Marcelo Leite
Marcelo Leite es un periodista científico brasileño. Actualmente escribe el blog Virada Psicodélica. Su libro "Psiconautas - Viajes con la ciencia psicodélica brasileña" salió a la venta en mayo de 2021.
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Marcelo Leite é jornalista científico brasileiro. Atualmente escreve o blog Virada Psicodélica. Seu livro “Psiconautas - Viagens com a Ciência Psicodélica Brasileira” foi lançado em maio de 2021.
El retiro de Chacruna, en el estado de Minas Gerais incluyó un feitio, el proceso laborioso de preparar la bebida sacramental.
Ya pasaban las dos de la madrugada. Una vez terminada la ceremonia en el Céu da Divina Estrela (el Cielo de la Divina Estrella), uno de los templos de la iglesia del Santo Daime en Santa Luzia (estado de Minas Gerais, Brasil), un grupo de ocho personas se ofreció voluntariamente para continuar con el bateçao (machacado) en el cobertizo del feitio, a unos 200 metros del templo construido en el lugar.
Se necesitaron varios kilos de jagube macerado (Banisteriopsis caapi) para llenar las ollas de 120 litros que ocuparían los seis puntos de ebullición en el horno, el cual era alimentado continuamente con leños por Ramon Barboza, quien fue invitado a colaborar en la preparación supervisada por el chileno Elias Jobel, cuando el líder, Glauber Loures de Assis, no estaba presente, en compañía de Marco Antonio Costa y Romero Meireles.
La instrucción consistía en golpear con garrotes las trenzas de madera de la enredadera hasta que se deshicieran en fibras tan finas como cabellos. El jagube es un ingrediente crucial en la bebida daime, también conocida como ayahuasca, ya que aporta las beta-carbolinas que inhiben la enzima monoamino-oxidasa (MAO).
Etapas del proceso de preparación de la ayahuasca. Fotos cortesía de Marcelo Leite.
Sin beta-carbolinas como la harmina, el compuesto psicodélico dimetiltriptamina (DMT), un enteógeno presente en las hojas del arbusto chacruna (Psychotria viridis), se degradaría en el tracto digestivo y no llegaría al cerebro. Entonces, la bebida sería incapaz de producir el estado alterado caracterizado por las mirações, como los daimistas llaman a las visiones coloridas de mandalas, manifestaciones y en ocasiones animales como serpientes, cuando no imágenes completamente místicas.
Además de los tres rituales con daime, la preparación de la bebida sacramental fue uno de los momentos más importantes del retiro de diez días organizado para la integración del equipo del Instituto Chacruna. Chacruna es una organización no gubernamental (ONG) con sede en San Francisco, California, dirigida por la antropóloga brasileña Bia Labate.
El anfitrión local fue el sociólogo Glauber, líder de la Divina Estrella y director asociado de Chacruna Latinoamérica en Brasil. Glauber sigue el liderazgo del padrinho Alfredo1 [Gregório de Melo], anciano del templo Cielo de Mapiá, en el estado brasileño de Amazonas, centro difusor de la diáspora del Santo Daime por Brasil y otros países del mundo.
Glauber Loures de Assis fungió como el anfitrión local. Fotos cortesía de Marcelo Leite.
Glauber sigue la receta transmitida por el padrinho Alfredo, quien la recibió y perfeccionó de su padre, padrinho Sebastião [Mota de Melo] (1920-1990). Este último fue un fabricante de daime para el maestro Irineu (Raimundo Irineu Serra), fundador de la religión del Santo Daime.
La elaboración del daime es una actividad colectiva y un ritual en el que pueden participar todos los miembros de la comunidad, incluyendo a mujeres y niños. Hay tareas para todos, desde la recolección de las hojas de chacruna (también conocida como rainha, reina) y de los bejucos, hasta cortarlos a una longitud específica, y seleccionar y limpiar las hojas.
Bejuco de jagube preparado para el proceso de feitio. Foto cortesía de Marcelo Leite.
El machacado se realizó de manera tradicional, a mano, sobre troncos fijados al suelo del cobertizo del feitio, que estaba cubierto con una lona blanca (algunos lugares de feitio pueden emplear máquinas para aplastar las ramas). Descalzos, los machacadores golpeaban rítmicamente los bejucos, siguiendo la cadencia de himnos que se cantaban sin parar durante horas y horas.
Ese día en particular, el trabajo continuó hasta cerca de las cinco de la mañana, y luego cada olla se llenó con siete capas de los dos ingredientes. En la primera capa, se colocaron fibras resistentes de jagube en el fondo de la olla para evitar el contacto directo y, por lo tanto, la quema de las hojas de chacruna con el metal. Una vez que se formó una base con el material de hojas verdes, las fibras se pudieron colocar por capas, junto con el polvo que también se produjo cuando se machacó el jagube.
