Inti García Flores
Inti García Flores es historiador mazateco por la Universidad La Salle, Puebla, y profesor de secundaria en San Mateo Yoloxochitlan. También es Director del Archivo Histórico Mazateco "Renato García Dorantes".
Rosalía Acosta López
Rosalía Acosta López es psicóloga por la Universidad La Salle, Puebla, y radica en Huautla de Jiménez desde hace 20 años. Actualmente organiza círculos comunitarios de lectura para niños en Huautla de Jiménez.
Sarai Piña Alcántara es licenciada en etnología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Estudió antropología social en el CIESAS-CDMX. Ha realizado investigación en el área durante 15 años.
Inti: [Saluda en mazateco y agradece a los hombres y mujeres sabios, y a los Chikones]. Muchas gracias por la invitación. Lo que vamos a presentar aquí se desprende de las discusiones que hemos tenido en la región con otros compañeros mazatecos. Nosotros no representamos a todo el pueblo mazateco, pero sí a los que están preocupados por lo que está pasando en la Sierra Mazateca.
Rosi: Huautla de Jiménez está situada geográficamente en el sur de México, en el Estado de Oaxaca, que se divide en ocho regiones. Pertenece a la región de la Cañada y al grupo étnico mazateco, y es el municipio más importante de la región en términos económicos, políticos y religiosos. María Sabina, chjon chjine (“mujer sabia”) vivió en este lugar la mayor parte de su vida.
Inti: Ahora daré una breve descripción de la relación que existe entre el pueblo mazateco y esta medicina tan sagrada. Me refiero a los ndi xijtho (“pequeños que brotan”). Nosotros, los mazatecos, siempre hemos mantenido una relación e interacción muy cercana con nuestro entorno natural; ella es Nanangui (“Madre Tierra”). En los lugares que le pertenecen a la Madre Tierra hay espacios muy sagrados como cerros, ríos y cuevas donde viven seres sobrenaturales y sobrehumanos que llamamos chikones.
Cuando los perturbamos o entramos en su territorio sagrado, debemos pedirles permiso o pagarles, y hacerlo con mucho respeto. No debemos profanar ni dañar los espacios sagrados de estos seres; de lo contrario, tendremos que afrontar las consecuencias para nuestra persona o para toda nuestra familia. Por ejemplo, por más de 50 años, exploradores de cuevas del Proyecto Espeleológico del Sistema Huautla (PESH), con sede en Texas, han llegado a nuestro territorio. Desde nuestro punto de vista, como mazatecos, ellos no han respetado las cuevas sagradas porque han perforado rocas que, para nosotros, son los huesos de Nanangui. También han arrojado colorante a un río subterráneo que, para nosotros, es la sangre de Nanangui. Han realizado estas actividades desde perspectiva colonizadora, con actitud de superioridad, queriendo enseñarnos las cuevas desde la lógica de la ciencia occidental. Para nosotros las cuevas son donde Nanangui respira. Tienen vida propia y son lugares sagrados porque allí nacieron los chandiyoo y allí volvemos cuando morimos. ¿Qué dirían estos espacios sagrados de la forma en que han sido profanados? ¿Crees que lo permitirían?
Para nosotros, el hongo es un ser muy sagrado. Es una deidad porque tiene espíritu, tiene voz, y es un ser sensible. Los hongos son un regalo que nos envía chikon naii chaon. Desde sus dominios, los hace llegar con el trueno para que podamos curar los males que nos aquejan o recuperar nuestra sombra perdida. El hongo tiene su temporada para llegar aquí a la Tierra. Según el calendario agrícola y el ritual mazateco, llega el vigésimo día del mes Chan-sinda, a diferencia de los occidentales, que producen hongos todo el año.
El ritual comienza desde el momento en que uno decide comulgar con los hongos, cuando existe la necesidad de hacerlo. El chijne (hombre sabio) es quien los recoge de la tierra en los espacios sagrados donde brotan y que sólo él conoce. Con un ritual de solicitud, procede a recolectarlos. La recolección propiamente dicha es hecha por un niño, mientras el chijne continúa haciendo sus plegarias y cantos de solicitud. Esto se lleva a cabo en luna llena y, desde allí, se trasladan con mucho cuidado al lugar donde tendrá lugar la ceremonia y se depositan en el altar o en la mesa de limpieza. Allí se negocia con los seres sobrehumanos para obtener habilidades curativas. Pero una ceremonia no es suficiente para resolver el asunto. El curandero sabe a qué colina específica debe preguntar para que la persona pueda recuperar la sombra que perdió o atrapó un chikon.
