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“No es una psicoterapia ortodoxa”: Entrevista a Ivonne Roquet, hija de un pionero psicodélico en México

El trabajo de Roquet resulta vanguardista aún en nuestros tiempos, ya que integró gran parte del conocimiento tradicional indígena sobre el uso de estas plantas, con disciplinas occidentales tales como el psicoanálisis o la eurofarmacología, llegando a conocer y colaborar con varios de los investigadores y personajes clave de la época,

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Ibrahim Gabriell es comunicador e investigador de los estados expandidos de conciencia. Ha sido profesor universitario en áreas de Comunicación, Marketing y Psicología. Forma parte del equipo editorial y de comunicación de Chacruna Latinoamérica en México.
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Ibrahim Gabriell é um comunicador e pesquisador de estados expandidos de consciência. Foi professor universitário nas áreas de Comunicação, Marketing e Psicologia. Faz parte da equipe editorial e de comunicação do Chacruna Latinoamérica no México.

Es indudable que nuestra época atraviesa por un momento que ha sido frecuentemente llamado en los medios de comunicación anglosajones como el “Renacimiento psicodélico”. Vemos aumentar constantemente la cantidad de estudios e investigaciones (principalmente de carácter bio-médico) en torno a los potenciales roles que tienen las sustancias psicodélicas como futuras promesas terapéuticas que pueden revolucionar los paradigmas de la psiquiatría y la psicología. Sin embargo, en México y Latinoamérica, lograr acciones tales como la despenalización de las plantas u hongos psicodélicos, así como el desarrollo de investigaciones científicas y aplicaciones terapéuticas con estas sustancias, ha sido una tarea que se ha visto considerablemente obstruida debido al paradigma prohibicionista actual y al estigma y tabú desde donde sociedad y cultura usualmente abordan al fenómeno de los estados de consciencia.

A primera instancia, parecería que México, con toda su farmacopea psicodélica y siendo un territorio que ha heredado valiosos conocimientos ancestrales provenientes de culturas indígenas, se ha visto estancado detrás de otras regiones, que ya se encuentran trabajando con plantas o compuestos originarios de estas tierras. Sin embargo, esta percepción inicial no es del todo correcta, ya que desde finales del siglo XIX y en pleno siglo XX existieron investigadores en este país que estudiaron rigurosamente las propiedades químicas y las potencialidades terapéuticas que estas plantas, hongos y cactáceas podrían ofrecer.

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Entre estos investigadores pioneros se encuentra el doctor Salvador Roquet. El trabajo de Roquet resulta vanguardista aún en nuestros tiempos, ya que integró gran parte del conocimiento tradicional indígena sobre el uso de estas plantas, con disciplinas occidentales tales como el psicoanálisis o la neurofarmacología, llegando a conocer y colaborar con varios de los investigadores y personajes clave de la época, desde la curandera mazateca María Sabina y el icono contracultural Timothy Leary, hasta el propio descubridor de la LSD, Albert Hofmann, o el padre de la psicología transpersonal, Stanislav Grof. De hecho, este último afirma abiertamente haber escuchado hablar por primera vez de los potenciales terapéuticos de la ketamina (un poderoso anestésico-disociativo) gracias a un encuentro que sostuvo con Roquet en 1972. Por supuesto, para ese entonces Roquet ya usaba esta y otras sustancias (naturales y sintéticas) como parte del amplio abanico de herramientas que su propio método psicoterapéutico (que denominó “Psicosintesis”) le facilitaba. Siguiendo esta metodología, Roquet exponía a sus pacientes a estímulos audiovisuales, que en sinergia con los estados psicodélicos catalizaban profundas experiencias de disolución del ego y renacimiento espiritual.

Así pues, en el marco de esta publicación, enfocada en las mujeres, decidimos conversar con Ivonne Roquet, ella es médica con especialidad en acupuntura y en el sistema DST del Dr. Ley; además de ser tanatóloga y psicoterapeuta (especializada en la Psicosíntesis de Salvador Roquet) Ivonne es también su hija, y por lo tanto, alguien que no solo heredó el conocimiento teórico de la investigación de su padre, sino que además compartió importantes experiencias junto a él. Así que quien mejor que ella para conocer mejor esta historia y las implicaciones que tendría en su vida.

