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Las primeras aplicaciones del LSD-25 en Sudamérica (1954-1959)

Los primeros experimentos con LSD en América del Sur en la década de 1950 se llevaron a cabo de manera similar a los de Estados Unidos, asimilándose a la tradición psiquiátrica europea. A partir de las primeras publicaciones en Chile, Brasil, Argentina, Perú, Venezuela y Uruguay, aparecidas entre 1954 y 1959, Hernán Scholten y Gonzalo Salas sostienen que es posible detectar algunos rasgos generales de la investigación con LSD en la época.

Hernán Scholten
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Hernán Scholten. Profesor, asistente de investigación y candidato a doctor en el departamento de psicología de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Administrador de www.elseminario.com.ar, sitio dedicado a la historia de la psicología desde el año 2000.

Gonzalo Salas
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Gonzalo Salas. Psicólogo. Doctor en Educación. Profesor del Departamento de Psicología, Universidad Católica del Maule, Chile; Investigador en Historia de la Psicología. Premio Nacional de Psicología, Colegio de Psicólogos de Chile.

Ilustración de Mariom Luna.

Los resultados de los primeros experimentos con LSD-25 administrado a seres humanos con el objetivo de investigar sus efectos sobre la psique se publicaron en 1947. Su autor, el Profesor de Psiquiatría de la Universidad de Zurich, Werner Stoll (1915-1995), era hijo de Arthur Stoll, director de los Laboratorios Sandoz en Basilea y donde Albert Hofmann sintetizó por primera vez el LSD en 1938. En virtud de los síntomas que acompañaban a su consumo, Stoll caracterizó al LSD como un phantasticum, siguiendo la clasificación sugerida en 1924 por el químico alemán Louis Lewin para describir las drogas que modifican las percepciones sensoriales, provocan alucinaciones y alteran la conciencia. Dadas estas propiedades, los psiquiatras empezaron a plantearse la posibilidad de utilizar como herramienta de investigación esta nueva sustancia, que Sandoz puso a la venta con el nombre de Delysid, recomendando a los psiquiatras que se autoadministraran la droga para conocer las experiencias subjetivas de las personas que sufrían esquizofrenia.

NUESTRO CAPÍTULO EN EXPANDING MINDSCAPES EXPLORA UN EPISODIO OLVIDADO EN LA HISTORIA DEL LSD: SUS PRIMERAS APLICACIONES EN SUDAMÉRICA A MEDIADOS DE LA DÉCADA DE 1950.

En 1949, el psiquiatra de origen alemán Max Rinkel (1894-1966) empezó a divulgar la existencia del LSD en Estados Unidos. Poco a poco, dejó de considerarse un phantasticum para convertirse en una sustancia capaz de producir psicosis temporal, un psicotomimético. Aunque con el tiempo se aplicaría en diversas afecciones (alcoholismo, enfermos terminales e incluso como “cura” de la homosexualidad y la frigidez), el LSD se utilizó primero en la investigación de la psicosis y, más tarde, en el tratamiento de esta afección. La sustancia se administraba a voluntarios sanos y se utilizaba para provocar un estado psicótico transitorio similar a la esquizofrenia con el fin de permitir a los investigadores estudiar el trastorno en condiciones experimentales. En este contexto, y en virtud del renovado interés por esta sustancia, nuestro capítulo de Expanding Mindscapes explora un episodio olvidado de la historia del LSD: sus primeras aplicaciones en Sudamérica a mediados de la década de 1950.

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Estos primeros usos tuvieron lugar en un contexto similar al de Estados Unidos, que a su vez había asimilado una tradición psiquiátrica europea. En efecto, el potencial del LSD para el estudio experimental de las psicosis fue una característica común en los textos escritos por jóvenes psiquiatras que estudiaron esta sustancia en la región sudamericana. A la luz de las primeras publicaciones en Chile, Brasil, Argentina, Perú, Venezuela y Uruguay, aparecidas entre 1954 y 1959, es posible detectar algunos rasgos generales, así como ciertas excepciones que también merecen ser consideradas.

ESTOS PRIMEROS ENCUENTROS SE LLEVARON A CABO EN UN CONTEXTO SIMILAR AL DE EE.UU., QUE A SU VEZ HABÍA ASIMILADO UNA TRADICIÓN PSIQUIÁTRICA EUROPEA.

En primer lugar, es preciso considerar que muchos de estos experimentos parecen ser meros esfuerzos por reproducir o verificar los resultados de investigadores europeos o estadounidenses. Además, cada uno de estos experimentos estaba notablemente aislado de los que llevaban a cabo colegas de otros lugares de la región. De hecho, salvo en el caso de Perú, no está claro que hubiera ninguna red significativa o influencia directa entre quienes escribían y publicaban estudios sobre el LSD en América Latina en esa época; cada investigador parece haber estado relativamente aislado en su propio contexto local.

En términos de la investigación con LSD en su contexto global más amplio, este temprano “modelo sudamericano” de investigación psiquiátrica fue abandonado poco después a la luz del abandono gradual del “modelo tóxico” de la psicosis y el comienzo de la psicofarmacología moderna que surgió simultáneamente a principios de la década de 1950. Es bien sabido que esto no implica que se abandonara el uso del LSD dentro de las disciplinas psi. Como se indicó anteriormente, hacia principios de la década de 1960 la sustancia comenzó a verse bajo un prisma diferente, y a utilizarse en un campo distinto con sujetos diferentes. En efecto, a medida que el LSD dejó de ser visto como un psicotomimético y pasó a ser considerado un alucinógeno, su uso como complemento de la psicoterapia —esencialmente para la neurosis— pasó a ser la corriente dominante. En este sentido, el psiquiatra uruguayo Rey Tosar puede considerarse una especie de “eslabón perdido sudamericano”: sus publicaciones de finales de los años cincuenta muestran su paso del marco experimental psicotomimético inicial del LSD a su aplicación terapéutica, transición que ninguno de sus colegas de la región parecía haber realizado.

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Esta aplicación inició así un nuevo capítulo en la historia del LSD, permitiendo que su uso se generalizara y haciendo famosa la sustancia más allá del restringido círculo de profesionales e instituciones psi, alcanzando incluso a ciertos movimientos vanguardistas locales. Además, surgieron algunas figuras regionales, como Alberto Fontana (Argentina) y Claudio Naranjo (Chile), que pudieron conectar su trabajo con los centros de producción científica europeos y norteamericanos hasta principios de los años setenta.

Esta es una versión abreviada del capítulo de Hernan Scholten y Gonzalo Salas “The First Applications of LSD-25 in South America (1954-1959), en la colección editada, Expanding Mindscapes: A Global History of Psychedelics, que se publicó con MIT Press el 21 de noviembre de 2023.

Este artículo fue originalmente publicado en inglés por Chacruna Institute.

Traducción de Ibrahim Gabriell
Portada de Fernanda Cervantes

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