La ceremonia de los hongos es intensa y siempre comienza al anochecer. Se lleva a cabo en un espacio cerrado, no al aire libre, en días específicos. No se comenta con nadie. Es un secreto, y si no se guarda la ceremonia es inútil. Nadie puede ver ni tocar los hongos, sólo se muestran en el momento del ritual. Las ceremonias no son grupales; sólo participa la persona que se va a curar o su familia, y no se admiten personas ajenas. Los chijne trabajan de forma diferente con los hongos dependiendo de su rango o del altar que utilicen. Para ser chijne se requiere todo un proceso ritual que toma años e implica responsabilidad y compromiso. Quien se convierte en chijne tiene que renunciar a todo deseo sexual, porque siempre está en contacto y comunicación con lo sagrado. Los chijne siempre deben estar dispuestos a servir, y es difícil que reciban y atiendan a personas ajenas a la comunidad. Los forasteros sólo son recibidos por los “neochamanes” locales, categoría aplicada por los antropólogos occidentales a las personas que, en la comunidad, son consideradas charlatanes. Sin embargo, no pretendo desacreditar su trabajo, siempre que lo hagan correctamente y no abusen de los turistas.
Me parece que, ya sea en un contexto ritual o no, la ingestión del hongo actuará en cada persona de acuerdo a su contexto. Pero si la gente viene a la Sierra Mazateca debe hacerlo con respeto, sin pensar que por pagar dinero puede exigir que la ceremonia se adapte a sus expectativas. Para nosotros, la ceremonia no tiene precio porque es algo sagrado. Por último, me gustaría que reflexionáramos sobre lo que pensaría el hongo de todo lo que se dice y se hace con él.
Rosalía: No soy de la Sierra Mazateca, pero vivo en Huautla desde hace casi 20 años. He tenido la oportunidad de participar en ceremonias rituales, ya sea consumiendo ndi xijtho (como ellos llaman a los hongos) o como testigo. Una vez escuché que una mujer sabia que llamaba a los ndi xijtho “los niños médicos” o “los niños psicólogos”. Así que, como psicóloga, empecé a analizar que una ceremonia ritual es similar a una sesión o consulta con un médico o un psicólogo. El hongo, junto con el hombre o la mujer sabios, llevan a cabo este trabajo, tal vez inconscientemente, pero basado en años de aprendizaje.
Para iniciar una ceremonia ritual, se deben tener al menos tres días de abstinencia sexual, precauciones y aislamiento social. Esto podría considerarse un tiempo de introspección para entender lo que se busca con el consumo del hongo. En el momento de la ceremonia -puede pasar que el chijne sea desconocido para el paciente- al iniciar la sesión, el hombre o la mujer sabios queman incienso de resina copal para romper el hielo, pasan hierbas aromáticas o un huevo sobre el cuerpo del paciente, y rompen el huevo en un vaso de agua para diagnosticar la enfermedad. Esto se hace por la noche, a oscuras, en un espacio libre de ruidos e interrupciones. Cuando el hombre o la mujer sabios consumen los hongos con sus pacientes, lo hacen en pares, para que los hongos puedan “caminar”. El chijne empatiza con el paciente (transferencia) y llega a ver y sentir lo que paciente ve y siente. El hombre o mujer de conocimiento, ya bajo los efectos del hongo, canta, reza y permite que el paciente libere lo que necesita en ese momento, ya sea cantando, riendo o llorando. Ellos saben cuándo intervenir, cuándo hacer una pausa y centrar sus cuidados en el momento en el que el paciente está reviviendo una experiencia traumática o quizás siente dolor físico. El chijne le pedirá a Dios o a los chikones que lo alivien.
Cuando el efecto del hongo termina, el chijne agradece la ayuda de Dios y los chikones entregan una serie de recomendaciones a su paciente, como beber un té medicinal, ir a una determinada colina o iglesia, o incluso al cementerio para encender una vela votiva. En algunos casos, pueden recomendar que se realice otra ceremonia ritual para completar la curación. Otras recomendaciones para el paciente incluyen que no hable de la ceremonia y que continúe otros tres o cinco días con una dieta restringida y abstinencia sexual. La ceremonia termina cuando vuelven a encender la luz y abrazan entre sí, agradeciéndose mutuamente el trabajo realizado, y ambos se sienten liberados. Es impresionante cómo esta práctica de conocimiento ancestral se ha conservado y sigue siendo un recurso para recuperar la salud y buscar orientación. La ceremonia es una forma de resistencia, a pesar de los ataques de la modernidad, la religión cristiana y la globalización.
