Kevin Feeney, Ph.D., JD, es un antropólogo cultural y abogado que ha publicado varios artículos que examinan cuestiones legales y reglamentarias relacionadas con el uso religioso y cultural de las plantas psicoactivas. Es miembro del Consejo de Protección de las Plantas Sagradas de Chacruna.
Con más de dos docenas de colaboradores y más de 450 páginas de contenido, Fly Agaric es el libro más completo que jamás se haya compilado sobre el icónico hongo rojo con manchas blancas.
Cap. 26. Amanita muscaria como medicina: del uso tradicional al moderno
El hongo Amanita muscaria ha sido utilizado con fines medicinales por cientos de años entre los pueblos tribales de Siberia, así como en partes de Escandinavia, Europa del Este y Rusia, donde se han aprovechado sus propiedades analgésicas, antiinflamatorias, ansiolíticas y estimulantes, tanto mediante su aplicación tópica como por su ingestión. Investigaciones recientes sobre la farmacología de este hongo respaldan sus usos tradicionales y han demostrado que algunos de sus compuestos exhiben actividad antitumoral y protegen la memoria. Aunque estos avances son prometedores para comprender sus usos etnomicológicos, la mayor parte del mundo considera que la Amanita muscaria es venenosa. A pesar de a esta opinión generalizada, han surgido anécdotas de automedicación con este hongo en línea, en grupos temáticos de Facebook, foros de discusión, blogs y otras plataformas de redes sociales, donde las personas afirman tratar síntomas relacionados con la enfermedad de Lyme (fatiga, déficits cognitivos), tinnitus, adicciones a sustancias y síndromes de abstinencia, depresión y otras afecciones. Si bien estos reportes no son prolíficos, sugieren un aumento en el interés público por este hongo y sus posibles aplicaciones terapéuticas.
Este capítulo se propone examinar algunos de los usos terapéuticos emergentes de la Amanita muscaria, así como las formas y razones por las cuales se utiliza, y si se percibe como eficaz. Para lograr esto, se llevaron a cabo treinta encuestas y cinco entrevistas a personas que reportaron la utilización terapéutica del hongo. Estos informes también serán evaluados para determinar si las prácticas de automedicación se alinean con los usos terapéuticos tradicionales conocidos, o si están respaldadas de alguna otra manera por la literatura científica actual sobre las propiedades de la Amanita muscaria y sus componentes farmacológicos. Los hallazgos de este estudio sugieren que algunas aplicaciones de la Amanita muscaria pueden ser terapéuticamente efectivas e indican que se justifica una mayor investigación en el área.
Una breve historia del uso medicinal
La Amanita muscaria es un hongo micorrícico que crece en asociación con abedules, pinos y otros árboles en todo el hemisferio norte. Conocido por su llamativo sombrero rojo y sus manchas blancas como la nieve, es probable que los seres humanos lo hayan notado rápidamente cuando apareció en su entorno. Es posible que muchos dejaran de consumirlo después de experimentar náuseas, vómitos o raros cambios cognitivos y perceptivos como consecuencia de su ingestión, pero otros encontraron valor terapéutico en dosis pequeñas y medidas. Se pueden encontrar evidencias de este uso en diferentes partes de Europa, Rusia y Siberia, aunque el uso tradicional de la Amanita muscaria en Siberia es el más conocido.
En los siglos XVII y XVIII, desde Siberia, comenzaron a circular historias fantásticas contadas por exploradores, soldados y prisioneros de guerra sobre los efectos embriagantes de los hongos (véase Wasson, 1968). Sin embargo, los usos más sutiles de la Amanita muscaria no recibieron la misma atención. Algunos de los principales usos terapéuticos observados en Siberia para la Amanita muscaria son como estimulante, analgésico, antiinflamatorio, ansiolítico y somnífero. Uno de los usos más interesantes de este hongo es como estimulante, proporcionando energía al usuario y combatiendo la fatiga. Aquí se le utiliza principalmente como una ayuda para el trabajo, tal vez como el café en Occidente, aunque con el beneficio adicional de hacer que las tareas mundanas sean más interesantes y tolerables.
