Ibrahim Gabriell es comunicador e investigador de los estados expandidos de conciencia. Ha sido profesor universitario en áreas de Comunicación, Marketing y Psicología. Forma parte del equipo editorial y de comunicación de Chacruna Latinoamérica en México.
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Ibrahim Gabriell é um comunicador e pesquisador de estados expandidos de consciência. Foi professor universitário nas áreas de Comunicação, Marketing e Psicologia. Faz parte da equipe editorial e de comunicação do Chacruna Latinoamérica no México.
Cuando se pretende estudiar el potencial sanador de las plantas y sustancias psicodélicas, es vital comprender las diferentes modalidades que pueden existir en torno a su uso, y el poderoso brebaje visionario amazónico, conocido con el nombre de ayahuasca, no es la excepción. Si bien es innegable que las cualidades psicointegradoras1 que encontramos en la ayahuasca y en otros psicodélicos pueden ser entendidas como parte de un mecanismo psicofarmacológico por el cual diferentes procesos neuroquímicos son modulados a través de la acción que ejercen estas moléculas sobre los receptores serotoninérgicos en el cerebro, sería un grave error reduccionista esperar la aparición de efectos sanadores de la sustancia independientemente de las variables extrafarmacológicas que se encuentran contenidas según la modalidad de uso en cuestión.
Es aquí donde surge uno de los grandes desafíos de la medicina occidental, ¿cómo generar sistemas o métodos capaces de aprovechar y maximizar los potenciales médico-terapéuticos que pueden proporcionar psicodélicos como la ayahuasca? Sobre todo considerando que las modalidades de uso que se encuentran entre los pueblos originarios, pueden resultar totalmente ajenas a la cosmovisión del mundo moderno, y, por tanto, difíciles de integrar.
Lograr esto, no es tarea fácil, puesto que requiere de un abordaje que, a la par de ser intercultural, sea también interdisciplinario (o mejor aún, transdisciplinario) y sobre todo, ético; es por ello que para conocer más sobre este enfoque terapéutico intercultural, decidí conversar con la Dra. Anja Loizaga-Velder, una de las principales expertas en el uso terapéutico de la ayahuasca en México, ella es una reconocida psicóloga y psicoterapeuta que se especializa en psicología humanista y transpersonal. Además de ser una destacada conferencista internacional en torno al tema, Anja es también Directora de Psicoterapia e Investigación en el Instituto de Medicina intercultural Nierika A.C. (del que es cofundadora).2
I – Hola Anja ¿puedes contarnos un poco sobre quien eres y por que decidiste dedicar tu vida e investigación al campo de la medicina intercultural?
A – Todo comenzó a los 18 años, mientras me encontraba en un año sabático, tuve la oportunidad de estar viviendo en la selva amazónica en una comunidad shipibo, ahí fue donde por primera vez conocí el uso de psicodélicos en un contexto más estructurado, a través de la ayahuasca quede impactada con las potencialidades de explorar la consciencia y me interesé en como se podía usar para desarrollar herramientas terapéuticas. En ese momento decidí dedicar mi vida a hacer un puente entre los conocimientos de la medicina tradicional indígena y la psicología moderna. Eso es lo que hago, y ahí puedes ver combinada una vocación personal con una profesional.
I – Tanto tú como investigadora, como Nierika A.C. han destacado por especializarse en esta aproximación intercultural a los psicodélicos y en particular a la ayahuasca, ¿por qué no dedicarte por completo a trabajar con el uso tradicional indígena o con el enfoque médico-terapéutico occidental?
A – Yo creo que en parte porque crecí entre dos culturas; mi madre era mexicana y mi padre alemán, desde pequeña crecí con el misticismo de las culturas ancestrales mexicanas, pero también con la precisión científica de la cultura alemana.
