Cultura Español

Mi título universitario es de la selva

La difusión de la Ayahuasca y la cultura indígena es un viaje que apoyamos y celebramos. Sin embargo, surge una preocupación: que la autenticidad de nuestros pueblos y culturas quede en segundo plano mientras otros se proclaman expertos en la Ayahuasca. La “abuela”, como la llamamos, no debe ser explotada para el beneficio de grandes empresas farmacéuticas, olvidando a los verdaderos guardianes de esta medicina ancestral. A lo largo de la historia, los pueblos indígenas han sido desatendidos y engañados.

Leopardo Yawa Bane
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Leopardo Yawa Bane nació en la tierra indígena Kaxinawá de Río Jordão, en el estado del Acre, Brasil. Dejó el Amazonas para aprender a guiar mejor a su pueblo a través de nuestros tiempos modernos y ha estado viajando por el mundo dirigiendo ceremonias de sanación durante los últimos 15 años.

Creo que la cuestión de la Ayahuasca es, en esencia, una cuestión de derechos humanos: como humanos de esta tierra, creo que todos tenemos derecho a buscar curación en las plantas naturales con las que compartimos este planeta; y como indígenas y administradores de nuestras tierras, y guardianes de nuestras plantas medicinales, creo que es nuestro derecho poder viajar y administrar estas curas sin miedo a la persecución.

Si bien la difusión mundial de la Ayahuasca y de la cultura indígena es algo que apoyo y me ha dado gran alegría y oportunidad, hay algunas cosas que me preocupan. Mi principal preocupación es que nuestra gente y nuestra cultura sean olvidadas a medida que el hombre blanco se deja llevar por ser una “autoridad” en la ayahuasca. La “abuela”, como algunos la llaman, no está destinada a ser otra medicina más que se arranca de la selva para enriquecer a las empresas farmacéuticas y dejar atrás a los indios, los verdaderos guardianes de esta medicina sagrada. La mayoría de ustedes no tienen esta intención, e incluso pueden pensar que es una exageración, pero a nuestros pueblos, ya sea en América del Norte, Central o del Sur, se les ha mentido desde que el hombre blanco desembarcó en nuestras costas hace unos 500 años.

ayahuasca shaman

Conferencia Psychedelic Science 2017

Recientemente, asistí y presenté mi historia y creencias en la Conferencia Psychedelic Science, presentada por MAPS y la Fundación Beckley, en Oakland, California. Creo que la idea de la conferencia es algo hermoso, ya que su enfoque básico es cómo podemos ayudar a la gente con el uso de sustancias psicodélicas y, como “curandero”, eso es exactamente lo que hago. Pero eso no quiere decir que no piense que hubo una notable falta de representación indígena.

De toda la conferencia, con más de 60 ponentes de todo el mundo que atrajeron a más de 2.500 asistentes, y con aproximadamente la mitad de los paneles del Track de Plantas Medicinales dedicados a la ayahuasca, yo fui uno de los pocos ponentes indígenas; y, para ser sincero, esto me molestó. Sé que no soy el único: una mujer que se identificó como indígena sacó el tema durante uno de los otros paneles y eso se mencionó incluso en la cobertura del evento en The New York Times. No se me invitó a formar parte de ninguno de los paneles principales, sino que se me delegó al escenario más pequeño como parte del mercado público gratuito organizado por Psymposia (a quienes estoy muy agradecido).

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No guardo rencor y no es mi deseo solo quejarme o ser desagradecido, pero, citando a la mujer indígena que habló, “… Lo que quiero decir es que la apropiación cultural es una forma de retraumatización para los pueblos indígenas“. Durante 500 años hemos sido traumatizados y, ahora, gracias a la ayahuasca, por fin estamos ganando atención y respeto, pero ser ignorados en una conferencia tan prestigiosa y monumental es altamente traumático.

Tras la presentación del domingo de la conferencia, me alegró ver que mi mensaje resonaba en tanta gente. Un joven asistente me dijo: “Esto es exactamente lo que he estado buscando todo el fin de semana, gracias, gracias, gracias por venir y compartirlo con nosotros”.

