Ibrahim Gabriell es comunicador e investigador de los estados expandidos de conciencia. Ha sido profesor universitario en áreas de Comunicación, Marketing y Psicología. Forma parte del equipo editorial y de comunicación de Chacruna Latinoamérica en México.
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Ibrahim Gabriell é um comunicador e pesquisador de estados expandidos de consciência. Foi professor universitário nas áreas de Comunicação, Marketing e Psicologia. Faz parte da equipe editorial e de comunicação do Chacruna Latinoamérica no México.
Las problemáticas medioambientales ligadas a la depredación de los ecosistemas es algo que no se limita al peligro que corren solamente las plantas psicoactivas en sus medios endémicos, ya que, lamentablemente, al tratarse de un problema cuya escala es global, pone también en riesgo a prácticamente toda la flora y fauna silvestre; sin embargo, dentro del universo etnobotánico del que nos ocuparemos en este pequeño reportaje, podemos ver reflejada tal situación cuando, por ejemplo, analizamos el escenario actual en el que se encuentra la liana amazónica Banisteriopsis caapi, cuya depredación debido a un incesante incremento en la demanda occidental por Ayahuasca o Yagé está poniendo en peligro la existencia de dicha planta (uno de los componentes principales de este poderoso brebaje visionario). Caso similar a lo que también ocurre en África, donde la Iboga, otra planta sagrada de la región, se encuentra siendo explotada a una cada vez mayor velocidad para satisfacer la demanda de un mercado occidental en búsqueda de experiencias trascendentes y sanación psico-espiritual.
En el caso de México, encontramos una problemática similar al estudiar el caso de la Lophophora williamsii (Hikuri o Peyote), cuya región endémica, el área de Wirikuta, la tierra sagrada del pueblo Wixárika, enfrenta graves desafíos ecológicos debido a la minería y otros mega-proyectos que ponen en peligro la estabilidad de su ecosistema.
Así pues, en el marco de este pesimista escenario que se cierne sobre las diferentes plantas psicoactivas del mundo, tuvimos la oportunidad de conversar con Pier Giuseppe Coppe Hernández, un joven estudiante de psicología, apasionado del mundo natural, psiconauta y destacado activista del Movimiento Cannábico Mexicano, y que pese a su corta edad (22 años), se ha dado a la noble tarea de crear y gestionar uno de los más importantes (y a la vez desconocidos) proyectos de conservación etnobotánica que tenemos en México y Latinoamérica.
Pier ha bautizado a este proyecto con el nombre de “El Arca de Noé Psicodélica”, el cual puede ser definido como un predio intensivo de manejo de vida silvestre, que mediante un entorno de cautiverio de alta densidad, procura proveer un espacio seguro donde diferentes especies de plantas psicoactivas de todo el mundo puedan coexistir simultáneamente; de acuerdo con Pier, el cautiverio de alta densidad es una modalidad de conservación biológica que facilita enormemente la propagación de las plantas que habitan un mismo lugar, solventando así las limitaciones de espacio con las que actualmente se lleva a cabo dicho proyecto. Además, como él nos explica, estos sistemas de cautiverio de alta densidad han demostrado previamente tener una alta efectividad en el rescate de plantas como la Bromelia y otros musgos que hasta hace unas pocas décadas se enfrentaban a una aparente extinción segura, y que hoy en día han sido reintroducidas exitosamente a sus respectivos ecosistemas.
El Arca de Noé Psicodélica alberga organismos provenientes de todos los continentes (excepto de la Antártida), así como especies y subespecies de las diferentes plantas que lo conforman; así pues, este proyecto tiene como objetivo principal la conservación de todo tipo de organismos psicoactivos, sean estos plantas, hongos o cactáceas, sirviendo como una especie de “banco de sangre en cautiverio” que brinda protección a tales organismos ante el inminente colapso de los ecosistemas y de las implicaciones que esto pueda llegar a tener para la supervivencia de la flora psicoactiva global. Hoy en día, este jardín cuenta con 42 variedades distintas de hierbas psicoactivas, 65 cactáceas y 10 semillas sin germinar (por motivos legales), todo esto distribuido en un espacio de tan solo 8 metros cuadrados.
