Para algunos, Rosemary era la esbelta y bella esposa de Timothy Leary, quien a menudo aparecía a su lado durante las entrevistas para la prensa; para otros, es un ícono de la moda cuya influencia fue elogiada recientemente en la revista Vogue. Para la comunidad psicodélica y la contracultura, es una figura heroica en la Guerra contra las Drogas que se aferró a sus principios y se negó rotundamente a dar nombres a las autoridades federales.
Al comienzo de sus memorias, Rosemary escribe: “Recuperé mi libertad y ahora puedo contar mi historia”. La verdad es que Rosemary nunca pudo escribir completamente su historia porque el miedo a la autoincriminación se cernía sobre su cabeza como una espada de Damocles. Aunque era “legalmente” libre para escribir su historia, siempre estuvo agobiada por el peso del pasado.