Mis experiencias más significativas con psicodélicos fueron dentro de la medicina tradicional, por lo que considero a estos pueblos como maestros en la utilización de estas tecnologías; pero, por otro lado, siempre he tenido una gran pasión profesional por los temas de salud mental, de ahí el deseo por crear un puente entre ambos conocimientos. Todo esto, también está relacionado con una experiencia personal que tuve a los 16 años, cuando un amigo atravesó una crisis suicida que lo llevo a estar cuatro meses en un hospital psiquiátrico, yo estuve con él todas las tardes de esos cuatro meses y fue demasiado frustrante ver como los tratamientos psiquiátricos convencionales no funcionaban, eso me llevo a comprometerme a encontrar vías terapéuticas más humanas y eficaces.
I – Considerando que los psicodélicos han sido por mucho tiempo un tema tabú incluso dentro de la academia, y considerando que ya tenías una atracción por el tema, ¿cómo fue tu periodo de formación profesional?
A- Al comenzar a estudiar psicología, me encontré profundamente frustrada, ya que sentía que la psicología académica que se enseñaba en Alemania era totalmente limitada, y que no le prestaba importancia al estudio de la consciencia, sesgando el conocimiento que se impartía, tanto a nivel del paradigma científico, pero también desde una perspectiva práctica, donde lamentablemente no siempre se lograba ayudar al paciente.
Yo había hecho el compromiso de puentear ambos mundos y eso hizo que no abandonara la carrera, pero esos momentos de frustración me hacían querer hacerlo, insistí en hacer mi investigación de tesis sobre los potenciales usos de ayahuasca para tratamientos de salud mental, pero en mi universidad me decían que eso era imposible, que eso no era hacer ciencia, me hicieron propuestas para trabajar otros temas aprobados por el comité, pero yo ya había hecho un compromiso conmigo misma por trabajar este tema, así que finalmente busqué otra universidad donde si se me acreditara hacer ese tipo de investigación, perdí dos semestres en este proceso, pero para mi doctorado todo fue muy diferente, ya que gracias a esa tesis, un grupo de investigadores en Heidelberg me invito a colaborar con ellos, así que de pronto me encontré compartiendo ideas con un grupo interesado en mi investigación.
Posteriormente, hice un postdoctorado en la UNAM, pero al terminar estos estudios me fue imposible tener una afiliación institucional en la UNAM o en otra universidad. Siento que aún existe un sesgo hacia este tema en la academia mexicana, ya que, por ejemplo, en la UNAM, si bien me permitieron impartir ciertos seminarios, esto ocurrió sin pago o contrato de por medio, y no sé si habría ocurrido lo mismo de haberme especializado en un tema más convencional.
I – ¿Puedes platicarnos sobre los retos o desafíos que se te presentaron?
A- El principal reto a nivel paradigmático, fue el sesgo que le llevaba a pensar a la academia que lo que yo planteaba con mi investigación, no era algo serio, esto se acentuaba aún más cuando yo hablaba de integrar elementos científicos occidentales; en los institutos pensaban que estos temas correspondían al esoterismo o a la parapsicología y me invitaban a ocuparme de otros temas “verdaderamente importantes”.
El otro punto relevante es sobre la interdisciplinariedad, ya que en la ciencia psicodélica se estudia el fenómeno de la consciencia, la antropología médica, los estudios de la religión, y, por ejemplo, sabemos que las experiencias místicas suelen ser aquellas con mayor valor terapéutico al usar psicodélicos, pero al no existir esta conceptualización más amplia en el status quo de la academia, únicamente parecen aceptarse enfoques antropológicos donde solo se hable de que ciertas culturas indígenas hacen uso de estas plantas, o bien, enfoques neurocientíficos (que es lo más viable en México), donde se analizan los efectos de estas sustancias en el cerebro, pero la gran pregunta es como podemos integrar todo esto.