Al preguntarle a Pier acerca de los orígenes de su proyecto, él nos habla de dos aspectos fundamentales que le inspiraron a emprender este recorrido, el primero es el discurso de “usuarios responsables” que enarbola el Arca de Noé Psicodélica, el cual, según él mismo nos explica, busca poner de manifiesto la idea de que los usuarios verdaderamente responsables y conscientes de las problemáticas medioambientales globales deberían cultivar, proteger y conservar las plantas que en la actualidad se encuentran en peligro debido a la explotación generada en gran medida por parte de Occidente.
El segundo de los factores que motivaron el surgimiento de este proyecto resulta ser el trabajo del afamado investigador, etnobotánico, escritor y figura contracultural Terence McKenna, quien junto a su entonces pareja Kathleen Harrison, creó en 1985 en Hawái el proyecto de conservación de plantas psicoactivas Botanical Dimensions; el cual, según indica el propio Pier, ya se ha visto superado tanto en número de plantas como en especies de las mismas por el Arca de Noé Psicodélica en México.
Así pues, el Arca de Noé Psicodélica resulta ser un espacio que reúne a varias de las más importantes y más raras especies de plantas psicoactivas del planeta, todos los organismos en este jardín, sin excepción alguna, contienen terpenoides o alcaloides que modifican de alguna forma la consciencia humana, desde plantas endémicas de medio oriente muy poco estudiadas, como el Khat israelí (Catha edulis) que contiene Catinona A y B y Catina, alcaloides naturales que guardan un gran parecido molecular al entactógeno sintético MDMA, o la Voacanga africana, cuyos principios activos presentan una notable similitud a aquellos encontrados en la Iboga, así como dos variedades diferentes de la liana Banisteriopsis caapi y cuatro distintos tipos de Chacruna, provenientes de la región amazónica.
El Arca de Noé Psicodélica también resguarda un gran número de plantas psicoactivas de origen mexicano, siendo además muchas de ellas enormemente desconocidas por la ciencia y con poca investigación farmacológica de por medio, ejemplo de esto es la planta Sinicuichi (Heimia saliscifolia), una hierba que contiene varios alcaloides, entre ellos Crioginina, conocida por producir un efecto sedativo en el cuerpo y extrañas alucinaciones auditivas. En este jardín también se pueden encontrar dos variedades de tabaco mexicano, rubio y oscuro (Nicotiana tabacum), así como plantas onirógenas como la Calea zacatechichi, una hierba rica en alcaloides llamados Zacatechichinas, y que ha sido frecuentemente descrita como un poderoso agente inductor de sueños nítidos e incluso lucidos, así como onirógenos de otras partes del mundo, como es el caso de la Silene capensis, también llamada raíz africana del sueño.
Otra importante sección de las plantas que podemos encontrar en el Arca de Noé Psicodélica son aquellas que contienen IMAOs o inhibidores de la monoaminoxidasa, como es el caso de la Pasiflora incarnata, la hierba de San Juan (Hypericum perforatum) y la Ruda siria (Peganum harmala) proveniente del medio oriente. De igual forma, este proyecto también destaca por incorporar enredaderas conocidas por contener LSA, amida de ácido lisérgico o ergina, un alcaloide análogo a la famosa LSD (dietilamida del ácido lisérgico), como es el caso del Ololiuqui (Rivea corymbosa) o Morning Glory (Ipomoea purpurea).
Otro sector de alto interés para este proyecto etnobotánico consiste en la conservación de cactáceas psicodélicas; en este sentido, se vale destacar a otros cactus que pueden aportar alternativas moleculares a la mescalina encontrada en el Hikuri, es este el caso de la menos conocida N-metilmescalina que se encuentra presente en cactus globosos como el peyotillo (Pelecyfora aselliformis) y en sus diferentes subespecies empleadas por el pueblo rarámuri. Cactáceas como el peyotillo o el peyote brujo pueden contener además otras moléculas feniletilamínicas menos conocidas e incluso inhibidores de monoaminoxidasa, así como interacciones moleculares poco estudiadas que pueden sin duda representar potenciales alternativas terapéuticas que hasta el momento permanecen sin ser exploradas.