En el feitio, durante el retiro de Chacruna, cada olla recibió 40 Kg de bejucos, 8 Kg de hojas y 60 litros de agua. Después de unas horas sobre el fuego, el líquido de color marrón amarillento se redujo a la mitad de su volumen y luego se recogió en un escurridor que era un canal de metal montado sobre un armazón de madera. En este punto, el brebaje aún no es considerado daime, es decir, no puede utilizarse como sacramento en los rituales.
Ollas utilizadas para hervir el bejuco de jagube macerado. Foto cortesía de Marcelo Leite.
En el feitio de la Divina Estrella se emplea un trío de ollas, o más, pero siempre en múltiplos de tres. El líquido concentrado de las dos primeras ollas se vierte en la tercera, preparada con el material más noble de jagube y hojas de chacruna cuidadosamente seleccionadas. El lote resultante se cuece al fuego para una nueva fase de reducción, y sólo cuando esta fase se termina la bebida alcanza el estatus sacramental.
Durante el ritual del feitio, las personas suelen beber varias dosis pequeñas de daime. Tomado directamente del escurridor, todavía caliente, el daime hace más justicia a su denominación común de té, tanto por su color como por su sabor. El líquido dorado no presenta el característico amargor de la bebida embotellada que se sirve en las ceremonias, muy probablemente resultado de la fermentación.
En la receta original, que según la tradición del Santo Daime el maestro Irineu recibió por revelación en el bosque donde abundan el jagube y la chacruna, el feito se detendría justo ahí. El brebaje resultante se denomina daime de primer grado.
Ante la creciente dificultad para conseguir los ingredientes, ese procedimiento ha sido modificado por el padrinho Sebastião para aprovechar al máximo los bejucos y las hojas disponibles. En lugar de tirarse, la materia prima se vuelve a cocer con más agua en otro juego de tres ollas. Así se obtiene un daime de segundo grado.
Su hijo Alfredo fue más allá y decidió seguir cocinando una y otra vez el mismo material, con sucesivos ciclos de evaporación.
De esta forma surgen los daimes de tercer, cuarto y sucesivos grados. Las cantidades pueden variar un poco entre las iglesias que siguen la receta del padrinho Alfredo, pero prevalece el principio general de reutilizar las materias primas y reducir los líquidos.
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Mezclando daimes de diferentes grados, uno puede cocinar un nuevo lote en ollas únicamente con hojas de chacruna, para ello se requiere moverlas constantemente con palos largos llamados cambitos, que evitan que las hojas se peguen al fondo de la olla. Con este proceso se produce un daime fuerte que califica como 3:1.
Los lotes posteriores se reducen a volúmenes aún más pequeños por olla, y luego se vierten juntos en una nueva olla para su reducción. Así se obtiene el daime 5:1, un daime oscuro utilizado en trabajos curativos que es capaz de inducir fuertes purgas (vómitos).
Foto cortesía de Marcelo Leite.
Continuando con el reprocesamiento y añadiendo hojas, se puede obtener un daime viscoso y dulce de 10:1, a menudo referido como mel (miel). Siguiendo el proceso hasta alcanzar un grado de 20:1 o superior, se puede extraer una especie de gel, cuyo volumen reducido facilitaba la exportación a las iglesias que se extendieron por Brasil y el mundo.
En la fase final de este ritual, que puede durar varias horas, los participantes bailan en círculo al ritmo de himnos, sin poner un pie fuera de los rectángulos pintados en el suelo. Los pasos iniciales de los tres únicos ritmos (marcha, vals y mazurka) siempre comienzan hacia la izquierda, sincronizando los movimientos de todos los danzantes.
Desde el punto de vista de un observador, la congregación de danzantes se asemejaba al movimiento oscilatorio de un engranaje, avanzando y retrocediendo, avanzando y retrocediendo. Dentro del círculo, bailando y cantando al unísono bajo el efecto del daime que todos habían ayudado a triturar y cocinar, incluso un ateo obstinado tendría dificultades para no sentirse parte de una comunidad ancestral, sonriente, visceralmente pacífica y enriquecedora.
Notas
- Padrinho significa padrino en portugués, y en el círculo religioso es una especie de patriarca.
Traducción de Jenny Nava Díaz
Portada e ilustración interior de Mariom Luna
Texto publicado originalmente en portugués por el diario brasileño Folha de S.Paulo, en el blog Virada Psicodélica.