Nosotros en Nierika A.C. queríamos realizar un estudio sobre los valores terapéuticos de la ayahuasca en la salud mental, integrando la forma de intervención indígena tradicional,mientras acompañábamos a los participantes con psicoterapia; antes y después de las sesiones con ayahuasca. Este proyecto fue presentado en el Instituto Nacional de Psiquiatría de México y nos quedaron observando como si les propusiéramos algo completamente extraño, esto es simplemente porque no existe el paradigma que les permita comprender como es que podemos utilizar estas plantas, para ellos les resulta más fácil trabajar con otras sustancias.
Tiempo después, nos volvimos a acercar a este instituto con un protocolo con psilocibina sintética para combatir la depresión, usando el contexto psicoterapéutico estadounidense, y eso sí que fue algo que consideraron como científico, pero integrar los elementos de la medicina tradicional mexicana (que son igual o más valiosos que los conocimientos desarrollados por la investigación clínica con psicodélicos de los Estados Unidos) no resulta ser lo suficientemente “científico” para ser aprobado por los comités de ética e investigación, así que, definitivamente, sí que existen muchos sesgos, pareciera que en México lo mejor es importar conocimientos de los Estados Unidos o Europa. Esto me provoca una tristeza absurda, ya que México es uno de los países con mayor herencia en cuanto a conocimiento ancestral de plantas y hongos psicodélicos.
Por otro lado, también es cierto que CONACYT en México nos ha aprobado un proyecto transdisciplinario de investigación que explora el potencial terapéutico de los hongos que contienen psilocibina desde un enfoque transdisciplinario, y esto es muy innovador para México, ya que coloca al conocimiento tradicional como algo equivalente al occidental.
I – De acuerdo con tu investigación, ¿cuáles son los principales aportes que realiza el conocimiento tradicional indígena a la psicoterapia moderna?
A – Como yo entiendo el tema, el paradigma occidental primero extrajo la sustancia, luego el principio activo y luego se crearon los contextos para su uso, cuando estos contextos se crearon, se fueron integrando más y más aspectos provenientes del uso tradicional, esto se puede ver, en la parte estética de los entornos donde se llevan a cabo estas experiencias, así como en otros elementos como la música, el uso de la palabra como herramienta de trabajo o la exploración de diferentes dosis de acuerdo a una conexión intuitiva médico-paciente y no simplemente basada en el peso corporal.
Creo que uno de los puntos más importantes que encontramos en la medicina tradicional indígena es la sensibilización complementaria del terapeuta con el paciente, ya que los médicos tradicionales casi siempre usan el psicodélico en conjunto con el paciente, aunque eso lo hacen solo después de una muy larga formación, donde conocen tan bien ese estado que no se dejan llevar por el proceso del paciente, pero si pueden sensibilizarse con lo que el paciente necesita y así acompañarlo, por ejemplo, con los cantos adecuados (que no son playlists previamente armadas, como en el caso del modelo occidental).
Otro punto a destacar, es la integración cultural que se hace de estas experiencias, ya que, a diferencia de occidente, en las culturas indígenas estas prácticas no son un fenómeno contracultural, sino que son experiencias sagradas y, por tanto, valiosas y dignas de respeto. Todo esto permite vincular la práctica a procesos más colectivos, donde vemos que puede intervenir la familia o la comunidad del paciente.
I – Otro punto que creo que es importante mencionar llegado a este punto, tiene que ver con el fenómeno del neochamanismo, en la actualidad es común encontrar personas (principalmente mestizos) que quizá con buenas intenciones, pero sin conocer a profundidad la complejidad del uso de estas plantas, de pronto se encuentran ofreciendo “ceremonias” con psicodélicos ¿qué opinión tienes de todo este fenómeno?
A – Creo que hay diferentes tipos de prácticas neochamánicas, no encasillaría a todos en el mismo lugar, pienso que hay unos pocos facilitadores que hacen un trabajo muy ético y cuidadoso y que si se han dedicado a estudiar la consciencia y la medicina (bajo sus propios términos).