Es también importante ubicar que el Arca de Noé Psicodélica cuenta con el mérito de tener en su haber a todas las especies y subespecies conocidas de Peyote brujo
En este sentido, es también importante ubicar que el Arca de Noé Psicodélica cuenta con el mérito de tener en su haber a todas las especies y subespecies conocidas de Peyote brujo; como el Ariocarpus fissuratu, Ariocarpus Kotschoubeyanus, Ariocarpus retusus, Ariocarpus trigonus, Ariocarpus agavoides, Ariocarpus bravoanus, Ariocarpus confusus, Ariocarpus furfuraceus y Ariocarpus scaphirostris. Dicho sea de paso, este proyecto se muestra completamente abierto a facilitar el estudio científico de estas plantas y cactáceas a investigadores con interés en el desarrollo de perfiles farmacológicos o en el diseño de aplicaciones terapéuticas a partir de sus compuestos aislados.
Finalmente, es importante señalar que el Arca de Noé Psicodélica busca mantenerse en todo momento como un proyecto completamente apegado a un eje de legalidad, por lo que muchas de las plantas cuya siembra no se encuentra permitida por el marco regulatorio mexicano, se encuentran solamente disponibles en forma de semillas sin germinar.
El Arca de Noé Psicodélica es en definitiva un espacio singular, es un lugar donde tenemos conviviendo a la Salvia divinorum y a las daturas mexicanas junto a la Mandrágora europea, a la Voacanga africana junto al Khat israelí y la Ayahuasca amazónica, a la Huachuma de los Andes junto al Peyote brujo.
El Arca de Noé Psicodélica es en definitiva un espacio singular, es un lugar donde tenemos conviviendo a la Salvia divinorum y a las daturas mexicanas junto a la Mandrágora europea, a la Voacanga africana junto al Khat israelí y la Ayahuasca amazónica, a la Huachuma de los Andes junto al Peyote brujo, etcétera. Ahora bien … ¿Cuál es el futuro de este proyecto?
¿Qué sigue para el Arca de Noé Psicodélica?
Obviamente, llevar a cabo un proyecto de semejante envergadura como este no ha sido una tarea fácil, por lo que Pier se ha apoyado constantemente en el consejo de otros reconocidos investigadores mexicanos, como la psicóloga y politóloga Karina Malpica (fundadora y directora del colectivo psiconauta MindSurf), el biólogo Eros Quintero (co-fundador de la Sociedad Mexicana de la Psilocibina y miembro de Vía Synapsis) y el antropólogo Alí Cortina.
Hasta el momento, el Arca de Noé Psicodélica ha sido un proyecto sustentado principalmente por donaciones particulares, como la del biólogo Jesús Alejandro López y por financiamiento del propio Pier, quien a través de las utilidades que genera su marca de kits de testeo para sustancias psicodélicas (reactivos), ha logrado solventar varios de los gastos derivados del mantenimiento de este jardín, sin embargo, como bien nos explica, parte de sus intenciones al hacer de conocimiento público la existencia de este proyecto, consiste en lograr que dicho jardín deje de encontrarse en una propiedad privada y que pase a establecerse oficialmente en algún espacio público que garantice el libre acceso para investigadores, sociedad en general y cualquier persona interesada en estudiar y conocer más del maravilloso acervo etnobotánico global.
Por último, no nos queda más que desear que este noble proyecto pueda encontrar un espacio que lo cobije para que la comunidad psicodélica mexicana y latinoamericana no se pierda de la valiosa variedad de organismos que conforman este arca, lo cual sin duda será enormemente apreciado por las próximas generaciones de investigadores y psicoterapeutas psicodélicos del futuro.
Portada de Mario Luna