Sarai: Algo que debe destacarse es que ahora este conocimiento está siendo validado desde el punto de vista científico. La ciencia, con su discurso de la “objetividad” y la “verdad”, está validando los usos y potenciales resultados terapéuticos de los hongos psilocibe. Un conocimiento que los pueblos originarios han guardado cuidadosamente por cientos de años para el tratamiento de enfermedades y, si bien están dispuestos a compartirlo, tienen dudas sobre por qué y cómo será utilizado. En la era psicodélica occidental el conocimiento tradicional no era aceptado; era como si la historia empezara en los años sesenta, sin tener en cuenta sus orígenes en los conocimientos de los pueblos indígenas o nativos sobre diversas sustancias psicodélicas. Parecía que la ciencia estuviera ejecutando un epistemicidio al borrar las narrativas y la sabiduría de los pueblos indígenas, a menos que suscribieran sus métodos, o bien existirían con fines meramente folclóricos o como parte del multiculturalismo neoliberal. Ahora, que la ciencia valida el conocimiento tradicional, cabe preguntarse ¿cómo se visibilizarán las narrativas y experiencias indígenas sin caer en formas negativas de apropiación cultural o biocultural?
Esta pregunta ha sido formulada en años recientes por algunos algunos mazatecos de la sierra, en el contexto de la mercantilización de prácticas culturales como el ndi xijtho y las veladas de hongos. Desde la llegada de los “güeros”, como llaman a los turistas gringos en Huautla, ha surgido el turismo psicodélico y neochamánico. Desde los años sesenta, personas de diferentes países, clases sociales y formación académica visitan la zona para pasar una velada con los “pequeños que brotan” e interactuar con un “verdadero chamán”. Muchos llegan a la región con conceptos idealizados sobre los mazatecos y sus rituales nocturnos. Algunas de sus expectativas están plagadas de cierta racialización que pretende encontrar al “noble salvaje” en la inhóspita tierra de María Sabina. En cambio, constatan que las prácticas chamánicas se venden porque las ceremonias nocturnas y los “pequeños que brotan” han entrado en la lógica del mercado desde los años setenta. Además, en el seno de la comunidad se han desarrollado diversas dinámicas sociales en el contexto de una integración a la “modernidad” impuesta por el Estado.
¿Qué efectos ha tenido el turismo en Huautla? Con la llegada de los extranjeros y la entrada de la lógica monetaria en la zona, los ndi xijtho empezaron a tener un valor de cambio. Al principio, se cambiaban por objetos y, más tarde, pasaron al ámbito monetario. Del mismo modo, las ceremonias empezaron a ser ofrecidas por lo que llamamos neochamanes indígenas: hombres y mujeres, algunos con cierto grado de conocimiento tradicional y otros más improvisados, que atienden exclusivamente a turistas. Ellos combinan técnicas y elementos mazatecos con algunas prácticas de la Nueva Era. Además de los neochamanes, desde los años setenta ha surgido un mercado comercial de hongos, debido tanto a la demanda turística como a la mazateca. También llamo la atención sobre una constante escasez de hongos en los últimos nueve años, causada por los cambios en el uso de la tierra y la demanda extranjera. Es importante aclarar que estos efectos han potenciado disputas entre diferentes actores, ya que los turistas no son conscientes de las relaciones de poder que ejercen y de las que ya existen en la comunidad.
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A Huautla llegan varios tipos de turistas con diferentes necesidades. La tipología que se presenta a continuación está basada en el trabajo de Vincent Basset (2011) en Wirikuta, ya que se encontraron algunas similitudes con el turismo en Huautla. Por un lado, están los psiconautas que buscan experimentar con hongos en escenarios naturales de la sierra. Suelen entablar amistades locales antes y durante la ingesta de hongos. Por otro lado, están los artesanos, nacionales e internacionales, que elaboran artesanías y viajan en función de la demanda comercial. Suelen visitarnos en los meses de julio a agosto (época de lluvias), durante las fiestas de María Sabina organizadas por el municipio para vender sus productos y, durante su estancia, consumen hongos. Los peregrinos son los que vienen todos los años en la temporada de lluvias e interactúan con neochamanes independientes; a menudo, son personas que buscan convertirse en chamanes por derecho propio, desarrollando relaciones de “padrinazgo” con los neochamanes. Investigadores de distintas disciplinas acuden a la zona por diferentes intereses académicos, aprovechando su estancia para consumir los hongos y desarrollando también relaciones de padrinazgo con sus colaboradores. El “facilitador” es un nuevo perfil que ha llegado a la zona en los últimos cinco años: personas que vienen a aprender técnicas neochamánicas para ofrecerlas fuera de la región. Otros se están estableciendo en Huautla ofreciendo otras prácticas de sanación además de las ceremonias con hongos, generando así un posible desplazamiento del conocimiento local.