¿A partir de que edad tuviste contacto con el trabajo con plantas sagradas que realizaba tu padre, el Dr. Salvador Roquet?

Mi primer contacto con las plantas sagradas fue aproximadamente a la edad de los 12 o 13 años, cuando mi padre, el Dr. Salvador Roquet,  tenía un consultorio en las calles de Monterrey, en la colonia Roma, en la Ciudad de México. En ese espacio llevaba a cabo terapias con sustancias psicoactivas con pacientes que les aplicaba psicoanálisis. Posteriormente, cuando tenía  14 años, tuve la oportunidad de acompañarlo a Huautla de Jiménez, Oaxaca, México, donde presencié una ceremonia de María Sabina, donde mi padre incluyó a sus pacientes. 

Dra. Ivonne Roquet en el centro de Diagnóstico Sensitivo Táctil fundación CIASCA. Foto: René Roquet

Habiendo tu estado presente en esos momentos, ¿qué puedes contarnos sobre el desarrollo del método de la psicosíntesis?

Todo comenzó a través de una experiencia que él tuvo en 1957, cuando estuvo participando en la tesis de unos médicos y se prestó como “conejillo de indias”, así decía él. En esa experiencia le aplicaron mescalina por vía intravenosa, fue algo muy fuerte, pero también muy importante porque vio que podía ayudar a sus pacientes. Porque con toda la experiencia que él vivió, con esta sacudida que tuvo, se dio cuenta de la riqueza que tienen estas sustancias para ayudar a integrar la personalidad del individuo.

De esta manera es como él tiene su primer contacto con los alucinógenos. Posteriormente, pasó el tiempo y tras unos diez años, estando en un viaje en París, encontrándose frente a una librería vio un libro de Roger Heim y entonces es ahí donde él tiene este reencuentro y decide que la mejor forma de conocer y aplicar estas sustancias será yendo al sitio en cuestión, y ¿por qué no?, si estas plantas están en su propio país. Se dirigió entonces a ponerse en contacto con los indígenas, específicamente con María Sabina, que en esos años era la chamana que trabajaba con hongos, él tenía que conocer y experimentar cómo era ese conocimiento para poderlo aplicar a su técnica: la psicosíntesis.

¿Puedes hablarnos un poco más sobre esta teoría?

La psicosíntesis tiene una raíz dual qué es toda la educación académica psiquiátrica unida con toda esa otra experiencia de los indígenas, es ahí donde él crea toda una metodología, porque al inicio él desconocía las plantas, las dosis o como guiar una sesión o una experiencia de esta índole. O sea, él tenía que ir a la raíz para poder acceder a este conocimiento, no bastaba su entrenamiento académico-psiquiátrico, él quería ir más allá, porque sabía que era una experiencia profunda y sabía qué estas experiencias ayudaban no nada más a tratar una patología, sino que también ayudan a la mente y al espíritu.

¿Cómo te influencio conocer todo esto a nivel personal y profesional?

Este enfoque de trabajo me influyó tanto que decidí estudiar medicina. Y no solamente por el uso de las plantas sagradas, sino por todo lo que implicaba ser médico social en esa época (finales de los sesenta y principio de los setenta). A través del trabajo de mi padre conocí mis raíces mexicanas, el contacto con mi tierra, la relación con nuestros hermanos indígenas, el uso y las costumbres  de las culturas indígenas, el respeto, el servicio a las comunidades y la relación médico-paciente sin barreras, por nombrar algunas de las tantas cosas que absorbí a lo largo de los años que tuve contacto con las culturas mexicanas que utilizaban las plantas sagradas. 

