Lígia Duque Platero es Doctora en Antropología por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), Río de Janeiro. Investiga sobre chamanismos y religiones de ayahuasca.
Actualmente, la dieta del muká es considerada por los Yawanawá, pueblo indígena de Acre (Brasil) como su iniciación más importante en el proceso de adquisición de conocimiento y poder chamánico. Si en un pasado reciente la dieta era exclusiva para hombres de esta etnia, desde 2006, algunas mujeres Yawanawá también tuvieron acceso a la dieta. Además, con la intensificación del etnoturismo en las aldeas y con la expansión de sus alianzas con los no indígenas de las ciudades, algunos pocos de éstos también tuvieron acceso.
La planta es un pequeño arbusto, que tiene como raíz una papa de sabor muy amargo. En la lengua Yawanawá, muká significa amargo. Tanto la raíz (la papa) como las hojas pueden ser utilizadas para adquirir poder chamánico, en el chamanismo Yawanawá. Actualmente, la dieta del muká es la principal iniciación utilizado para que el neófito adquiera el poder chamánico de curar. Las dietas son tabúes sexuales y alimentares realizados en conjunto con la utilización de determinadas medicinas. Las iniciaciones involucran los procesos paralelos de ingestión de plantas sagradas, la memorización de saberes (cantos, rezos, forma de uso de las plantas) y la realización de los resguardos.
La dieta del muká tiene la duración total de un año. A lo largo del año de dieta, la persona no puede tener relaciones sexuales, no puede ingerir comida con sal, y mucho menos con azúcar, como frutas. En el pasado, a lo largo de las dietas, no se consumía agua, ya que es considerada dulce. En los últimos años, se autoriza tomar el agua con limón. En las primeras semanas, la persona consume solamente una bebida de yuca, o comidas hechas de arroz o maíz sin sal. Solamente después del primer mes, la persona puede comer pequeños pescados.
El neófito come la papa del muká, y define una intención para la dieta. En ese sentido, los pensamientos y la intencionalidad de la persona que hace la dieta son muy importantes. El sufrimiento hace parte del resguardo. Y él está asociado a aguantar a las muchas restricciones, así como en el esfuerzo de memorizar la información. Mientras se realiza la dieta del muká, la persona consume uni (ayahuasca), rapé (hecho de tabaco y cenizas de árboles), pimiento, y estudia el uso del sipá, una especie de copal Yawanawá.
La dieta del muká produce transformaciones corporales que lleva a los estudiantes al mundo de los yuxin, de los espíritus. Principalmente durante los sueños, cuando los estudiantes del chamanismo Yawanawá pueden tener comunicaciones con espíritus de ancestros y maestros, recibiendo lecciones e instrumentos para realizar sus curas. Gran parte de los conocimientos enseñados por el pajé están asociados a la interpretación de los sueños.
En el pasado, los pajés Yawanawá solamente enseñaban los conocimientos para hombres, con los cuales poseían relaciones de proximidad, como a sus yernos, suegros o hijos, en medio de redes de relaciones de reciprocidad. Entre los Yawanawá, no hay la dicotomía entre las posiciones sociales de pajés y caciques, ya que los jefes políticos también pueden adquirir conocimientos chamánicos y convertirse en pajés. Mientras los caciques son distribuidores de alimentos, los pajés son distribuidores de salud, y los demás se convierten en sus deudores. En esas redes de cambios, pocos hombres tenían acceso a la dieta.
Entretanto, a partir de 2006, las hermanas Hushahu y Putani, hijas del antiguo cacique Raimundo Luiz, quisieron realizar la dieta del muká, y empezaron a producir cambios en esas relaciones entre los géneros en la aldea. El cacique Biracy y el pajé Yawá no las autorizaron a realizar a la dieta. Sin embargo, el líder Raimundo Luiz las autorizó, y ellas realizaron la dieta en la aldea Mutum, con las enseñanzas del pajé Tatá y el apoyo de sus otras hermanas. Al final del primer año de la dieta del muká, los hombres de la aldea no reconocieron sus poderes de cura y les dijeron que ellas tendrían que hacer un año más de la dieta, para que fueran reconocidas como xinaya, personas de conocimiento. Las dos completaron los dos años de la dieta del muká, pasando doblemente por las pruebas por las que pasaban los hombres.
Es posible percibir que después de que ellas hicieron las dietas del muká, ganaron estatus y prestigio, pasando a ser consideradas como poseedoras de poder chamánico, y como líderes en los cantos durante los rituales de uni. Sin embargo, como afirma la interlocutora Kenewmá Luísa, la mera realización de la dieta del muká no resulta necesariamente en estatus, prestigio y reconocimiento. Sino que el estatus y el cambio en la jerarquía advienen de las realizaciones de la persona después de haber hecho la dieta.
Debido a la participación de las mujeres en la dieta del muká, otras mujeres que nunca habían tomado el uni (ayahuasca) empezaron a tomar la bebida en sus rituales de canto y baile. Y, principalmente a partir de 2009, las dos empezaron a realizar viajes a grandes ciudades en Brasil, donde comenzaron a liderar rituales de uni (ayahuasca) entre los no indígenas. En esas situaciones sociales, ellas son consideradas por los blancos como pajés, como una especie de misioneras de la cultura Yawanawá en las ciudades.
