Jorgelina Reinoso Niche es licenciada en Etnología, maestra y doctora en Antropología Social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, ENAH. Ha realizado largos periodos de trabajo de campo en comunidades otomíes de la Sierra Nororiental de Puebla; en San Pedro la Mesa, Xalostoc y Ecatepec, en el Estado de México, y con otomíes migrantes en situación de calle de la Ciudad de México.
Sus áreas de interés son: concepciones del cuerpo, sexualidad, medicina tradicional, chamanismo y cosmovisión otomí. Ha publicado varios artículos y realizado varias ponencias sobre el chamanismo y la cosmovisión otomí.
Actualmente realiza una estancia posdoctoral en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, BUAP.
Introducción
El trabajo aquí expuesto es parte de mi tesis doctoral, la cual titulé: Recortando en el mundo: Cuerpo, curandero y recortes de papel brujo entre los otomíes y trata sobre la planta sagrada llamada Santa Rosa.
Encontramos a lo largo de la literatura antropológica varias reminiscencias hacia la Santa Rosa, las cuales hacen referencia a que la planta sagrada es Cannabis sativa, afirmación que los otomíes de la sierra niegan profundamente. Los múltiples usos oníricos-rituales que los otomíes le dan a la planta también han sido mencionados brevemente por algunos antropólogos y es aquí en donde encontramos la especificidad de la planta sagrada que la hace no ser cannabis. Es decir, la planta que es deidad al mismo tiempo, se le presenta en los sueños a los especialistas rituales y pide ser comida para poder ayudar a los otomíes a curar enfermedades y asesorar a los especialistas sobre las diversas patologías que atacan a la gente.
¿Qué es la Santa Rosa?
Para los otomíes de la Sierra Norte de Puebla, la Santa Rosa es una planta sagrada utilizada por el curandero bädi, para curar a las personas y para cantar en los rituales denominados costumbres. También es una antigua, es decir una deidad sagrada que mantiene un constante dialogo con los especialistas rituales que la usan.
La Santa Rosa es ingerida por el curandero y utilizada por este para curar, pero también es ingerida por las personas que se denominan zidëni, es decir, las personas que comen la flor de Santa Rosa, para cantar.
Es de suma importancia mencionar que, el discurso otomí sobre la Santa Rosa hace referencia a que esta se come, no se fuma. Es decir, aunque la planta sea Cannabis Sativa, los otomíes mencionan que la: “Santa Rosa se come, es sagrada, la marihuana, la que fuman en México, esa es otra que se parece.” (Brígida García, Ixtololoya, 10/02/2016)
La Santa Rosa para los otomíes de Pantepec significa mate, es una planta sagrada que canta a través de las personas que son elegidas. Razón por la cual aunque dentro de la literatura antropológica la planta sagrada ha sido catalogada como Cannabis, para los otomíes no es así. No obstante, ellos saben que para las personas que no son otomíes la planta sagrada es considerada una droga ilegal, varios curanderos que la usan han tenido problemas con las autoridades, razón por la cual hay veces que los curanderos prefieren no hablar sobre dicha antigua.
En el discurso otomí las diferencias entre la Santa Rosa y la Cannabis son claras. Al respecto Leopoldo nos menciona:
“Si como marihuana me vuelvo loco. Dicen que la Santa Rosa es marihuana. Pero, ¿cómo va a ser así? Mira, dicen que todas las personas tenemos siete personas parecidas en el mundo. Con las plantas es igual, hay plantas que se parecen a otra, pero no son, no es la misma. La Santa Rosa tiene siete hojitas cuando es chiquita la planta y cuando es grande tiene cinco. La marihuana siempre tiene cinco picos no cambia […] La marihuana te vuelve loco y la Santa Rosa te da fuerza y te hace estar tranquilo, te abre la mente por eso puedes pensar bien” (Leopoldo, Ixtololoya, 19/10/2018).
Las importantes diferencias marcadas por los otomíes entre una planta y otra son trascendentales para entender el uso sagrado de la Santa Rosa. La diferencia está en el uso sagrado y ritual que tiene la planta en la cultura otomí. La Santa Rosa es una antigua que canta y cura, la marihuana no.
Zidëni hablando con la Santa Rosa para poder comerla. Foto: Reinoso, Ixtololoya, 07/01/2017.
¿Cómo cura la Santa Rosa?
En Ixtololoya, Tenexco, Acalmancillo y el Pozo son varias las personas zidëni que se dedican a realizar el trabajo sagrado.