Otro dijo: “Estoy tan feliz de haber escuchado tu voz en esto. No dejaba de preguntarme por qué no había representación indígena en ninguno de los paneles principales”.

No soy científico. Soy indio

Estoy muy agradecido por la oportunidad de haber presentado y conectado con estas personas porque, hasta ese momento, empecé a pensar que tal vez ya no había necesidad del pajé (chamán) indígena. Lo que sentí en la conferencia fue que no nos necesitaban, que todos esos médicos, neurocientíficos, químicos y académicos aparentemente se habían dado cuenta y habían seguido adelante sin nosotros. Por suerte se lo dije a algunos de mis txai y me tranquilizaron diciéndome que estaba equivocado y que “ahora, más que nunca, necesitamos a los pajés para ayudar a navegar en estos tiempos extraños”.

Tal vez, para algunas personas, se necesita tener una sustancia desconocida como la ayahuasca validada por aquellos con credenciales que entienden como un doctorado. Sin embargo, para un indígena es casi imposible obtener un título tan avanzado, especialmente si la mayor parte de tu vida transcurre en zonas rurales y aisladas, como la Amazonía, donde se encuentran nuestras comunidades. Así que, para la mayoría de nosotros, la selva es nuestra universidad y, en ese caso, tenemos muchos títulos avanzados.

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La vida de un chamán

Recientemente, a través de mi trabajo, me he dado cuenta de que parece haber una especie de ilusión de los “chamanes rockstar” y de que todo lo que hacemos es viajar por el mundo y que estamos sobrepagados. Es como decir que los atletas profesionales, que proceden de entornos empobrecidos como favelas, guetos o proyectos de vivienda del gobierno, lo tienen todo muy fácil. Esto ignora groseramente todo el trabajo que han tenido que hacer y todo el racismo que han tenido que soportar para llegar a donde están; incluso Lebron James, el jugador de baloncesto más famoso y mejor pagado del mundo, sigue lidiando con el racismo.

Sin embargo, los indígenas, en casi todas las sociedades, son considerados la clase social más baja; y, fuera de unos pocos países, el trabajo que hacemos se considera ilegal y la paga que recibimos es muy escasa si tenemos en cuenta que muchos de nosotros tenemos familias numerosas, tribus enteras incluso, que mantener. Los viajes y la carga de trabajo pueden ser interminables y a menudo pasamos largas temporadas lejos de nuestros hogares y familias. Además, nuestra gente y nuestros hogares nativos están constantemente amenazados.

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Txai’s por el mundo

Sé que no todos los blancos, ni todos los occidentales, son malos, ¡ni mucho menos! En mi idioma tenemos la palabra “txai” (pronunciado “chai”) que significa mitad de mí, es mitad de ti, y esa mitad de ti es mitad de mí, y en mis viajes he hecho muchos, muchos nuevos txai por todo el mundo. No importa de dónde seas, ni de qué color sea tu piel, lo que importa es quién eres en tu corazón. Te imploro que seas un txai consciente de nuestra historia y cultura y que apoyes nuestra lucha, porque todos estamos juntos en este planeta (“estamos juntos”, como decimos en portugués). Si queremos prosperar, y no simplemente sobrevivir, en el siglo XXI, debemos unir nuestras fuerzas y construir puentes —no muros— entre nuestras comunidades.

Tenemos mucho que aprender unos de otros y el primer paso es reconocer que esto es una calle de doble sentido, ya no hay tiempo para la mentalidad de “yo tengo razón y tú estás equivocado”. Está claro que hay mucho dolor y sufrimiento en este mundo y la única manera de superar nuestros problemas es trabajar juntos. Soy padre de tres hijos y mi mayor deseo para este mundo es que todas las personas puedan unirse para crear un futuro más brillante.

Transcripción, traducción y edición del portugués por Chris Dodds
Traducción al español por Ibrahim Gabriell
Portada de Fernanda Cervantes

Texto publicado originalmente en inglés en Chacruna Institute

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