Además de las mujeres Yawanawá, desde 2007, algunos no indígenas (nawa) vienen recibiendo autorización para realizar la dieta del muká. El primer no indígena a realizar la dieta del muká fue el antropólogo Terri Aquino. Él ayudó al cacique Biraci Brasil y a los jóvenes líderes en el proceso de demarcación de la tierra indígena Río Gregorio, en la década de 1980. La autorización para la realización de la dieta advino de la retribución al apoyo que Terri dio en la lucha por la recuperación de su territorio.
En ese período, en 2007, el cacique Biraci Brasil estaba realizando su propia dieta del muká. Biraci estaba regresando a la antigua aldea Kaxinawá, donde se localiza el cementerio sagrado, que fue abandonado en 1984. Y habían nacido muchas plantas del muká. Para los Yawanawá, la planta no es cultivable, ella solamente nace sola. Y cada pie de la planta es potencialmente una dieta. El cacique interpretó que era voluntad del espíritu del muká abrir la posibilidad de realización de la dieta del muká a personas no indígenas. En 2008, otro aliado a realizar la dieta del muká fue el periodista Leandro Altherman. Él se convirtió en un divulgador de la dieta del muká, por medio de su libro Muká – la raíz de los sueños, publicado en 2013.
Otro no indígena que realizó la dieta del muká fue Jordão, hijo de dos líderes de una iglesia del Santo Daime, en Río de Janeiro. Jordão fue a la tierra indígena Río Gregorio por primera vez en 2009, a sus 15 años y, fue allá que él tuvo su primera experiencia visionaria con el uni (ayahuasca). En 2014, él se casó con Kenewmá, hija de la cacique Mariazinha, de la aldea Mutum. En 2015, solicitó permiso para realizar la dieta del muká en la aldea Mutum, y recibió la autorización junto al pajé Tatá. Según Jordão, él recibió su autorización para realizar la dieta por haberse convertido en un pariente efectivo.
Después que realizó su dieta, Jordão participó junto a los Yawanawá en presentaciones culturales en la aldea Mutum y en ciudades de Estados Unidos. Si en la aldea Mutum él es considerado un estudiante avanzado de la espiritualidad Yawanawá, y en potencial caciquito, en la iglesia del Santo Daime él comenzó a recibir el reconocimiento por parte de algunos daimistas de poseer poderes de cura, en su búsqueda de rescate de los conocimientos del maestro Irineu, fundador de la religión acreana. En ese sentido, para los daimistas de su iglesia, la alianza con los Yawanawá es un regreso a la raíz de la doctrina del Santo Daime, como búsqueda de los poderes de cura del maestro Irineu Serra. Así, las reinvenciones son justificadas y legitimadas por medio del discurso del regreso a los orígenes.
La participación de las mujeres en las dietas y en los rituales de uni produjo transformaciones en las relaciones entre los géneros, en la tierra indígena Río Gregorio. Produjo cambios jerárquicos en el sentido de que ellas se convirtieron en xinaya, y pasaron a ser más valoradas y respetadas en la tierra indígena, como líderes de canto en los rituales de uni (ayahuasca) y productoras de alianzas en las ciudades. Ellas son responsables por mantener muchas alianzas con los no indígenas de grupos neoayahuasqueros de la línea indígena, y también por mantener alianzas con iglesias del Santo Daime. Su reconocimiento en las ciudades como pajés por los blancos y los recursos que ellas llevan a la aldea debido a su acción resulta en más estatus, prestigio y reconocimiento como líderesas del chamanismo en la tierra indígena.
Ya los no indígenas (nawa) que participan de la dieta del muká son considerados en la aldea como estudiantes avanzados de la espiritualidad Yawanawá. Ellos son los aliados no indígenas más próximos. Generalmente, ellos reciben la autorización para realizar la dieta del muká como retribución por algo que ya habían realizado para los Yawanawá en las aldeas. O como una especie de inversión de los Yawanawá, para adquirir un aliado que traiga más beneficios y recursos económicos a la aldea, como forma de reciprocidad.
Los no indígenas que realizan la dieta del muká pueden liderar ceremonias de ayahuasca (uni) en las ciudades, en las cuales adquieren el estatus de pajés. En ese sentido, entre los blancos, la dieta del muká puede generar estatus, prestigio y cambios jerárquicos en los grupos ayahuasqueiros y entre los adeptos del Santo Daime. El acceso a la dieta del muká está cada vez más flexible, y más no indígenas (nawa) de las ciudades vienen acercándose de los Yawanawá, con la intención de realizar la dieta.
Como beneficios de la dieta del muká, los interlocutores que la realizaron afirman que es una reeducación que transforma completamente a la persona, e induce al desarrollo de talentos personales. Entre ellos, la persona puede adquirir el poder de realizar curas. O puede adquirir otros talentos, como cantar, escribir y administrar a la comunidad. Como riesgos, la dieta del muká es un proceso muy difícil de ser cumplido, debido a las muchas restricciones y sufrimientos por los cuales la persona pasa a lo largo de un año, exigiendo extrema disciplina. Si la dieta no es cumplida, los Yawanawá afirman que el espíritu de la planta puede “acertar las cuentas” con la persona, produciendo situaciones indeseables en la vida futura. Si muchos neoayahuasqueros urbanos de la línea indígena creen que las reglas de la religión Santo Daime son más restrictas e inflexibles, es porque todavía no conocen el rigor de las reglas en las dietas Yawanawá.