La comercialización de veladas y setas se negocia constantemente entre los turistas y algunos mazatecos. Sin embargo, varios mazatecos han señalado que en los últimos años se han observado en la zona relaciones de explotación con algunos turistas. Estas relaciones son ejercidas por algunos “facilitadores” que, bajo el discurso de “difundir el chamanismo mazateco”, aprenden técnicas neochamánicas mazatecas y las ofrecen fuera de la región. Además de este tipo de explotación, los turistas académicos y científicos ejercen a menudo relaciones de poder asimétricas con los mazatecos en nombre de la ciencia. Desde hace algunos años, algunas comunidades han denunciado que micólogos estadounidenses han acudido a la zona para realizar estudios de diversos hongos, que van desde el rastreo de especies hasta el mapeo de su ADN. Esto se ha hecho sin permiso de las comunidades, sin presentar protocolos de investigación y sin incluir a los miembros de las comunidades en esos estudios. También existe un contexto complejo en la zona que involucra al narcotráfico, ya que Huautla es un lugar de paso de narcotraficantes, e incluso de traficantes de personas. Esta situación ha generado preocupación por parte de los mazatecos, quienes en ocasiones venden hongos y veladas a los turistas, ya que algunos turistas no respetan las prohibiciones rituales y mezclan diferentes sustancias. Esto ha llevado a que algunas personas sean señaladas dentro y fuera de la comunidad, comprometiendo su integridad.
Para concluir, nos gustaría dejar sobre la mesa las siguientes preguntas: ¿Cómo pueden los occidentales acceder a las ceremonias de hongos sin caer en una apropiación cultural y biológica negativa, y sin desarrollar relaciones opresivas? ¿Cómo se podría hacer más visible el conocimiento mazateco en el ámbito psicodélico occidental sin sucumbir al multiculturalismo neoliberal y al colonialismo?
Referencias
Basset, V. (2011). Relations à l’altérité amérindiennne lors de mobilités touristiques: L’exemple de la réserve naturelle sacrée de Wirikuta au Mexique [Relations with Amerindian otherness during tourist mobilities: The example of the sacred nature reserve of Wirikuta in Mexico] (Doctoral dissertation). Université de Perpignan.
Esteva, G. (2019, June 3). La corrupción del lenguaje [The corruption of language]. La Jornada. https://www.jornada.com.mx/2019/06/03/opinion/016a2pol.
Miranda, F. (2019, October 29). Nueva ruta de tráfico de personas y droga dispara criminalidad en Oaxaca: fiscal [New route of human and drug trafficking triggers crime in Oaxaca: Prosecutor]. El Universal. https://oaxaca.eluniversal.com.mx/seguridad/29-10-2019/nueva-ruta-de-trafico-de-personas-y-droga-dispara-criminalidad-en-oaxaca-fiscal
Piña, S. & Valdés F. (2019, June 14).Exploradores estadounidenses mapean cuevas de la sierra de Oaxaca [American explorers map caves in the Sierra de Oaxaca]. Piedepagina. https://piedepagina.mx/exploradores-estadounidenses-mapean-cuevas-de-la-sierra-de-oaxaca/
Piña, S. & Valdés F. (2019, May 30).Espeleología y neocolonialismo en la sierra mazateca [Speleology and neocolonialism in the Sierra Mazateca]. Avispa Midia. https://avispa.org/espeleologia-y-neo-colonialismo-en-la-sierra-mazateca/
Nota:
Esta presentación se realizó en el panel de la Cumbre de Psilocibina 2020 de Tam Integration el 20 de septiembre de 2020. https://summit.psilocybinsummit.com/talks/mazatec-perspectives/
Texto publicado originalmente en inglés en Chacruna Institute
Traducción de Jenny Nava Díaz
Portada de Fernanda Cervantes