Por otro lado, también es verdad que hay neochamanes que creen saber como acompañar a las personas en estos estados, a veces sus ceremonias son muy estéticas, con música muy bonita, pero que no tienen la preparación suficiente para acompañar a alguien que quizá este por experimentar el recuerdo de un trauma, y debido a que existen muchos de estos contextos neochamánicos, también hay personas que han tenido accidentes en este tipo de prácticas, eso me preocupa mucho como profesional de la salud mental, y es algo que he visto ocurrir muchas veces en el contexto del uso del Bufo alvarius, donde se pueden encontrar más charlatanes que buenos practicantes; y conforme la ayahuasca ha ganado popularidad, también se empiezan a ver más y más ceremonias donde es común que los facilitadores carezcan de la preparación adecuada, pero hay que decir que eso no ocurriría en una cultura indígena, donde para compartir esta medicina se necesita del permiso del abuelo o sabio de la comunidad. Lamentablemente, muchos de estos “facilitadores” no comprenden el daño que están ocasionando, y eso sin duda es parte del problema.
I – Ya entrando en la recta final de esta entrevista, en tu perspectiva, ¿cuál es el futuro que le espera a la medicina intercultural?
A – Realmente espero que se abra más el campo de la salud mental en México, que estos conocimientos tradicionales sean reconocidos, tal y como ha ocurrido en China, realmente espero que se les devuelva su lugar a los guardianes de estos conocimientos, y que idealmente pueda existir un “Instituto Mexicano de la Medicina Enteógena”; es decir, un lugar donde colaboren psiquiatras, psicólogos, terapeutas y médicos tradicionales, impartiendo formaciones profesionales en medicina intercultural enteógena y donde haya espacio para que los profesionales de la salud mental establezcan filtros, ya sea estudiando contraindicaciones en términos de medicamentos, o desarrollando métodos que preparen a las personas para tener experiencias psicodélicas seguras, y donde la aplicación de las plantas sagradas este a cargo de los médicos tradicionales, apoyados por un servicio de integración por parte de terapeutas, para que así realmente tengamos un diálogo de saberes.
I – ¿Tienes algunas palabras finales que quieras compartirles a las nuevas o futuras generaciones de investigadores en este campo?
A – Si, por un lado, que sigan la vocación a pesar de los obstáculos, y que sepan que este campo tiene mucho futuro en la salud mental, vale la pena seguirse formando y que opten por integrar conocimientos indígenas y no se limiten a los conocimientos occidentales, solo así se podrá revalorar a estos pueblos, también es importante que llegado el momento puedan compartir los posibles beneficios económicos con las comunidades indígenas, es decir, que esto no se limite a un diálogo de saberes sino a una reciprocidad total.
Notas:
1.- “Psicointegración” es un concepto acuñado por M. Winkelman para proponer que, al ser análogos de la serotonina, los psicodélicos clásicos (triptaminas) modularían no solamente un proceso cerebral específico, sino varias actividades de otros neurotransmisores, integrando así la estructura cerebral del tálamo, que regula el flujo de información proveniente del sistema nervioso, con el córtex, que interpreta dicha información.
2.- Anja Loizaga-Velder recibió el grado de maestría en psicología (Dipl.-Psych.) por la Universidad Koblenz- Landau, Alemania y un doctorado en psicología médica (Dr.sc.hum.) por la Universidad Heidelberg, Alemania. Escribió su tesis de maestría y su tesis de doctorado sobre el uso de ayahuasca para el tratamiento de las adicciones y ha publicado varios artículos en revistas académicas internacionales y capítulos de libros sobre temas de medicina tradicional y salud mental. Actualmente trabaja como investigadora posdoctoral en el posgrado en Ciencias Medicas y de la Salud en la Universidad Nacional Autónoma de México y como directora de psicoterapia e investigación en el Instituto de Medicina Intercultural Nierika.
Portada de Fernanda Cervantes.