Profesionalmente, me ayudó a entender lo que es el servicio social; que no se debe llegar a una comunidad como conquistador por ser el médico encargado del centro de salud. Sino que nosotros debemos ser uno más, aprender de los otros. Y si te lo permiten, contribuir con tus conocimientos y dar un buen servicio como médico.

Siendo usted médica, ¿Ha podido aplicar algunos de los principios de la psicosíntesis con sus pacientes? De ser así, ¿qué ha podido observar?

Lo que hay que aclarar es que la psicosíntesis no solo se limita al uso de plantas o sustancias psicoactivas, sino que permite el conocimiento del ser humano sin barreras, desde su yo vulnerable. Este yo vulnerable se trabaja a posteriori a una experiencia vivida con o sin sustancias. De manera que el conocimiento  que adquirí viendo a los pacientes en dicho estado me permitió, ante todo, empatizar  con ellos. Lo observado era su respuesta al amor, principio fundamental de la teoría de la personalidad de la psicosíntesis de Roquet. 

¿Cuál considera que es el principal aporte de la psicosíntesis a la psicoterapia moderna?

El reducir el tiempo del psicoanálisis a través del uso de sustancias psicodislépticas1 naturales y sintéticas, así como la creación de una psicoterapia profunda humanista con todas sus técnicas, basadas en la teoría de la personalidad de la psicosíntesis de Roquet (con y sin sustancias).

En realidad los aportes también comienzan desde el nombre de la teoría, es decir, “psicosíntesis” es un nombre que se le dio en una plática entre el Dr. Roquet y su colega, el Dr. Hartman2, Hartman le dijo: “esto que tú estás haciendo no es una psicoterapia ortodoxa” o sea, él se dio cuenta de que se había salido de esos límites, él ya estaba haciendo otra cosa. 

¿A grandes rasgos, cómo funcionaban estas sesiones de psicosíntesis? 

Lo que sucede es que con la influencia de estas sustancias vamos atravesando diferentes etapas; una es cuando tú tomas la sustancia, que dura aproximadamente media hora para hacer el efecto y pues ahí lo único que hay es miedo y una actitud de expectativa de ver qué es lo que va a suceder, puedes tener efectos psicosomáticos, pero no es el efecto real; ya la segunda etapa es cuando la sustancia se encuentra en el torrente sanguíneo y ya está en la porción cortical o en la sinapsis de las neuronas, entonces ahí es donde la sustancia empieza a mostrar todo su efecto, pero esa es una etapa donde tú puedes tener alucinaciones y puedes sentirte muy bien, es una etapa que en realidad en los años 60 los hippies buscaban porque es una etapa de fantasía; y después viene una tercera etapa que es cuando aflora todo el subconsciente, es cuando tú empiezas a confrontar situaciones experimentadas y es una etapa muy difícil porque es a donde no se quiere entrar, porque quizá no te guste lo que estás viendo o no lo puedas manejar; entonces, en una cuarta etapa puedes entrar en la locura, es una etapa que puede poner al paciente en una cuestión psicótica, puede entrar en la locura, pero también puede tener una vivencia mística, en fin, el aporte que él hace es en sí toda esta metodología, pero cuidando que el paciente definitivamente pase lo más rápido posible a esa etapa, porque lo que quieres es confrontarlo, lo que sucede con estas sustancias es que desintegran la mente, se desintegra la personalidad, y lo que te permite esto en una siguiente etapa es hacer una síntesis, reintegrar todo esto que se encuentra fragmentado, ese es un gran aporte que hace la psicosíntesis. Por otro lado, también está la técnica que se emplea en esta segunda parte y es que así como existe la interpretación de los sueños, pues de igual forma él creó esta técnica de interpretación de los dibujos proyectivos que hacían sus pacientes durante las sesiones, es toda una metodología y es un proceso que realmente me parece que a pesar de todos los años que han pasado sigue estando vigente y es una lástima que no se pueda continuar porque para las nuevas generaciones esto es importante.

¿Qué puedes compartirnos sobre la recepción que tuvo la investigación de tu padre en su campo? ¿Cómo se vivió esa parte?

