es un guía”, dice Soi, “les dice a las plantas: hazlo allí, cura allí”. Las plantas abren el cuerpo y el espíritu, creando espacio para la limpieza y la extracción de energías menos saludables. Es como lavar el interior de tu auto, pero a nivel espiritual. 

Esto es algo difícil de asimilar para un occidental, pues “hablar con las plantas” es una abreviatura de “loco”

Esto es algo difícil de asimilar para un occidental pues “hablar con las plantas” es una abreviatura de “loco”. Sin embargo, haríamos bien en abrir nuestras mentes. La ciencia occidental tiene mucha evidencia de que las plantas y los seres humanos tienen relaciones. Los estudios encuentran que hablar con las plantas las ayuda a crecer más rápido. La ciencia muestra que las plantas sienten que las tocas.

Un número creciente de científicos está escuchando a las plantas. Una memoria popular titulada Braiding Sweetgrass (en español Trenzado de hierba dulce), escrita por el botánico nativo americano Robin Wall Kimmerer, está llena de historias de pueblos indígenas que crean medicinas sofisticadas y explican su método diciendo: “las plantas nos dijeron cómo hacer esto”. Es fácil para los occidentales descartar esto como alucinaciones. Por ejemplo, una científica, la Dra. Mónica Gagliano, dijo que la ayahuasca la ayudó a diseñar un estudio sobre cómo las raíces encuentran agua (se guían por el sonido). Un reportero del New York Times le preguntó a Gagliano: “¿Alguna vez te preguntaste si te estabas volviendo loca?”

Y, sin embargo, ¿cuáles son los resultados de esta “locura”? El estudio de Gagliano funcionó. ¿Y cuál es el resultado general de que los Shipibo escuchen a las plantas? Le pregunto a Aronovich: ¿Crees que el pueblo Shipibo es más feliz que, digamos, la gente de Colorado o los mexicanos? 

“Sí, creo que sí”, responde Aronovich. “Los shipibo son más propensos a experiencias alegres y se preocupan menos”. Sin importar qué dificultades se presenten en su camino, dice Aronovich, los shipibo siempre están sostenidos por una comunidad, un linaje y un mundo natural, por lo que tienden a no tener la ansiedad de bajo nivel que recorre la vida occidental moderna como el zumbido constante de una autopista interestatal cercana.

Los pueblos indígenas suelen enmarcar la enfermedad como el resultado de un desequilibrio con el mundo natural y otras personas

Los pueblos indígenas suelen enmarcar la enfermedad como el resultado de un desequilibrio con el mundo natural y otras personas. Ese es un punto de vista importante, creen Labate y Aronovich. Aronovich fundó Healing from Healing (que en español podríamos traducir como Curar la cura), una plataforma de medios que incluye servicios de educación e integración. Su empresa es una de las críticas más claras y divertidas a la cultura del bienestar occidental que convierte la salud humana en un producto y, a veces, hace más daño que bien.

Vivimos en un mundo que arde por el cambio climático. Personas como Soi, directamente conectadas a la Tierra, son nuestros sistemas de alarma, nuestros vigías. “Antes estábamos rodeados por animales, pero ahora los animales se están alejando”, dice Soi, “eso es lo que viene de las grandes empresas”.

Por cierto, a Soi no le importa enseñarles a los gringos las costumbres del pueblo shipibo. Él ve el turismo de ayahuasca como una bienvenida fuente de empleos e intercambio cultural. Dice que mientras las personas estén dispuestas a escuchar a las plantas, puede ocurrir una curación real.

A medida que las empresas psicodélicas proliferan como los dientes de león en primavera, son más las que reconocen el valor de la sabiduría indígena

A medida que las empresas psicodélicas proliferan como los dientes de león en primavera, son más las que reconocen el valor de la sabiduría indígena. Ocasionalmente, comparten algunas de sus ganancias, el capital de la empresa o la propiedad intelectual con los pueblos indígenas y organizaciones sin fines de lucro, contribuyendo a algo como la Iniciativa de Reciprocidad Indígena de Chacruna.

Conoce más sobre la Iniciativa de Reciprocidad Indígena de las Américas

Soi le dice a los investigadores que su nombre tiene dos significados: hermoso y pájaro. Un truco para hacer que tu cerebro acepte tanto la forma de pensar occidental como la indígena es darte cuenta de que una cosa puede tener dos significados diferentes, sin que necesariamente uno cancele al otro. Incluir la perspectiva de Soi en un libro científico contribuye a garantizar que eso suceda.

Traducción de Jenny Nava Díaz
Portada de Mariom Luna

Inscríbete a nuestra Newsletter / Inscreva-se na nossa Newsletter

Te podría interesar

Loading...