Los pastores de renos siberianos utilizan el Amanita muscaria seco para obtener fuerza y energía, y así poder seguir el ritmo de la manada (Lincoff, 2005; Salzman et al., 1966: véase también el Capítulo 6). Un hombre koriako entrevistado por Adolph Erman (véase Wasson, 1968: 53) a mediados del siglo XIX explicaba: “en la cosecha de heno… puedo hacer el trabajo de tres hombres desde la mañana hasta el anochecer sin ningún problema, si he comido un hongo”. Una mujer chukchi entrevistada por Takashi Irimoto (2004: p. 49) explicó que ella y las demás mujeres “podían avanzar rápidamente en su trabajo si comían [Amanita muscaria] antes o mientras curtían pieles de reno”. Los janty también usan el Amanita muscaria deshidratado para tratar la fatiga psicofísica (Saar, 1991b:176). Aunque estas prácticas parecen haber sido comunes entre algunos pueblos siberianos del Lejano Oriente ruso, se desconocen usos similares en distintas regiones del mundo. En contraste con su uso como estimulante, el Amanita muscaria también ha sido utilizado en Siberia para ayudar a conciliar el sueño y tratar el insomnio (Kopec, 1837; Irimoto, 2004; Lincoff, 2005), y se ha comprobado su efectividad en este sentido (Cossack, 1998).
Los evenki y los koriakos son conocidos por usar el Amanita muscaria como cataplasma para tratar el dolor y la inflamación (Lincoff, 2005; Salzman et al., 1996; véase el capítulo 6). En lugar de utilizar cataplasmas, las mujeres chukchi se comen el hongo seco para aliviar el dolor muscular y las molestias causadas por las largas horas dedicadas a curtir pieles (Irimoto, 2004:227).
El uso del hongo como ansiolítico se encuentra entre los janti y los koriakos, quienes lo utilizan para aliviar la ansiedad y dar valentía al usuario. Entre los janti existe la tradición de entonar “canciones épicas heroicas”, y los cantantes suelen consumir la Amanita muscaria para animarse y reducir la ansiedad por la actuación (Saar, 1991a: 164). Esta práctica también estaba presente entre los koriakos, como lo relata el antropólogo ruso Vladimir Jochelson: “Una vez le pedí a un pastor de renos koriako, que tenía fama de ser un excelente cantante, que cantara en el fonógrafo. Lo intentó varias veces, pero sin éxito… después de comerse dos hongos comenzó a cantar a voz en grito, gesticulando con las manos” (Saar, 1991ª: 164). El relato de Jochelson sugiere que la Amanita muscaria induce valentía y reduce la inhibición, o ambas cosas.
Esta capacidad de infundir coraje (o reducir la ansiedad) también desempeñaba un rol importante en el uso chamánico de este hongo. Entre los janti, se ha observado que los osos comen Amanita muscaria “durante la temporada de apareamiento para ‘no tener miedo’”. Una práctica que se ha comparado con la del chamán “que come [Amanita muscaria] no sólo para predecir el futuro después de haber soñado eventos aterradores, sino también para animarse antes de encontrarse con varios espíritus” (Saar. 1991ª: 163, citando a Kulemzin, 1984). De esta forma, la Amanita muscaria no sólo provee al chamán los medios para sus viajes trascendentales, también le infunde el coraje necesario para emprender el viaje en primer lugar.
En Europa y Rusia, la Amanita muscaria utilizado con fines medicinales se aplicaba normalmente por vía tópica, como tintura o en remedios homeopáticos, aunque hay algunas excepciones. En la década de 1980, rusos y ucranianos del valle del río Sukhodol seguían usando preparaciones caseras de la Amanita muscaria para tratar dolencias articulares (Moskalenko, 1987: 236). La Amanita muscaria sigue siendo popular en lagunas partes de Rusia como un remedio tópico, aunque ahora se pueden comprar diversas cremas y ungüentos para su uso doméstico (figura 1). En la década de 1990, la ecologista y micóloga Marja Härkönen (1998) descubrió que los carelios del noroeste de Rusia seguían empleando la Amanita muscaria como un remedio casero. Los carelios retiraban la piel roja del capuchón y la remojaban en alcohol. Esto se podía emplear de forma tópica para tratar hematomas u otros dolores, o ingerir pequeñas cantidades para aliviar dolores de cabeza o de estómago. En algunas partes de Europa del Este y Rusia han utilizado la infusión de Amanita muscaria para tratar dolores reumáticos, y también hay informes de su empleo para tratar la epilepsia y diversos trastornos nerviosos (Dunn, 1973; Rolfe y Rofe, 1974). En la homeopatía, la Amanita muscaria ha sido empleado para tratar diversas dolencias, incluyendo aquellas relacionadas con el dolor y el insomnio (para más información sobre el uso de la Amanita muscaria en homeopatía véanse Feeney y Mann, capítulo 25 y Holmes, capítulo 26; figura 2).
Traducción de Jenny Nava Díaz
Portada de Mariom Luna
Este extracto se publicó originalmente en el libro Fly Agaric: A Compendium of History, Pharmacology, Mythology, & Exploration. Editado por Kevin Feeney.
Publicado en 2020 por Fly Agaric Press