No fue fácil porque en principio estaban todas las envidias, todos los egoísmos, es decir, él puso en contra suya a toda la comunidad psiquiátrica, porque sabía que con esta técnica iba a acortar el tiempo de duración del psicoanálisis, además el uso de alucinógenos no era legal, esto lo llevó a la cárcel, y fue una época muy difícil porque ya no pudo continuar con su investigación y cuando salió de prisión (porque no tenían motivos para que estuviera adentro) es cuando crea otra técnica sin alucinógenos que es la de las convivencias terapéuticas, que eran tres días intensos de terapia.

¿En algún momento él volvió a trabajar con estas plantas y sustancias? 

Él tenía que continuar, la verdad es que siguió trabajando como dicen “por debajo de la mesa”, era algo que estaba en él, no podía dejar algo que había creado (su método) y que sabía que tenía buenos resultados, porque él trabajó con casos incluso de esquizofrenia y psicosis, que es donde se suele hablar del “mal viaje”. Pues bien, el Dr. Salvador Roquet recupero a muchas personas de esos malos viajes.

Conociendo usted de primera mano este rechazo que tuvo el trabajo de su padre entre la comunidad médica de la época, ¿qué piensa con respecto al actual auge de la investigación clínica con psicodélicos?

 Pienso que ha habido mucha ignorancia y desconocimiento. Desde  mi punto de vista, tenemos que aprender a trabajar en equipo, realizar un verdadero intercambio para aprovechar  los nuevos conocimientos y lograr una apertura para el uso clínico de los psicodislépticos.

Cómo mujer e investigadora interesada en los potenciales médicos y terapéuticos de estas plantas y sustancias, ¿ha encontrado alguna dificultad profesional durante su carrera?

Exactamente como mujer, no. El problema central ha sido el no poder usar clínicamente las plantas o sustancias psicodislépticas, así como la mala fama que se creó alrededor del trabajo del Dr. Roquet, en su época. La prohibición y las visiones conservadoras han atrasado el trabajo por décadas y han puesto tras las rejas a varios investigadores serios que tenían mucho que aportar en este campo.

¿Siente que conforme se producen mayores avances en la investigación psicodélica, el trabajo de su padre se encuentra siendo reivindicado? 

No siento que el trabajo de mi padre necesite de una reivindicación. Su trabajo habla por sí mismo. Los avances en las investigaciones con psicoactivos deben ayudar a sustentar el uso de plantas sagradas y sus derivados sintéticos, así como dar soporte a que su uso sea aceptado por la comunidad científica. A que se legalice y se experimente ampliamente en pro de la salud y el bienestar.

¿Qué le recomendaría usted a las nuevas generaciones de investigadores dedicados al estudio y análisis de los usos rituales y terapéuticos de las plantas sagradas? 

Ante todo una actitud abierta y de respeto a las comunidades y culturas enteogénicas; ubicar nuestro sitio, entendiendo que no somos curanderos o shamanes. Con las plantas podemos complementar nuestros conocimientos científicos y hacer un uso adecuado de ellas en favor de la salud mental.

Portada de Karina Alvarez.

Notas

(1) Psicodislépticos es el término empleado por Roquet para referirse a las sustancias psicodélicas.

(2) Robert Schirokauer Hartman fue un lógico y filósofo germano-estadounidense. Su principal campo de estudio fue la axiología científica y es conocido como su teórico original.

Referencias

Grof, S. (2006). Cuando ocurre lo imposible: aventuras en realidades no ordinarias. (Barcelona: La liebre de marzo).

Roquet, S. y Favreau, P. (1971). Los alucinógenos: de la concepción indígena a una nueva psicoterapia. (México: Ediciones Prisma).
Olvera Hernández, N. (2016).

Siquiatría sicodélica: el doctor Roquet y los experimentos con peyote en México. Vice. https://www.vice.com/es/article/3b97gb/sicologia-sicodelica-el-doctor-roquet-y-los-experimentos-con-peyote-en-mexico

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