Por ejemplo, Luisa cuenta que primero aprendió a curar y recortar, luego empezó a comer Santa Rosa. Cambia de curandero a curandero el orden en el que aprenden a hacer las cosas y la cantidad de poder que las antiguas les otorgan. Al respecto Luisa menciona: “Cuando empecé con el trabajo, yo no comía todavía Santa Rosa. Después empecé a comer eso. Después me enseñaron esas hojitas, después ese mismo señor que me enseñó a cortar, me las enseño y me dijo, esa es buena, esa te va a enseñar a curar. Por eso yo escuché que esa es buena, pero esa Santa Rosa baila” (Luisa Tolentino, Ixtololoya: 13/02/2016). La particularidad de las zidëni como bädi, es que al comer Santa Rosa, tiene la capacidad de bailar y cantar en los costumbres como dicha antigua.
Por otro lado, cuando los curanderos no saben que tiene un paciente, generalmente lo que hacen es realizar una consulta con la Santa Rosa. Ella es una de las antiguas principales que ayuda al curandero a curar, por eso refieren los otomíes que la Santa Rosa es buena, porque canta para curar. También cuando una persona quiere saber por qué tiene tal enfermedad el curandero consulta a la Santa Rosa. Al respecto, Luisa menciona:
“Cuando llega alguien que está enfermo por eso te la vas a comer, le vas a preguntar, ella te va a decir que hacer. Ahora la ocupo para hacer mi trabajo porque si alguien viene enfermo, yo le consulto a la Santa Rosa que tiene y se toma y luego ya explica que tiene el enfermo. Le piden el favor a la Santa Rosa pa que los cure. Mucha gente llega a que la cure, hasta de Mecapalapa vienen, de México también, porque dicen que el doctor no los cura. Por eso en el doctor si lo operan ahí al enfermo, hay veces que se muere, pero porque no le hacen su limpia. Ella misma va a decir qué les está pasando a los enfermos” (Luisa Tolentino, Ixtololoya: 13/02/2016).
Después de que la zidëni comienza a ingerir la planta con más frecuencia, no sólo lo hace en las costumbres para entrar en trance, sino que también lo hace para quitar algunos dolores y malestares corporales.
Después de que la zidëni comienza a ingerir la planta con más frecuencia, no sólo lo hace en las costumbres para entrar en trance, sino que también lo hace para quitar algunos dolores y malestares corporales.
La Santa Rosa es la principal ayudante de la zidëni otomí, esta característica define al chamanismo otomí. Sobre la Santa Rosa, Luisa nos menciona:
“Esa Santa Rosa, es una viejita de la tierra, es de aquí, ella siempre estuvo aquí y siempre va a estar. La Santa Rosa nunca se va a morir porque es un espíritu, nosotros nos morimos pero ella no, ella nunca se acaba. Creció aquí en la tierra hace mucho mucho. La Santa Rosa cura todas las enfermedades, a todos los enfermos ella los cura. Ella te va a decir cómo hacer, cómo sobar, te va a mostrar que es lo que anda haciendo ella aquí en la tierra. Porque Dios la dejó aquí para nosotros, para que nosotros sepamos quién es él y quién le ayuda a curar” (Luisa Tolentino, Ixtololoya: 13/02/2016).
Al preguntarle a Luisa por qué no todos los curanderos comen Santa Rosa, ella respondió: “Pues sólo algunos, porque no a todos le dan trabajo, no todas saben cantar lo que la Santa Rosa dice, no todos saben cómo se va a comer esa flor, no todos ven cómo los niños comen con los abuelitos que están allá en el cerro” (Luisa Tolentino, Ixtololoya: 13/02/2016).
Zidëni en trance, con la Santa Rosa en el cuerpo. Foto: Reinoso, El Pozo, 15/02/2016.
Si la planta sagrada, que es simultáneamente antigua y madre de todos los otomíes se saca de su contexto ontológico, inmediatamente deja de ser Santa Rosa.
Conclusiones
Gracias a que su forma de comunicación es la narración oral de un modo de vivir, cuentan los otomíes que la Santa Rosa, tiene la capacidad de hablar y cantar.
Podemos decir que la ritualidad otomí tiene como actores principales a los curanderos y a las personas que comen la flor.
El trabajo ritual otomí es previamente soñado. Es decir, durante los sueños a los especialistas rituales se les presenta la Santa Rosa, así como otras antiguas o deidades que enseñan a hacer el trabajo ritual.
Si la planta sagrada, que es simultáneamente antigua y madre de todos los otomíes se saca de su contexto ontológico, inmediatamente deja de ser Santa Rosa.
Bädi limpiando el cerro en donde vive la Santa Rosa. Foto: Reinoso, Ixtololoya, 15/02/2016.
Portada de Marialba Quesada
Nota: Este texto fue originalmente presentado en el Foro Plantas Sagradas: usos y normas, que tuvo lugar en la Escuela Nacional de Antropología e Historia los días 21 y 22 de noviembre del 2018.
Bibliografía
Reinoso Niche, J. (2018). Recortando en el mundo: Cuerpo, curandero y recortes de papel brujo entre los otomíes. Tesis de Doctorado en Antropología Social. México: ENAH.